Rusia y China impiden a la ONU actuar contra el r¨¦gimen de El Asad
El Consejo de Seguridad rechaza una resoluci¨®n que amenazaba con t¨ªmidas medidas
Los pa¨ªses europeos y EE UU fracasaron anoche al tratar de aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU una resoluci¨®n que representa un t¨ªmido aumento de la presi¨®n sobre Siria para acentuar su aislamiento internacional y frenar la represi¨®n ejercida contra quienes protestan contra el r¨¦gimen. La iniciativa estaba llena de precauciones para evitar que fuera interpretada como un primer paso hacia una intervenci¨®n militar similar a la ocurrida en Libia. El veto de Rusia y China se impuso a una propuesta de resoluci¨®n que ya hab¨ªa sido rebajada, ya que evita la amenaza de sanciones y se limita a anunciar "medidas concretas" contra el Gobierno de Bachar el Asad si siguen los ataques a quienes participan en manifestaciones pac¨ªficas.
El bloqueo ruso hace imposible una actuaci¨®n unitaria de parte de la ONU
Eso no ha sido suficiente, sin embargo, para ganar el apoyo de Rusia. El Ministerio de Exteriores de ese pa¨ªs anunci¨® ayer que considera "inaceptable" la resoluci¨®n y que no la apoyar¨ªa. El bloque occidental confiaba en que Rusia optase por la abstenci¨®n (como hicieron Sud¨¢frica, India, Brasil y L¨ªbano) y permitiera la aprobaci¨®n del texto, cosa que no ocurri¨®.
Este pulso, que se prolonga desde hace semanas, as¨ª como las dificultades encontradas hasta ahora para una acci¨®n determinante de parte del Consejo de Seguridad, son muestras de la complejidad que la crisis siria encierra y de las escasas posibilidades que existen de una mayor implicaci¨®n extranjera.
La intervenci¨®n de la OTAN en Libia, amparada por una resoluci¨®n de la ONU y determinante para la ca¨ªda de Gadafi, signific¨® un hito en la actuaci¨®n de la comunidad internacional, tanto por su celeridad como por su contundencia. Estimulados por los cambios pac¨ªficos en el mundo ¨¢rabe y conmovidos por el contraste que la represi¨®n de Gadafi supon¨ªa, las principales potencias aceleraron un acuerdo en la ONU que concluy¨® en el ataque que, en ¨²ltima instancia, permiti¨® la victoria de los rebeldes. Ese comportamiento puso muy alto el list¨®n de la responsabilidad internacional para crisis posteriores, como la de la Siria. Pero Siria no es Libia, y los grandes pa¨ªses optaron por caminos diferentes por diferentes razones.
El grado de represi¨®n en Siria parece justificar una actuaci¨®n m¨¢s determinante por parte de la ONU. Seg¨²n el c¨¢lculo de esa misma organizaci¨®n, los ataques contra los rebeldes sirios han provocado ya m¨¢s de 2.700 muertos, y su constancia e intensidad permiten augurar un aumento considerable de esa cifra. Sin embargo, en el caso de Siria, tanto los principales pa¨ªses europeos como EE UU est¨¢n condicionados por un sentido de la prudencia que les hace temer por las consecuencias de una grave desestabilizaci¨®n del r¨¦gimen de El Asad.
Libia es un pa¨ªs petrolero con influencia econ¨®mica, y por tanto pol¨ªtica, en el ?frica subsahariana, pero sin un papel de liderazgo dentro del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. Siria, en cambio, es una potencia regional con un papel decisivo en L¨ªbano, una alianza estrat¨¦gica con Ir¨¢n y un gran ascendiente sobre todos los acontecimientos en la zona, incluido el conflicto palestino-israel¨ª.
Hist¨®ricamente considerado un pilar en el equilibrio de Oriente Pr¨®ximo, su capacidad para diseminar sus problemas por todo el ¨¢rea sigue siendo considerable, incluido en Israel, con el que tiene frontera.
La Administraci¨®n norteamericana ha actuado hasta la fecha con cierta audacia en esa crisis. Su embajador en Damasco se ha puesto varias veces de forma visible al lado de los que protestan, y el presidente Barack Obama ha pedido p¨²blicamente la dimisi¨®n de El Asad. Pero no parece todav¨ªa preparada para elevar esa presi¨®n hasta el l¨ªmite de una intervenci¨®n militar de consecuencias imprevisibles.
Siria cuenta con un apoyo de parte de Rusia muy superior al que ten¨ªa Gadafi. Viejo aliado de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y amigo y socio comercial de Mosc¨², el r¨¦gimen de El Asad es una de las pocas bazas que le quedan a Rusia para mantener su presencia en Oriente Pr¨®ximo, y no va a renunciar a ella f¨¢cilmente. Por similares razones, tambi¨¦n China se ha resistido a las sanciones, aunque el Gobierno de Pek¨ªn, m¨¢s interesado actualmente en una pol¨ªtica exterior global, es menos persistente en este asunto.
El bloqueo ruso hace imposible una actuaci¨®n unitaria de parte de la ONU y constituye un gran freno para las iniciativas de Europa y EE UU, que no quieren lanzarse a aventuras diplom¨¢ticas condenadas al fracaso.
Esta ¨²ltima resoluci¨®n eliminaba pr¨¢cticamente todas las objeciones que hab¨ªa puesto Mosc¨², especialmente la posibilidad de una acci¨®n militar. Pero Rusia pretende que eso se diga en el texto, es decir que Occidente se ate las manos ante el futuro, algo a lo que por ahora se niega.
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