Viaje alucinante al fondo de Boetti
El Reina Sof¨ªa reconstruye, a trav¨¦s de una exposici¨®n que viajar¨¢ a Nueva York y Londres, la trayectoria de uno de los grandes representantes del 'arte povera'
Alighiero Boetti previ¨® el d¨ªa de su muerte para el 11 de julio de 2023. Grab¨® la fecha en una plancha de cobre y despu¨¦s la hizo bordar sobre una peque?a tela cuadrada. Calculaba que para entonces tendr¨ªa unos curtidos 83 a?os de edad. Su vida fue mucho m¨¢s corta; no lleg¨® a los 55. Enredar con calendarios y relojes, una de sus pasiones, no siempre juega a tu favor. En todo caso, no a favor de la vida, pero s¨ª a favor del mito. La vida y obra del artista italiano (Tur¨ªn, 1940-Roma, 1994) ha cobrado una especie de aura que sigue destellando una luz propia intensa en su baja intensidad. Fue uno de los primeros miembros del movimiento del arte povera, en 1967, que abandon¨® despu¨¦s para embarcarse en proyectos que implicaban la idea del viaje, acercarse al "otro". Algunas de sus actitudes marcaron un sendero en el desierto que muchos artistas siguieron despu¨¦s.
No le iba la militancia pol¨ªtica a trav¨¦s del arte, como a sus compa?eros
Su id¨ªlica relaci¨®n con Afganist¨¢n termin¨® con la invasi¨®n sovi¨¦tica
"Era un hombre muy carism¨¢tico, guapo, interesado por la poes¨ªa suf¨ª, los juegos de azar y la narraci¨®n", recuerda Lynne Cooke, una de los tres comisarios de la retrospectiva de este artista y subdirectora del Museo Reina Sof¨ªa, donde hoy se inaugura la muestra. La exposici¨®n, titulada Estrategia de juego, ha conseguido reunir 150 obras de Boetti en una coproducci¨®n con la Tate Modern, de Londres, y el MoMA, de Nueva York, museos donde se expondr¨¢ posteriormente.
Su periodo povera dur¨® apenas dos a?os. Aunque usara elementos de desecho o materiales de construcci¨®n, sus piezas trasluc¨ªan una elegancia minimalista. Tampoco le iba la militancia pol¨ªtica a trav¨¦s del arte. "Todo giraba demasiado en torno a los materiales. Al final eran m¨¢s importantes que lo dem¨¢s", afirm¨® el artista. "Lo dej¨¦ todo como estaba y empec¨¦ de nuevo, desde cero, con un l¨¢piz y una hoja de papel". "Deriv¨® hacia el arte conceptual, que entonces se perfilaba con las obras de Bruce Nauman y Laurence Weiner", contin¨²a Cooke. A partir de 1968 cambi¨® su nombre art¨ªstico a Alighiero e Boetti, como si fueran dos personas. Gemelos, seg¨²n ¨¦l. Y as¨ª se hizo fotografiar. "Alighiero es la parte extrema, m¨¢s infantil, que domina las cosas familiares. Alighiero es como me llama la gente. Boetti es m¨¢s abstracto", explicaba. "Si la gente ve una de mis obras dice: 'es un boetti'; no, 'es un alighiero". Era ¨¦l y su doble.
Viaj¨® a Afganist¨¢n en 1971 y eso cambi¨® su vida. Lo hizo con la idea rom¨¢ntica de emular las aventuras de un antepasado suyo, un monje dominico del siglo XVIII que termin¨® liderando un levantamiento del pueblo checheno contra Catalina la Grande. Aunque este nunca lleg¨® a Afganist¨¢n, Alighiero Boetti se instal¨® en Kabul como muchos otros jipis de entonces, un lugar puro, libre de la decadencia occidental y pac¨ªfico, por entonces. Su fascinaci¨®n por los mapas lo llev¨® a encargar tapices y bordados dise?ados por ¨¦l a las artesanas afganas. Una serie de mapamundis con el perfil de cada pa¨ªs convertido en su bandera es una de sus series m¨¢s conocidas. Tambi¨¦n estar¨¢n en la exposici¨®n piezas como Los mil r¨ªos m¨¢s largos del mundo y Orden y desorden. Los tapices y bordados significaron su descubrimiento del trabajo colaborativo, algo frecuente hoy pero entonces inusual. En los mapamundis las bordadoras, que no reconoc¨ªan la imagen de los oc¨¦anos, utilizaban cualquier color de hilo para hacerlos. A Boetti le gust¨® ese aparente error y les dej¨® escoger desde entonces el color de los mares: naranja, verde, dorado, gris. Hab¨ªa descubierto tambi¨¦n el misticismo suf¨ª en la espiritualidad isl¨¢mica. Un elemento de inter¨¦s que cobr¨® fuerza en los a?os que le quedaron de vida.
En Kabul tambi¨¦n mont¨® el m¨ªtico One Hotel en una zona comercial del barrio de Sharanaw. No fue para ¨¦l un negocio, sino un aspecto m¨¢s de su pr¨¢ctica art¨ªstica. Creadores actuales como Francis Alys, Mario Garc¨ªa Torres o Jonathan Monk han realizado trabajos a partir del One Hotel. La id¨ªlica relaci¨®n de Boetti con Afganist¨¢n termin¨® abruptamente en 1979, con la invasi¨®n sovi¨¦tica del pa¨ªs, aunque ¨¦l sigui¨® manteniendo relaci¨®n con afganos en el exilio. Los ¨²ltimos a?os continu¨® su b¨²squeda por el mundo y aument¨® el ritmo al que produc¨ªa sus obras. En Jap¨®n cont¨® con la colaboraci¨®n de un cal¨ªgrafo, Enomoto San, para sus piezas con sellos japoneses y origami. Deambul¨® por Zanz¨ªbar, Marruecos, Kenia o Guatemala. "Le interesaban sobre todo las t¨¦cnicas tradicionales en cada lugar", se?ala Lynne Cooke. "Fue un jugador de dados porque le fascinaba el azar y el destino. Viv¨ªa el momento, no le interesaba el ¨¦xito. El suyo era otro modelo de artista, m¨¢s independiente, m¨¢s celoso con lo privado". Nunca olvid¨® Afganist¨¢n y pidi¨® que sus cenizas fueran esparcidas all¨ª en "las aguas lapisl¨¢zuli de los siete lagos de Band-e-Amir, en los cr¨¢teres de las des¨¦rticas monta?as de Kush", cuando la situaci¨®n lo permita. Tal vez el 11 de julio de 2023. O antes.
Babelia
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