Machismo judicial
La Ley contra la Violencia de G¨¦nero corre el peligro de ser devaluada por los prejuicios de algunos jueces
Desde sectores judiciales, y no solo, se cuestion¨® que la discriminaci¨®n positiva alcanzara los aspectos penales de la Ley contra la Violencia de G¨¦nero, de modo que un mismo hecho se considerase delito o falta seg¨²n su autor fuera hombre o mujer. Tras el dictamen del Tribunal Constitucional declarando la constitucionalidad de esa norma tambi¨¦n en ese punto ese debate huelga.
De otro lado, la Ley contra la Violencia de G¨¦nero, por su car¨¢cter especial, debe primar sobre el C¨®digo Penal com¨²n que, en lo referente al tratamiento de la violencia machista, es norma subsidiaria. No cabe ampararse en determinada jurisprudencia del Tribunal Supremo, referida a agresiones mutuas y circunstanciales en el seno de la pareja, para restringir la aplicaci¨®n de la Ley contra la Violencia de G¨¦nero en beneficio del C¨®digo Penal. Esa jurisprudencia es restrictiva; extenderla supondr¨ªa dejar inoperante esa ley especial burlando la voluntad del legislador.
La Secci¨®n Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia ejemplifica el riesgo que corre la Ley contra la Violencia de G¨¦nero de ser devaluada desde el ¨¢mbito judicial. La ¨²ltima de una serie de sentencias que rebajan las agresiones y amenazas machistas a meras faltas, despoj¨¢ndolas de toda connotaci¨®n de violencia de g¨¦nero, ha tenido una inmensa repercusi¨®n social, en parte quiz¨¢ por ser su ponente el juez Juan del Olmo, instructor del sumario sobre el 11-M. Es dif¨ªcil no ver al trasluz de tales sentencias los mismos prejuicios que llevan a determinados sectores a cuestionar la Ley contra la Violencia de G¨¦nero por su "feminismo radical".
De la sentencia de Del Olmo se ha resaltado la interpretaci¨®n que hace del t¨¦rmino "zorra" con el que el exmarido se refiere a su exmujer. No es imposible que en el contexto de la frase cupiera relacionarlo con la astucia de ese animal, pero lo m¨¢s preocupante es que la clara amenaza de muerte del exmarido -"la voy a meter en una caja de pino"- no sea para el juez Del Olmo m¨¢s grave que la amenaza de un vecino. Se deja de aplicar la Ley contra la Violencia de G¨¦nero a un caso que, sin embargo, tiene rasgos de violencia machista: se trata de un condenado por maltrato, alejado judicialmente de su mujer y que tiene varias denuncias por amenazas pendientes en los juzgados. A los prejuicios hay que darlos de lado cuando se trata de acabar con un drama que causa tantas v¨ªctimas como en los peores momentos de ETA.
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