Pasi¨®n por lo prohibido
Las veleidades amorosas, la ca¨ªda en desgracia, el desorden moral y el castigo f¨ªsico sufridos por la Madame Bovary de Gustave Flaubert han sido objeto de acercamiento, a lo largo de la historia del cine, por cineastas de todo tipo y condici¨®n, que llevaron a terreno propio el viacrucis de una mujer adelantada a su tiempo. Lo hicieron, por ejemplo, Jean Renoir, Claude Chabrol y Vincente Minnelli con adaptaciones que poco se parecen en cuanto a estilo, y as¨ª se ha acercado tambi¨¦n el mexicano Arturo Ripstein con Las razones del coraz¨®n, pel¨ªcula inequ¨ªvocamente suya: un torrente de dolor y martirio, filmado en blanco y negro, con sus muy particulares se?as de identidad.
Ripstein, autor de las magistrales El castillo de la pureza (1972), El lugar sin l¨ªmites (1977), Principio y fin (1993), La reina de la noche (1994) y Profundo carmes¨ª (1996), donde lo prohibido (el incesto, el adulterio, el asesinato...) se daba la mano con un doloroso romanticismo de sudor y taberna, depravado y lascivo, ha hecho suyo el esp¨ªritu de Bovary. Sin apenas banda sonora (solo el saxofonista que ejerce de amante y un par de momentos musicales en la parte final), con sus portentosos planos secuencia y la inestimable ayuda de los espejos para evitar hacer planos-contraplanos, aunque sin llegar al virtuosismo de La reina de la noche, y al mismo tiempo para sellar el simbolismo de la mujer que se interroga ante s¨ª misma, el director convierte en cine lo que para otros, por los m¨ªnimos escenarios, ser¨ªa teatro filmado.
LAS RAZONES DEL CORAZ?N
Direcci¨®n: Arturo Ripstein.
Int¨¦rpretes: Aracelia Ram¨ªrez, Vladimir Cruz, Plutarco Haza, Patricia Reyes Sp¨ªndola, Alejandro Su¨¢rez.
G¨¦nero: drama. M¨¦xico, Espa?a, 2011.
Duraci¨®n: 110 minutos.
En los ¨²ltimos a?os, el cine de Ripstein quiz¨¢ se hab¨ªa hecho demasiado ret¨®rico (sobre todo La virgen de la lujuria), pero con Las razones del coraz¨®n, a pesar de unos 20 minutos finales que podr¨ªan haberse quedado en apenas dos a partir de unas cuantas im¨¢genes ic¨®ni-cas, regresa el desesperado poeta de la desolaci¨®n; aquel que en As¨ª es la vida (2000) supo trasladar a Medea a la actualidad, como ahora ha hecho con Madame Bovary.
Babelia
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