La protesta vac¨ªa la despensa en Yemen
El bloqueo, tras ocho meses de revueltas, ha hundido la econom¨ªa m¨¢s fr¨¢gil de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga - La ONU advierte de altos niveles de desnutrici¨®n
Samia observa con atenci¨®n el precio del bote de tomate y vuelve a dejarlo en el estante. Esta yemen¨ª, con 40 a?os y cinco hijos, tiene que mirar cada rial que gasta. El sueldo de funcionario de su marido no alcanza ante la inflaci¨®n que sufre el pa¨ªs desde que empez¨® la revuelta contra el r¨¦gimen de Saleh a finales de enero. "Hace ya meses que no compro carne, ni ensalada, ni fruta", conf¨ªa desde detr¨¢s del niqab, el velo que le cubre toda la cara a excepci¨®n de los ojos. A trav¨¦s de ellos, se escapa una tristeza enorme. Hay que indagar para descubrir que tampoco le llega para pagar el tratamiento de su c¨¢ncer de pecho.
"Los m¨¦dicos me han aconsejado una dieta especial con productos frescos, pero a estos precios me resulta inalcanzable", explica la mujer ante la mirada protectora de su ¨²nico hijo var¨®n, que empuja el carro en el City Mart, un supermercado del barrio popular de Al Qadisiya. Claro que la dieta es lo de menos, cuando ni siquiera puede pagar el tratamiento m¨¦dico. "Una de las medicinas cuesta 35.000 riales, casi medio sueldo", lamenta. Su marido, ingeniero agr¨ªcola, cobra unos 75.000 riales (260 euros) mensuales.
Un 43% de los yemen¨ªes vive con menos de dos d¨®lares al d¨ªa
"He ido vendiendo todo el oro que ten¨ªa para costearlo. Ya no me queda m¨¢s", a?ade casi sin voz. A diferencia de Occidente, donde las joyas son un producto de adorno y ostentaci¨®n, en Yemen constituyen el seguro de vida de las mujeres ante la adversidad. Las dotes y los peque?os ahorros que van guardando los invierten en pulseras, anillos o pendientes de oro que, en caso de repudio, viudedad o enfermedad grave, ser¨¢n su ¨²nica tabla de salvaci¨®n. Cuando una yemen¨ª vende sus joyas, mal asunto. Y son muchas las que en los ¨²ltimos meses han tenido que hacerlo para evitar el hambre a sus familias. O al menos retrasarla.
Eso las afortunadas que dispon¨ªan de ellas porque ya antes de esta en¨¦sima crisis, un tercio de los yemen¨ªes se iba a la cama con hambre, seg¨²n la ONU. Ahora nadie se atreve a calcular el alcance de la emergencia porque el deterioro de la seguridad ha obligado a muchas organizaciones humanitarias a reducir su presencia sobre el terreno.
Un informe publicado por Oxfam el pasado 19 de septiembre alertaba de que la par¨¢lisis pol¨ªtica "ha hundido una econom¨ªa ya fr¨¢gil". En la provincia de Hodeida, donde se ha centrado su trabajo, un quinto de los ni?os han dejado la escuela para ayudar a la econom¨ªa familiar con su trabajo y dos tercios de las familias se saltan alguna de las comidas. En otras partes del pa¨ªs, la ONU ha hallado niveles graves de malnutrici¨®n entre las comunidades m¨¢s vulnerables. Seg¨²n el FMI, un 43% de los 23 millones de yemen¨ªes viven por debajo de la l¨ªnea de pobreza, es decir, con menos de dos d¨®lares diarios.
"En mi casa y en la de mis vecinos estuvimos varias semanas cocinando con le?a porque no pod¨ªamos pagar los 9.000 riales que costaba una bombona de gas en el caso de encontrarla", explica Khaled Mohamed, un gu¨ªa de turismo en paro, como todos los de su gremio. Los conductores llegaron a pasar noches enteras en las gasolineras esperando para repostar. Incluso superada la crisis del combustible, que estuvo a punto de paralizar el pa¨ªs el pasado mes de junio, el coste de los productos b¨¢sicos se ha disparado. El precio de la oblea de pan ha pasado de cinco a 20 riales.
A la salida del City Mart, Umm Adnan descansa en las escaleras mientras espera que su hija deje el carro y venga a ayudarle con las bolsas. Esta viuda de 65 a?os vive adem¨¢s con su hijo mayor, que es el que mantiene a la familia, y la mujer y los tres hijos de este. En total han gastado 5.600 riales para una compra que hace seis meses les hubiera costado unos 3.000. Pero lo m¨¢s preocupante, es que no sabe cu¨¢ndo podr¨¢ hacer otra compra. "Cuando mi hijo vuelva a ganar dinero", dice con resignaci¨®n.
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