Para socialdem¨®cratas, nosotros
Feij¨®o necesita reinventarse. Mucho m¨¢s despu¨¦s del estremecedor hundimiento de Novacaixagalicia. Un sobreactuado victimismo no es suficiente para disfrazar sus responsabilidades en el crack. Tras la sentencia del Banco de Espa?a, NCG ejemplifica, tristemente, un episodio de insultante expolio y rapi?a que parece arrancado de Las venas abiertas de Am¨¦rica Latina o de El coraz¨®n de las tinieblas. El presidente se ofreci¨® como garante para blindar la solvencia y galleguidad de las cajas fusionadas: ahora, buena parte del (presumible) prestigio de Feij¨®o luce bajo los escombros de la que iba a ser la quinta maravilla financiera del Estado.
El presidente busca nuevos horizontes de ilusi¨®n. En Panam¨¢, inspirado por la grandiosa esclusa de Miraflores, nos hizo un deslumbrante descubrimiento: de igual modo que el Canal conecta el Atl¨¢ntico y el Pac¨ªfico, Galicia est¨¢ llamada a ser el nuevo nudo de relaci¨®n entre el norte de Europa y el Mediterr¨¢neo convirti¨¦ndose en la plataforma log¨ªstica que ordene el tr¨¢fico de mercanc¨ªas en el finisterre europeo. Aunque el balance acumulado de fracasos es conmovedor, Feij¨®o tiene visionarios (aunque no originales) proyectos para hacer de Galicia una tierra de oportunidades, leche y miel. Precisa, eso s¨ª, de ayudas milagrosas para que puedan materializarse.
Para cegar al periodismo capitalino Feij¨®o se reinventa como centrista, elegante impostura
En febrero de 2009, la Comisi¨®n Intergubernamental Hispano-francesa decidi¨® crear dos autopistas del mar. La de Gij¨®n-Nantes-Saint Nazaire est¨¢ operativa desde septiembre de 2010. La que hab¨ªa de unir Algeciras-Vigo-Saint Nazaire-Le Havre no acaba de cuajar. Es responsabilidad del Gobierno del Estado, pero en todo este tiempo la Xunta nada hizo por exigirla, todo el pressing sobre Jos¨¦ Blanco fue para cuestionar los plazos del AVE. Si Blanco no espabila, la autopista del mar la inaugurar¨¢, con la ayuda de un milagro, un nuevo ministro de Fomento del Partido Popular a finales de 2011 o m¨¢s all¨¢.
Pero m¨¢s que autopistas del mar u otros grandes proyectos estrat¨¦gicos, lo que precisa Feij¨®o es una revoluci¨®n. Deber¨ªa contratar al comisionista de revoluciones que retrat¨® Julio Camba en Sobre casi nada. Comisionista: "Vengo a proponerle a usted una revoluci¨®n. Aqu¨ª el muestrario. Las hay de todas las categor¨ªas: pac¨ªficas y sangrientas, progresivas y reaccionarias, populares y antipopulares". Pol¨ªtico indeciso: "Yo soy un hombre de orden. ?Para qu¨¦ necesito una revoluci¨®n?". Comisionista: "Para gobernar. Sin una revolucioncita bien empleada no gobernar¨¢ usted nunca". Para recuperar el esp¨ªritu pre?ado de ilusiones del 1-M, Feij¨®o necesita una revoluci¨®n, aunque sea conservadora y desde arriba, que le d¨¦ ¨¢nimo para enfrentarse a la tarea in¨¦dita de gobernar Galicia.
Los palmeros de Monte P¨ªo barajan estrategias m¨¢s tibias. Una light: una renovaci¨®n del Facebook de los ilustres conselleiros. Cambios de caras que sugieran un cambio de pol¨ªticas. El problema es fijar la nota de corte. A la luz de la inoperancia de la Xunta, s¨®lo Rueda y acaso Hern¨¢ndez ser¨ªan merecedores de librar de la criba. Otra soft: adelantar las elecciones auton¨®micas a la primavera de 2012 para evitar que al castigo pol¨ªtico por los pecados propios se sumen penas mayores debidas a las incapacidades del gobierno amigo que presidir¨¢, Dios mediante, Mariano Rajoy a partir del 20-N. Una y otra opci¨®n significan paz para hoy y carnicer¨ªas electorales sangrientas para ma?ana. Insatisfecho por las alternativas disponibles, N¨²?ez Feij¨®o sabe que est¨¢ abocado a reinventarse.
Hace d¨ªas, en medio de una ¨¢spera disputa con Pachi V¨¢zquez para determinar si era el PP o el PSOE qui¨¦n podaba m¨¢s y mejor las ra¨ªces del Estado del Bienestar, el presidente ensay¨®, t¨ªmidamente, el primer acto de su revoluci¨®n personal. Tir¨® de coraje y reivindic¨® que su pol¨ªtica era "socialdem¨®crata de verdad". Una declaraci¨®n de gran calado. ???Para socialdem¨®cratas, nosotros!!!, aplaud¨ªan desde los esca?os del PP mientras, sospechamos, el difunto de Olof Palme se revolv¨ªa en su tumba.
Rajoy, para darnos confianza, gira hacia el centro y Feij¨®o intuye que hay que ir m¨¢s all¨¢. En el Partido Popular hay demasiada competencia por destacar entre la tropa de entusiastas ap¨®stoles del Tea Party. Es el momento de recuperar su lozana y primera estampa como un pol¨ªtico de derechas que no parece de derechas; brillante posado con el que cegaba a periodistas capitalinos necesitados de m¨¢s gallardones. Nuestro presidente se reinventar¨¢ volviendo a sus or¨ªgenes reformistas, centristas y galleguistas. Alg¨²n avispado coolhunter le ha soplado que en la temporada de oto?o (electoral) se llevar¨¢n, de nuevo, elegantes imposturas.
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