Lugares para pensar
Pep Guardiola coment¨® ante los parlamentarios catalanes que los instantes m¨¢s epif¨¢nicos de su oficio de entrenador de f¨²tbol los viv¨ªa en un despacho en la zona subterr¨¢nea del Camp Nou. All¨ª, dijo, lejos del esplendor de la hierba, viv¨ªa a veces momentos intensos cuando, tras el minucioso estudio del pr¨®ximo rival, acababa viendo que podr¨ªa salir airoso del siguiente partido: "Es una sensaci¨®n que dura apenas un minuto, minuto y 20 segundos quiz¨¢s, pero es lo que da sentido a mi profesi¨®n".
Tras Guardiola, el presidente Artur Mas dijo conocer tambi¨¦n ese minuto y habl¨® de un "instante de oro". ?De oro? La referencia al noble metal parec¨ªa sobrar, pero qui¨¦n sabe si no fue un desliz del inconsciente o una sutil referencia a que el oro, hoy tan escaso, surge tambi¨¦n de un lugar subterr¨¢neo, pues se forma de gases y l¨ªquidos que se elevan desde la estructura interna de la Tierra.
Wittgenstein trat¨® de comprender, no de juzgar; trat¨® de convencer, no de demostrar
En fin, sea como fuere, esa sensaci¨®n guardioliana en un subterr¨¢neo es evidente que est¨¢ ligada al estudio, a la b¨²squeda intelectual, al pensamiento. Cualquier escritor serio conoce esos momentos epif¨¢nicos en los que, tras una dura reclusi¨®n y m¨²ltiples zozobras, un texto se ilumina de repente y muestra los primeros destellos de su futuro sentido. Es un tipo de reclusi¨®n que evoca ciertas palabras de Kafka a su novia Felice Bauer: "La mejor vida para m¨ª consistir¨ªa en confinarme con una l¨¢mpara y lo necesario para escribir en el recinto m¨¢s profundo de un amplio s¨®tano cerrado".
Ayer escrib¨ª a 10 amigos pregunt¨¢ndoles por su lugar favorito para recluirse. Quiz¨¢s estaba todav¨ªa bajo el influjo de Caba?as para pensar (Maia ediciones), libro que investiga sobre la importancia de la organizaci¨®n del espacio de pensamiento en el acto creativo. Relacionado con una ins¨®lita exposici¨®n que se organiz¨® en la Fundaci¨®n Lu¨ªs Seoane de A Coru?a, Caba?as para pensar analiza una serie de ejemplos de arquitecturas ¨ªntimas, de cub¨ªculos o refugios m¨ªnimos, de lugares ideales para la reflexi¨®n de 11 creadores esenciales de la modernidad: Heidegger, Mahler, Hamsun, Wittgenstein, Strindberg, Grieg, Virginia Woolf, Dylan Thomas, Lawrence de Arabia, George Bernard Shaw.
No dispongo de espacio -este art¨ªculo tiene dimensiones de caba?a- y dedicar¨¦ solo unas palabras al refugio que m¨¢s me atrae y emociona: el de Wittgenstein, que hace 102 a?os, en un mundo tan pat¨¦tico como el actual, se fue a vivir a Skjolden, Noruega, a una barraca que se construy¨® ¨¦l mismo en un sitio completamente aislado; all¨ª profundiz¨® en su pesimismo, intensific¨® sus sufrimientos mentales y morales, estimul¨® su intelecto, reflexion¨® sobre la necesidad de amor y tambi¨¦n acerca de la rudeza radical con la que rechazaba esa necesidad.
En Skjolden logr¨® aislarse y o¨ªr su propia voz y confirm¨® que se pod¨ªa pensar mejor desde la caba?a que desde la c¨¢tedra. De hecho, empez¨® a dirigirse desde all¨ª muy particularmente a quienes quisieran iniciarse en un nuevo modo de ver las cosas y no a la comunidad cient¨ªfica ni a la ciudadan¨ªa.
Para ¨¦l, pensar pod¨ªa llegar a ser una gesta art¨ªstica. Su ideal filos¨®fico fue la b¨²squeda de lucidez liberadora, de apertura de la conciencia y del mundo; no quer¨ªa ofrecer verdad, sino veracidad, ejemplos y no razonamientos, motivos y no causas, fragmentos y no sistemas.
Exilado de la estupidez humana, al amparo del aire espont¨¢neo de su refugio noruego, junto al fiordo Sogne, abri¨® con sus actitudes hacia la filosof¨ªa un camino: trat¨® de comprender, no de juzgar; trat¨® de convencer, no de demostrar. A lo largo de un a?o febril en el que no se cans¨® de alumbrar nuevos movimientos en su pensamiento ("?entonces mi mente estaba en llamas!"), cambi¨® la filosof¨ªa internacional, aunque el mundo hoy sigue igual, o peor: seguimos rodando en silencio y es imposible ver detr¨¢s del sol; pensar contin¨²a siendo an¨®malo y sin duda faltan caba?as.
www.enriquevilamatas.com
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