Charles Lloyd: un viaje en busca de la ternura
La imagen resulta desconcertante, aun trat¨¢ndose de un disco ECM. En la portada, alguien -una mujer- fotograf¨ªa su imagen reflejada en un espejo. El objetivo de su c¨¢mara parece mirarnos directamente a los ojos. ?Qui¨¦n es la misteriosa fot¨®grafa y d¨®nde est¨¢ el protagonista del disco? La respuesta, al dorso. Charles Lloyd (Memphis, 1938), chaqueta negra y sombrero pork pie, mira fijamente a la camar¨®grafa sumergido en un decorado versallesco, o as¨ª. Algunos meses m¨¢s tarde, quien suscribe tendr¨ªa la oportunidad de compartir mesa y recuerdos con el legendario jazzista y Dorothy Darr, la fot¨®grafa en cuesti¨®n, quien se halla felizmente desposada con el anterior "desde hace m¨¢s tiempo del que ambos podemos recordar": "Algunos me han preguntado si tir¨¦ la foto en Versalles o en San Petersburgo. Ni lo uno ni lo otro. Fue paseando por Murcia. De repente vimos el casino, entramos y all¨ª estaba ese maravilloso sal¨®n tan decadente...".
"Si quieres llegar a ser alguien, tienes que ser capaz de mirarte al espejo y afrontar tus limitaciones porque siempre hay alguien que sabe m¨¢s que t¨²"
Que ECM haya trocado la aridez de la tundra por la exuberante villa pimentonera para ilustrar uno de sus discos resulta casi tan desconcertante como figurarse al espiritual jazzista navegando noche tras noche por la red de redes. Una costumbre que el saxofonista procura mantener en secreto: "Utilizo Internet ¨²nicamente como fuente de informaci¨®n". El espejo como met¨¢fora por donde Mirror (Espejo) es el nuevo disco del idiosincr¨¢sico creador: "La pantalla del ordenador es el espejo en el que se refleja la imagen de la aldea global. Si buscas informaci¨®n, tienes que asomarte a ese espejo". Si por ¨¦l fuera, la conversaci¨®n versar¨ªa ¨²nicamente sobre los programas que acostumbra a contemplar por Internet y de los que extrae la materia prima para sus reflexiones. Resumiendo: "Estamos gobernados por la avaricia y las grandes empresas, y la cosa va a peor". Si el mundo es una porquer¨ªa, como en el tango, Lloyd conoce el ant¨ªdoto: "La ternura. Eso es lo que el mundo necesita. A menudo me llegan con que mi m¨²sica es demasiado blanda. Lo que es, es tierna. Y lo es porque el mundo necesita ternura. Soy un so?ador, un visionario, pretendo cambiar el mundo y para ello cuento con la mejor arma: mi m¨²sica".
A la espera de que el remedio surta su efecto, el saxofonista se entrega con fruici¨®n a las exquisitas viandas que el "tres estrellas Michelin" Jordi Vil¨¤ ha dispuesto para agasajar al ilustre comensal y su comitiva en su visita a Barcelona. "Este es uno de los aspectos bonitos de la profesi¨®n, la comida, el buen vino... me entusiasma abrir la ventana del hotel y contemplar la belleza de Barcelona". Claro est¨¢ que el oficio de "estrella del jazz" tambi¨¦n tiene sus contrapartidas. Lloyd la conoci¨® el d¨ªa en que un joven cronista con ¨ªnfulas llam¨® a su puerta. "Aquel tipo cubr¨ªa una vacante para una conocida revista de Nueva York y decidi¨® que ser¨ªa una buena idea empezar entrevist¨¢ndome. Desde un primer momento me dio mal rollo. Un cr¨ªo vestido de americana y corbata, y esos aires que se daba... a poco estaba ense?¨¢ndome lo que es el jazz. Fui dej¨¢ndolo pasar, hasta que hizo aquel comentario sobre Hank Jones y ya no pude m¨¢s. Que si era un m¨²sico mediocre, que si estaba sobrevalorado. ?Estaba hablando de Hank Jones, por Dios bendito!". El resultado de aquella entrevista figura entre los mayores disparates jam¨¢s publicados en torno al jazz, "cuando sali¨® editada, recib¨ª un mont¨®n de llamadas de mis amigos pregunt¨¢ndome c¨®mo hab¨ªa podido soportarlo. Es el signo de los tiempos. Aquel tipo era joven mientras que con 72 a?os eres un viejo". La juventud, divino tesoro, otro de los temas recurrentes en cualquier conversaci¨®n con el jazzista: "En Memphis, de ni?o, la m¨²sica sonaba por todos los rincones de la ciudad, a todas horas. Entonces, uno aprend¨ªa a respetar a sus mayores. Pod¨ªas escuchar a Charlie Parker, Coleman Hawkins, Lester Young, Billie Holiday, Duke Ellington, Bobby Blue, Howlin 'Wolf, B. B. King, Phineas Newborn... les reverenci¨¢bamos. Si quieres llegar a ser alguien, tienes que ser capaz de mirarte al espejo y afrontar tus limitaciones, porque siempre hay alguien que sabe m¨¢s que t¨²". Fue precisamente ese sentido de la responsabilidad lo que le impidi¨® aceptar la oferta para tocar junto a Thelonious Monk: "Cuando recib¨ª la llamada de su representante me puse como un flan. Yo ten¨ªa veintipocos a?os y Monk, para m¨ª, era dios. Pero ten¨ªa que ser honesto. Realmente sent¨ªa que no ten¨ªa nada que ofrecer. Y dije que no".
Lloyd tiene razones sobradas para mostrarse suspicaz con las nuevas generaciones: por su cuarteto han pasado muchas de las actuales figuras del jazz que no siempre han sabido mostrarse agradecidas con su maestro. A la cabeza, un nombre: "Jarrett, siempre Jarrett. Me cansa que me sigan preguntando sobre ¨¦l, como si fuera el ¨²nico m¨²sico con el que he tocado nunca. ?Qu¨¦ pasa con Michel Petrucciani y con Bobo Stenson, Zakir Hussain, Billy Higgins...
?". As¨ª las cosas, el saxofonista se muestra feliz y contento con los actuales miembros de su conjunto. Tanto Jason Moran como Reuben Rogers o Eric Harland se inclinan al paso del venerable jazzista. "La diferencia de edad hace que mis referencias no sean las mismas que las de los m¨²sicos que tocan conmigo. Para m¨ª, tocar Lift Every Voice and Sing -incluida en Mirror- es un acto cargado de significado que remite al tiempo de las escuelas segregadas, cuando esta pieza era el himno que se cantaba en los colegios negros en sustituci¨®n del obligatorio God Bless America, pero ni Jason ni Reuben han vivido aquello. Para ellos es una pieza m¨¢s".
De su pasado alternando con la flor y nata del Flower Power conserva apenas el gusto por la ropa informal. "El ¨²ltimo hippy sobre la tierra" niega con vehemencia su condici¨®n de tal: "Vienen a verme como a una pieza de museo, algunos no terminan de convencerse de que nunca he sido hippy..." de sus a?os de "Jazz y Amor" le queda la amistad que le une a Brian Wilson, el l¨ªder de los Beach Boys: "Brian sol¨ªa dejarme su estudio en Bel Air para ensayar. En aquel tiempo yo no ten¨ªa d¨®nde ir. Pasaba horas, d¨ªas incluso, probando cosas en su estudio y luego ¨¦l bajaba de su habitaci¨®n en el primer piso y tocaba al piano lo que me hab¨ªa escuchado". En Mirror, puede escucharse la versi¨®n m¨¢s estramb¨®tica nunca interpretada de Caroline, No, de Wilson (incluida en el ¨¢lbum Pet Sounds): "Es mi forma de darle las gracias". Se da el caso de que el cuarteto del saxofonista, con Keith Jarrett, fue el primer grupo de jazz en actuar en el legendario Fillmore East Auditorium de San Francisco: "Actuamos delante de Jimi Hendrix, Janis Joplin, los Doors, los Byrds, Jefferson Airplane, nos mezcl¨¢bamos con ellos, ¨¦ramos el ¨²nico grupo de jazz en hacerlo". El 18 de septiembre de 1966, el flamante cuarteto de Charles Lloyd se present¨® en el Festival de Monterrey, actuaci¨®n que fue registrada en disco: "Se piensa que todo estaba planificado cuando yo ni siquiera sab¨ªa que estaban grab¨¢ndonos. Me enter¨¦ cuando terminamos de tocar". Publicitado como un disco de rock, Forest Flower: live at Monterrey se convirti¨® en el primer disco de jazz de la historia en vender un mill¨®n de copias. "Todav¨ªa me vienen con un ejemplar original del disco para que se lo firme".
Convertido en el "Artista de Jazz del A?o" por Down Beat, Lloyd viaj¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en plena guerra fr¨ªa: "Nuestro concierto en Tallin fue algo especial, aunque yo no me enter¨¦ hasta que regres¨¦ al cabo de los a?os y me contaron que todos los que estuvieron involucrados en el mismo hab¨ªan sido depurados, ?pero si incluso prohibieron tocar el saxof¨®n en la Uni¨®n Sovi¨¦tica!".
A primeros de los setenta, en la cumbre de su carrera, Lloyd disolvi¨® el cuarteto y emprendi¨® la huida en direcci¨®n a Big Sur, antiguo refugio de Henry Miller, Langston Hughes, Lawrence Ferlinghetti y Jack Kerouac. All¨ª permaneci¨® atado a un "viaje interior" que dur¨® 15 a?os: "El d¨ªa en que Michel (Petrucciani) hizo su aparici¨®n trepando por las monta?as apoyado en sus muletas supe que mi viaje hab¨ªa terminado".
En Mirror, el saxofonista retoma su idilio con el repertorio latinoamericano iniciado en 2002 con Rabo de Nube. La versi¨®n que ofrece el saxofonista de La Llorona resulta conmovedora, por lo dram¨¢tica: "Es una canci¨®n muy hermosa y muy triste. Trata de una mujer que pierde a sus hijos y vaga en su b¨²squeda transformada en esp¨ªritu as¨ª que muy alegre no puede ser, ?no le parece?".
Las novedades en torno al sensible e hiperactivo Lloyd no terminan aqu¨ª. Acaba de salir tambi¨¦n un nuevo disco del saxofonista junto con su cuarteto y la cantante griega Maria Farantouri: "Hace unos a?os la escuch¨¦ en la Universidad, en California. Luego del concierto vino a verme y me susurr¨® unas melod¨ªas folcl¨®ricas al o¨ªdo. Desde entonces mantenemos una relaci¨®n muy estrecha". Athens Concert fue grabado en directo, en el Ode¨®n de Herodes de la Acr¨®polis ateniense, en junio de 2010: "Tocamos piezas de Mikis Theodorakis, algunas melod¨ªas folcl¨®ricas y otras m¨ªas, pero no hay rupturas. Es como si la m¨²sica griega y la m¨ªa fueran la misma cosa".
Mirror y Athens Concert est¨¢n editados por ECM (DistriJazz). www.charleslloyd.com
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