Siria se desliza hacia la guerra civil
Homs, tercera ciudad del pa¨ªs y basti¨®n rebelde, se fragmenta en grupos religiosos
El Ej¨¦rcito y los servicios de seguridad sirios parecen haber perdido el monopolio de la violencia. Varios grupos de la oposici¨®n al presidente Bachar el Asad se han armado y hostigan a las fuerzas gubernamentales, se multiplican los asesinatos selectivos por ambos bandos y en Homs, tercera ciudad del pa¨ªs y uno de los bastiones de la revuelta, se vive una situaci¨®n definible como guerra civil de baja intensidad. Tras seis meses de protestas contra el r¨¦gimen y de dura represi¨®n militar, ciudades como Homs se fragmentan en grupos religiosos enfrentados.
En Rastan, una localidad cercana a Homs en la que el Ej¨¦rcito ha recuperado el control despu¨¦s de varios d¨ªas de combates, unas 3.000 personas permanecen detenidas, seg¨²n fuentes de la oposici¨®n. Resulta imposible verificar esos datos, porque el Gobierno sirio no permite el acceso de periodistas a las zonas de conflicto. En Homs y su provincia se percibe el efecto de las deserciones de soldados: entre 500 y 700 miembros del Ej¨¦rcito, entre ellos un coronel, se han pasado a la oposici¨®n y ayudan a organizarse a los grupos que consideran que solo la rebeli¨®n armada puede acabar con el r¨¦gimen. La ONU contabiliza unas 2.700 v¨ªctimas mortales desde el inicio de la revuelta, de las que unas 700 corresponden a soldados y polic¨ªas.
Grupos opositores se han armado y hostigan a las fuerzas de El Asad
Los asesinatos selectivos se han multiplicado por ambos bandos
Los grupos que reclaman la dimisi¨®n de Bachar el Asad y la ca¨ªda del r¨¦gimen baasista formaron el domingo en Estambul (Turqu¨ªa) un Consejo Nacional Sirio cuyos 190 miembros, dirigidos por un secretariado general de 29 personas, deber¨ªan ser elegidos en unas semanas. El objetivo es unir o al menos coordinar las fuerzas que resisten en el interior del pa¨ªs con las organizaciones opositoras sirias en el extranjero.
La diversidad ideol¨®gica del Consejo Nacional, que combina a miembros de la Declaraci¨®n de Damasco (asociaci¨®n prodemocr¨¢tica y laica formada poco despu¨¦s de que Asad heredara el poder de su padre, Hafez el Asad, en 2000) con el partido islamista ilegal de los Hermanos Musulmanes, los Comit¨¦s de Coordinaci¨®n Local (grupos heterog¨¦neos de activistas que organizan las protestas en cada ciudad) y varios partidos kurdos, hace muy dif¨ªcil que se establezca un liderazgo unificado.
Nir Rosen, un periodista estadounidense de origen iran¨ª y afincado en L¨ªbano, ha logrado visitar varias ciudades sirias como enviado clandestino de Al Yazira y afirma que la violencia aumenta por ambos bandos. Tambi¨¦n se?ala que los distintos grupos religiosos tienen cada vez m¨¢s relevancia en la revuelta: la oposici¨®n est¨¢ formada de forma abrumadoramente mayoritaria por musulmanes sun¨ªes, mientras los alau¨ªes (que componen el n¨²cleo del r¨¦gimen, incluyendo al presidente y su familia) y los cristianos respaldan de forma casi un¨¢nime al Gobierno.
Un s¨ªntoma de descomposici¨®n social son los asesinatos selectivos. El 25 de septiembre fue asesinado en Al Zhura un m¨¦dico alau¨ª llamado Hassan Eid, al que la oposici¨®n acusaba de trabajar como delator para las fuerzas gubernamentales. Al d¨ªa siguiente fue asesinado en Homs un presunto confidente policial llamado Abu Al¨ª. Ese mismo d¨ªa fue asesinado Mohamed Ali Akil, un profesor universitario de Homs muy activo en las protestas contra el Gobierno.
El 2 de octubre se produjo el asesinato m¨¢s significativo hasta la fecha: Saria Hassoun, hijo del Gran Muft¨ª Ahmad Baddredine Hassoun (una de las m¨¢ximas autoridades religiosas sun¨ªes), fue acribillado a tiros mientras viajaba en coche. El Gran Muft¨ª es un estrecho aliado de Bachar el Asad y en el entierro de su hijo elogi¨® al presidente como "un gran l¨ªder". Tambi¨¦n acus¨® a los asesinos de desear "una Siria arrodillada ante los americanos y los sionistas". Muchos sun¨ªes sirios, sin embargo, celebraron el crimen porque seg¨²n ellos el Gran Muft¨ª y su familia disfrutan de una vida lujosa gracias a la corrupci¨®n y a las recompensas del r¨¦gimen.
Un informador clandestino del diario The New York Times en Homs asegura que la ciudad se ha dividido en grupos religiosos, con especial hostilidad entre sun¨ªes y alau¨ªes, y es frecuente ver a ciudadanos armados. Seg¨²n esta fuente, los sun¨ªes evitan las zonas habitadas por alau¨ªes y viceversa, por miedo a ataques sectarios, y el Ej¨¦rcito ha establecido puestos de control para separar a las comunidades. Gobierno y oposici¨®n se acusan mutuamente de instigar la violencia sectaria.
Por ahora, en cualquier caso, la revuelta contra El Asad y su r¨¦gimen no ha afectado de forma significativa a Alepo y Damasco, las dos principales ciudades del pa¨ªs. Alepo y Damasco son centros comerciales. Homs, Deraa y otras localidades significadas en la revuelta viven de la industria y la agricultura, actividades muy perjudicadas por las pol¨ªticas de liberalizaci¨®n emprendidas por el r¨¦gimen.
Pero la crisis ya afecta al conjunto del pa¨ªs y la econom¨ªa siria se aproxima al colapso. Las sanciones de la Uni¨®n Europea, en especial las que proh¨ªben el comercio petrol¨ªfero, han hecho caer de forma dr¨¢stica los ingresos estatales. El Gobierno, que 13 d¨ªas atr¨¢s impuso restricciones severas sobre las importaciones y ayer las anul¨® porque la actividad econ¨®mica se paralizaba, ha aprobado un presupuesto de 26.000 millones de d¨®lares para 2012 (19.588 millones de euros), lo que equivale a la mitad del producto interior bruto, con el fin de hacer frente a los gastos en seguridad y a las subvenciones y aumentos de salarios p¨²blicos con los que trata de ganarse la fidelidad de la poblaci¨®n.
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