Estamos a tiempo
La UGT-PV lleva semanas celebrando asambleas en los centros de trabajo y en varias ciudades de la Comunidad, con la intenci¨®n de movilizar a nuestras bases para que todos y todas seamos conscientes de que, sin una presi¨®n eficaz sobre el sistema pol¨ªtico, las generaciones futuras no tendr¨¢n garantizado que los actuales recortes del gasto p¨²blico no hagan desaparecer el Estado de bienestar.
Lo m¨¢s ir¨®nico de la situaci¨®n es que las recetas neoliberales, puestas en marcha por los Gobiernos europeos y que han dado prioridad a los intereses de los poderes econ¨®micos frente a los ciudadanos, est¨¢n cosechando el m¨¢s absoluto fracaso y, aunque no lo reconozcan ahora, deber¨¢n ser modificadas, puesto que no es sostenible el empobrecimiento y el desempleo generado por los recortes.
Nueva iron¨ªa: resulta que el inmovilismo de los Gobiernos para acometer la regulaci¨®n de los mercados y los poderes financieros, que provocaron la crisis, desaparece a la hora de desmantelar, con toda la velocidad y agresividad posible, los sistemas de protecci¨®n y cohesi¨®n social. Porque, en el fondo, no se trata m¨¢s que de eso, la incapacidad de generar empleo de algunas econom¨ªas avanzadas est¨¢ empobreciendo a las capas sociales m¨¢s modestas, a los trabajadores y trabajadoras, y para rematar la faena, se retira la red que podr¨ªa hacer de parapeto.
Muchos de los corifeos de la Tea Party espa?ola piensan que una red de protecci¨®n social es una p¨¦rdida de recursos, otros llegan m¨¢s lejos, sin complejos, y piensan que una red de protecci¨®n social privatizada es un negocio para la Bolsa y que el Estado debe ser peque?o, d¨¦bil y sin apenas reglas de funcionamiento.
Pueden imaginarse un pa¨ªs de encanto donde los impuestos directos sean pasado, donde la progresividad se convierta en linealidad, donde el fraude se canonice, donde las empresas con multimillonarios beneficios no tributen y encontrar¨¢n los deseos de algunas personalidades de la pol¨ªtica patria. La Sanidad, la Educaci¨®n y las prestaciones sociales abandonar¨ªan el terreno de lo p¨²blico y se instalar¨ªan en el coto privado del se?or¨ªo y de la atronadora injusticia. ?Y podremos seguirle llamando sociedad? ?O ser¨¢ mejor llamarle mercado?
Un mercado no es m¨¢s que el lugar donde p¨²blico y productor se encuentran con el marchante en una comarca delimitada por el valor y el precio. Un lugar id¨ªlico en s¨ª mismo, seg¨²n estas lumbreras ultraliberales, un lugar que no precisa de regulaci¨®n, vigilancia, ni supervisi¨®n. Un ed¨¦n para el poder adquisitivo y los rentistas, cuyo poder de negociaci¨®n est¨¢ muy por encima de trabajadores y trabajadoras.
Para voltear esta situaci¨®n hemos de reencontrarnos, redescubrir que no es cierto que la mayor parte de la poblaci¨®n comparta este criterio mercantilista de la sociedad. El 57% de la ciudadan¨ªa desea que ning¨²n servicio p¨²blico sea gestionado o financiado por la iniciativa privada, el 64% cree que todos ellos son necesarios, un 75% est¨¢ muy satisfecho con el sistema sanitario p¨²blico, cifra similar de quienes respaldan las pol¨ªticas p¨²blicas en educaci¨®n e infraestructuras. Pues bien, hoy tenemos una oportunidad en las calles de Alicante, de Castell¨®n y de Valencia para, junto al movimiento sindical, recordar que a¨²n estamos a tiempo, que esta sociedad desea seguir manteniendo un Estado de bienestar s¨®lido y sostenible, sin renunciar, por nada, a la cohesi¨®n social y territorial.
Conrado Hern¨¢ndez es secretario general de UGT-PV.
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