Noticias bajo sospecha
Dos informaciones sobre tecnolog¨ªa plantean dudas a algunos lectores. Los estudios de salud en los que media un inter¨¦s comercial deben ser considerados de alto riesgo
"Ni?os obesos pierden peso con Kinect". La noticia aparec¨ªa en la secci¨®n de Tecnolog¨ªa el pasado 22 de agosto. Sin duda el titular llamaba la atenci¨®n y era de inter¨¦s para cualquier lector preocupado por el grave problema de la obesidad infantil. Tres semanas m¨¢s tarde, el 13 de septiembre, otra extensa informaci¨®n publicada en la secci¨®n de Sociedad llamaba la atenci¨®n sobre las grandes ventajas de una nueva t¨¦cnica quir¨²rgica que se aplica en una cl¨ªnica privada a pacientes obesos y que consiste en grapar, por v¨ªa endosc¨®pica, "la zona que produce la hormona del apetito". Aparte de compartir un tema que preocupa, y mucho, estas dos noticias tienen algo m¨¢s en com¨²n: ambas han sido consideradas sospechosas de incurrir en publicidad encubierta y plantean una problem¨¢tica sobre la que creo que debemos reflexionar.
Respecto al ¨²ltimo caso, es el lector Jorge Bela Kindel¨¢n quien me escribe para pedir explicaciones. "M¨¢s que una noticia parece un publirreportaje", dice. "Se describe una operaci¨®n en la que mediante una endoscopia se grapa el est¨®mago de los pacientes y no se hace menci¨®n alguna de posibles riesgos o complicaciones. 'Casi la mayor pega es el precio: unos 12.000 euros', afirma el art¨ªculo. Es obvio que la informaci¨®n no se ha contrastado, se basa tan solo en datos suministrados por la empresa que comercializa la intervenci¨®n y por un paciente satisfecho. No soy m¨¦dico, pero es sabido que todas las operaciones tienen riesgos". El lector tiene raz¨®n: aunque sea por endoscopia, suturar el est¨®mago del paciente con hasta 13 grapas no es una intervenci¨®n menor. "Todas las informaciones deben estar contrastadas, pero con m¨¢s raz¨®n todav¨ªa las relacionados con la salud", concluye. Aunque en el texto se informa de que la misma intervenci¨®n se realiza tambi¨¦n en otra cl¨ªnica, toda la informaci¨®n est¨¢ basada en una sola fuente: el cirujano que la promueve.El autor, Emilio de Benito, responde al lector: "Soy consciente de que muchas veces quienes facilitan la informaci¨®n buscan publicidad. Por eso siempre aplico un criterio: aparte de que sea algo novedoso -si no, no ser¨ªa noticia-, pido que me muestren publicaciones (o congresos) donde se avale la t¨¦cnica, referencias del tiempo que lleva us¨¢ndose y por qui¨¦n. El testimonio de un paciente en este sentido ayuda. Tambi¨¦n suelo pedir la opini¨®n de alg¨²n m¨¦dico especialista en el campo. En este caso concreto, es una t¨¦cnica que lleva algo de tiempo en el mercado. No he encontrado noticias de complicaciones y, por su naturaleza, lo esperable es que tenga menos problemas que otras intervenciones. Los expertos consultados no le vieron pegas; si acaso, que era una vuelta de tuerca a lo que ya se hace sin demasiadas complicaciones".
Si el trabajo se hizo, ?por qu¨¦ entonces el lector lleg¨® a la conclusi¨®n contraria? Porque no se refleja en el texto. Al llegar al final del art¨ªculo, al lector no le consta que se haya consultado a otros especialistas, porque no aparecen, y tampoco que haya publicaciones cient¨ªficas que certifiquen la seguridad y la eficacia de la nueva t¨¦cnica, porque no se citan. El hecho de que el tono sea elogioso, que no se tengan suficientemente en consideraci¨®n los posibles riesgos y que la ¨²nica fuente sea el m¨¦dico que la realiza en la sanidad privada son factores que contribuyen a una sospecha que podr¨ªa haberse evitado. Constantemente llegan a las redacciones noticias sobre nuevas t¨¦cnicas experimentales que no est¨¢n avaladas todav¨ªa por resultados concluyentes en estudios controlados. Muchas de ellas no confirman luego las expectativas y algunas tienen incluso efectos adversos. En estos casos, es muy importante exponer con claridad al lector si hay o no evidencia cient¨ªfica, y si la hay, c¨®mo se ha obtenido.
La sospecha de enga?o publicitario llev¨® tambi¨¦n a dos personas, que prefieren no hacer p¨²blica su identidad, a dirigirse a la Defensora para que aclare las circunstancias que han rodeado la publicaci¨®n de la noticia Ni?os obesos pierden peso con Kinect, publicada el 22 de agosto. En ella se expone un estudio de ocio terap¨¦utico, dirigido por el investigador Bartolom¨¦ Burguera, del Instituto Universitario de Ciencias de la Salud de Baleares, cuyos primeros resultados, se dice, demuestran que el sistema de videojuegos Kinect, de Microsoft, ayuda a los ni?os a adelgazar. La informaci¨®n explica que las pruebas comenzaron "tras las vacaciones de Semana Santa", que "1.200 ni?os de entre 6 y 14 a?os de colegios en las islas Baleares comenzaron a hacer ejercicio con Kinect" y que "ya se han observado algunos cambios", pues "con tres horas de juegos semanales se pierden 500 calor¨ªas".
El problema es que no pod¨ªa hablarse de resultados porque el estudio ni siquiera ha comenzado. La secci¨®n de Tecnolog¨ªa del diario recibi¨® una llamada al d¨ªa siguiente, no del investigador o su equipo, sino de otra persona que advert¨ªa de un posible enga?o. Alertada la autora de la informaci¨®n, Rosa Jim¨¦nez Cano, esta se puso en contacto con Lidia Pitzalis, relaciones p¨²blicas de Microsoft, que le hab¨ªa facilitado la noticia y el contacto con el investigador. El 25 de agosto, Rosa Jim¨¦nez recibi¨®, en copia compartida con varias personas m¨¢s y sin ning¨²n comentario, el correo que Burguera hab¨ªa remitido a Joan Bargay, presidente del Comit¨¦ ?tico de Investigaci¨®n Cl¨ªnica de las Islas Baleares, en el que atribu¨ªa los errores a un "malentendido" y se ofrec¨ªa a aclarar lo sucedido. Al final del correo especificaba: "Tras leer la noticia en EL PA?S habl¨¦ con Lidia Pitzalis (relaciones p¨²blicas de Microsoft), pero decidimos que ya era demasiado tarde para clarificar el mensaje y que lo har¨ªamos en la pr¨®xima oportunidad".
Rosa Jim¨¦nez Cano admite que pudo equivocarse "al interpretar las explicaciones que el investigador y su equipo le dieron en una conferencia telef¨®nica m¨²ltiple". "Si es as¨ª, lo lamento much¨ªsimo", dice. Por su parte, el doctor Burguera, en conversaci¨®n con la Defensora, acepta que tal vez no se explic¨® del todo bien a la hora de diferenciar el estudio que est¨¢ a¨²n por comenzar y otro que tiene en curso, con 1.200 alumnos implicados. Como quiera que fuera, el error se produjo y ambos expresan su pesar por lo sucedido. "Lo que s¨ª quiero dejar claro", a?ade Burguera, "es que fui yo quien se dirigi¨® a Microsoft para proponer el estudio, y no al rev¨¦s. El ¨²nico inter¨¦s que me mueve es el cient¨ªfico".
M¨¢s all¨¢ del error, creo que lo relevante de este caso es una cuesti¨®n previa: si se deb¨ªa publicar una informaci¨®n suministrada por Microsoft sobre un estudio que no ha concluido y cuyo mero enunciado tiene un evidente inter¨¦s comercial para la compa?¨ªa. En mi opini¨®n, el tema era de alto riesgo, pues pod¨ªa ser interpretado f¨¢cilmente como un publirreportaje dirigido a un p¨²blico por otra parte muy receptivo: los muchos padres preocupados por el sobrepeso de sus hijos. En todo caso, el estudio ser¨ªa noticia cuando efectivamente hubiera demostrado que el citado artilugio es ¨²til para reducir la obesidad, no antes.
Creo que debemos ser muy cuidadosos a la hora de evaluar la oportunidad de publicar t¨¦cnicas o estudios en los que media un inter¨¦s comercial tan evidente. Toda cautela es poca en los estudios sobre salud que nos llegan de la mano de las compa?¨ªas que los financian con fines comerciales. En estos casos, hemos de preguntarnos cu¨¢l es el inter¨¦s de los lectores. Servir ese inter¨¦s incluye, en mi opini¨®n, no inducir expectativas de resultados o beneficios que no est¨¢n probados.
C¨®mo garantizar al lector una informaci¨®n fiable y no sesgada por intereses comerciales es algo que se ha debatido extensamente en los foros de periodismo cient¨ªfico. Puesto que este es un reto que se nos plantea cada vez con mayor intensidad, recopilar¨¦ documentaci¨®n sobre los posibles criterios que aplicar y los someter¨¦ a su consideraci¨®n en un pr¨®ximo art¨ªculo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.