Ser sincero con uno mismo
Cuando somos sinceros, nos comunicamos con transparencia. No fingimos y llegamos al otro sin corazas. Esta sinceridad se fortalece cuando estamos alineados en pensamientos, palabras y acciones. En cambio, cuando nuestras palabras expresan un mensaje mientras nuestro cuerpo est¨¢ transmitiendo otro, estamos desalineados. Esto indica que nuestro di¨¢logo interior no es claro, ni fluido. Quiz¨¢ ni siquiera nos planteamos esa conversaci¨®n entre coraz¨®n y mente, entre intuici¨®n y l¨®gica.
Decirse la verdad a uno mismo es dif¨ªcil. Seg¨²n Epicuro, los tres pilares de una buena vida son la cultura, la amistad y el di¨¢logo basado en la palabra. Esta debe ser profunda y verdadera para que todo tenga sentido y contenido. La dificultad radica en la falta de di¨¢logo sincero con uno mismo. Las causas que nos lo dificultan son varias:
"Hay voces internas que nos hablan: el miedo, el ego, la avaricia, los deseos, el pasado... ?a qu¨¦ decimos s¨ª y a qu¨¦ decimos no?"
- Nos parece complicado mirar hacia nuestro interior. No se nos ha educado en ello. La sociedad del consumo y del entretenimiento provoca est¨ªmulos que nos distraen, y nos olvidamos de nosotros mismos. Es lo que buscan muchas personas, mirar hacia fuera antes que ordenarse por dentro. Muchas caen en un consumismo f¨¢cil, que les arrastra adem¨¢s a una carga econ¨®mica adicional.
"La mayor parte de las personas occidentales son m¨¢s testigos que ciudadanos que participan y reaccionan", me dijo recientemente Federico Mayor Zaragoza. Si mantuvi¨¦ramos un di¨¢logo sincero con nosotros mismos, adoptar¨ªamos posturas m¨¢s radicales, m¨¢s transformadoras de la realidad. Dejar¨ªamos de ser espectadores para ser actores que inciden en el mundo y lo transforman. Para ello, Gandhi ya nos dijo que "debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo". El cambio empieza en cada uno de nosotros y se basa en ser sinceros con lo que queremos.
Hablarnos con honestidad
"El di¨¢logo m¨¢s dif¨ªcil es el que debemos mantener con nosotros mismos" (Epicuro)
- Tememos ver nuestras sombras interiores, nuestros miedos y nuestra vulnerabilidad. Huimos de ello viviendo hacia fuera. "No te entregues a tus miedos -dice el alquimista en la obra de Paulo Coelho-; si lo haces, no podr¨¢s hablar con tu coraz¨®n".
- Dedicamos poco tiempo a la reflexi¨®n y al aut¨¦ntico di¨¢logo. Tenemos conversaciones pendientes con nosotros mismos y con otras personas. Al irlas posponiendo, funcionamos m¨¢s con el piloto autom¨¢tico, con patrones de comportamiento "habituales". Las conversaciones sinceras nos facilitan ver con claridad lo que tenemos que conservar, mejorar o modificar. Hagamos una lista de conversaciones pendientes y dediquemos un tiempo para tenerlas. Dejemos de posponer y abr¨¢monos al di¨¢logo.
- Nos preocupa excesivamente la opini¨®n de los dem¨¢s. Nos evaluamos bas¨¢ndonos en la visi¨®n que el otro tiene de nosotros. Pero ser¨ªamos m¨¢s felices y tendr¨ªamos una mejor autoestima si nuestro sistema de autoevaluaci¨®n se rigiera por nuestros valores, nuestra ¨¦tica de la responsabilidad y nuestro di¨¢logo interior. Sin embargo, desde j¨®venes aprendimos a depender de la aprobaci¨®n ajena. Cuando hac¨ªamos algo correcto seg¨²n su mirada, se nos consideraba buenos. Y confundimos esa mirada de aprobaci¨®n con amor. Pero cuando hac¨ªamos algo err¨®neo seg¨²n su mirada, se nos etiquetaba de "malos" y se nos negaba esa ola de energ¨ªa apreciativa. As¨ª aprendimos desde la infancia a creer en "ser bueno" o "ser malo" y creci¨® en nosotros el sentimiento de culpa, cuya esencia es el autorreproche moral. Aunque preferimos culparnos que cambiar un patr¨®n. Ser sinceros con nosotros mismos es ir a la ra¨ªz de lo que debemos arreglar. La culpa nos avisa de ello. Si nos disponemos a verlo, a dialogar y a aclararlo, vamos bien encaminados.
Estamos constantemente conversando con nosotros mismos. Incluso cuando no somos conscientes de ello, nuestra mente est¨¢ en una ch¨¢chara constante. Cuando los pensamientos que creamos son inconexos entre s¨ª, las palabras provocan ruido mental, que supone una poluci¨®n de pensamientos in¨²tiles y sin sentido. En esos momentos es bueno pararse, respirar profundo, centrarse y conectar con lo que sentimos. As¨ª recuperaremos la sinceridad de la palabra que surge del coraz¨®n.
Ser sinceros con nosotros mismos implica escucharnos. Hay muchas voces internas que nos hablan, como son la voz del miedo, del ego, de la avaricia y los deseos, del pasado, de la autoestima, de los valores, de nuestros anhelos m¨¢s profundos, adem¨¢s de las voces de las personas que tienen relaci¨®n con nosotros y que nos dan su opini¨®n. Para tomar decisiones adecuadas es necesario tener un buen discernimiento. ?A qu¨¦ decimos s¨ª y a qu¨¦ decimos no? Necesitamos estar centrados. Eso se consigue meditando.
Tambi¨¦n nos ayuda a decidir el tener claros nuestros objetivos. As¨ª podremos evaluar cu¨¢les de las oportunidades que se nos presentan nos acercan a lo esencial y cu¨¢les nos alejan. Aunque en nuestra conciencia sabemos que a veces deber¨ªamos decir "no", decimos "s¨ª" por miedo a ofender, a parecer incapaces, por verg¨¹enza, para evitar un enfrentamiento o incluso por culpabilidad de no estar ah¨ª para alguien. Entonces es un "s¨ª" con sumisi¨®n, en el que nos dejamos llevar por la inercia. Gandhi escribi¨®: "Debemos negarnos a dejarnos llevar por la corriente. Un ser humano que se ahoga no puede salvar a otros".
Nuestro yo interior
"Somos una conversaci¨®n" (H?lderlin)
Tanto si decimos "s¨ª" o si decimos "no", cuando la decisi¨®n se basa en alg¨²n miedo, tendremos que justificarla e internamente nos sentiremos inseguros porque nuestro coraz¨®n no est¨¢ ah¨ª. Una decisi¨®n basada en el temor y con el objetivo de mantener una aparente seguridad, parad¨®jicamente, nos mantiene inseguros por dentro. No hemos sido sinceros con lo que sentimos.
Se trata de aprender a decir "s¨ª" o decir "no" con asertividad, con respeto hacia uno mismo y hacia el otro. Decir "no" con asertividad y con energ¨ªa positiva implica que lo hemos reflexionado, que tenemos buenas razones para decir "no". Nuestro "no" surge de una energ¨ªa positiva y no del rechazo, ni del rencor. Sentimos empat¨ªa hacia la persona o situaci¨®n. Pero le explicamos que no es el momento y le ofrecemos alternativas.
Escuchar nuestra conciencia
"Nunca podr¨¢s escapar de tu coraz¨®n. As¨ª es mejor escuchar lo que tiene que decirte" (Paulo Coelho)
Estamos condicionados mentalmente a juzgar. Nuestro juez interior etiqueta a los dem¨¢s y a nosotros mismos. Entrar en un espacio de conversaci¨®n sincera con uno mismo requiere manejar a nuestro saboteador y juez interior que no acepta lo que es, que etiqueta precipitadamente y reprime la voz de nuestra intuici¨®n, de nuestro coraz¨®n. Necesitamos un di¨¢logo que nos permita poner al cr¨ªtico interior "en su sitio", que deje de reprimirnos y de obstaculizar nuestras ilusiones. Para ello debemos escuchar la voz de nuestro coraz¨®n y atrevernos a seguirla. En la reflexi¨®n silenciosa conectamos con lo que realmente queremos, y desde ah¨ª iniciamos el di¨¢logo sincero.
Ser sincero con uno mismo es una liberaci¨®n, ya que uno deja de intentar ser otra persona. Dejamos de estar divididos entre d¨®nde estamos y d¨®nde nos gustar¨ªa estar, eliminamos la tensi¨®n entre el aqu¨ª y el all¨ª. Dejamos de compararnos continuamente con los dem¨¢s. Nunca podemos ser otro. Cuando queremos aparentar y vivir la vida como la vive otro, dejamos de estar presentes y negamos nuestra excepcionalidad, belleza y valor como individuos. La sinceridad nos conecta con ello estando presentes en nosotros mismos. Esta presencia facilita alinear la voz de nuestra conciencia con lo que decimos y hacemos. As¨ª, nuestras decisiones son coherentes con nuestros valores.
La ¨¦tica de la responsabilidad
La verdad para cada uno es subjetiva y relativa. Con lo cual, ?c¨®mo evaluamos si somos sinceros y nuestra palabra es verdadera? Nuestro juicio de valor es importante. Creemos que debemos hacer algo, pero hemos de plantearnos la pregunta: ?da?ar¨¦ a alguien haci¨¦ndolo? Incorporar la consideraci¨®n hacia el otro es esencial. Quien se enga?a a s¨ª mismo, enga?a a los dem¨¢s. Cuando enga?amos, rompemos un v¨ªnculo verdadero y forjamos una relaci¨®n de apariencias en la que la mentira juega un papel fundamental. El remordimiento aparece como mecanismo para que nos demos cuenta: no estamos siendo sinceros con nuestro juicio de valor. El remordimiento nos ayuda a enderezar esta conducta para regresar a espacios de mayor sinceridad.
S¨ª podemos reencontrarnos
Libros recomendados
- 'El alquimista', de Paulo Coelho (Planeta). En este libro, el autor lleva al protagonista en un viaje hacia el reencuentro de s¨ª mismo y de su tesoro. Este est¨¢ en su interior. La sinceridad y escuchar a su coraz¨®n son la clave para ese reencuentro.
- 'Despu¨¦s del ¨¦xtasis, la colada. C¨®mo crece la sabidur¨ªa del coraz¨®n en la v¨ªa espiritual', de Jack Kornfield (editorial La Liebre de Marzo). El autor nos lleva por un viaje hacia nosotros mismos, para abrazar con sinceridad lo que nos pasa, para realizar esa "colada" para aclararnos y mejorar nuestras relaciones.
- 'Intimidad de la serpiente', de Luis Garc¨ªa Montero (Tusquets). En este libro, el poeta incorpora el legado de H?lderlin. Sus poes¨ªas nos hablan del presente, del desajuste y las contradicciones que siente el poeta ante los nuevos tiempos y sus valores, y de la necesidad de conciliar convicciones y renuncias para concebir "un destino soportable".
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