Rota, el escudo del sur
Antes zona de tr¨¢nsito y apoyo log¨ªstico a las fuerzas de EE UU, Espa?a pasar¨¢ a albergar una de las unidades m¨¢s avanzadas de la Navy, tras la decisi¨®n de Zapatero de ceder la base gaditana como sede del componente naval del sistema de defensa antimisiles de la OTAN
A las 10 de la ma?ana del pasado mi¨¦rcoles, la OTAN y la Moncloa informaban simult¨¢neamente de un viaje imprevisto del presidente del Gobierno a Bruselas para ese mismo d¨ªa. Solo se anticip¨®, cr¨ªpticamente, que Zapatero anunciar¨ªa, junto al secretario general de la Alianza Atl¨¢ntica, Anders Fogh Rasmussen, y al nuevo jefe del Pent¨¢gono, Leon Panetta, un acuerdo sobre desarrollo de capacidades de defensa de la Alianza. Pocos minutos despu¨¦s, la edici¨®n digital de EL PA?S desvelaba que Espa?a hab¨ªa ofrecido la base de Rota (C¨¢diz) como sede del componente naval del escudo antimisiles de la OTAN. En t¨¦rminos pr¨¢cticos, eso significa el despliegue de cuatro destructores dotados con el sistema de combate Aegis y de 1.200 militares, as¨ª como 100 civiles. En definitiva, Espa?a pasa de ser un punto de apoyo log¨ªstico y tr¨¢nsito para las tropas norteamericanas en Irak o Afganist¨¢n, a albergar una de las unidades m¨¢s potentes y avanzadas tecnol¨®gicamente de la Navy.
El Pent¨¢gono plante¨® por primera vez en enero pasado desplegar en Espa?a cuatro destructores antimisiles
EE UU se decidi¨® por la base naval de Rota tras estudiar otras alternativas en Italia y en Grecia
La urgencia de Obama por aprobar el presupuesto oblig¨® a Zapatero a dar el s¨ª antes de las elecciones
El Gobierno mantiene la ambig¨¹edad sobre si habr¨¢ que modificar el convenio con EE UU vigente desde 1988
El anuncio fue recibido con estupor generalizado. ?Por qu¨¦ un presidente que inaugur¨® su mandato retirando las tropas de Irak decide el mayor incremento de la presencia militar estadounidense en suelo espa?ol de las ¨²ltimas d¨¦cadas, a solo un mes y medio de las elecciones generales? Y, adem¨¢s, con extraordinaria premura. Solo dos d¨ªas despu¨¦s, el pasado viernes, el Consejo de Ministros daba luz verde al despliegue de los cuatro destructores, al tiempo que encomendaba a los departamentos de Defensa y Asuntos Exteriores la negociaci¨®n, a trav¨¦s del Comit¨¦ Conjunto Hispano-Americano, de un acuerdo que fije las condiciones del mismo.
Aunque el Gobierno mantuvo un absoluto mutismo hasta el ¨²ltimo minuto, las negociaciones se hab¨ªan iniciado nueve meses antes. Fue en enero, con motivo de la visita a Washington del secretario general de Pol¨ªtica de Defensa, Luis Cuesta, al frente de una delegaci¨®n de alto nivel. El Pent¨¢gono sonde¨® por vez primera la instalaci¨®n en Espa?a de componentes esenciales del escudo antimisiles; es decir, del sistema de sensores e interceptores dirigido a neutralizar la amenaza que supone la proliferaci¨®n de misiles bal¨ªsticos en un n¨²mero cada vez mayor de pa¨ªses y, en particular, en dos cuyos reg¨ªmenes se caracterizan por su hostilidad hacia Occidente y sus ambiciones nucleares: Ir¨¢n y Corea del Norte.
En septiembre de 2009, el presidente de EE UU, Barack Obama, decidi¨® dar carpetazo al fara¨®nico programa de defensa antimisiles heredado de su antecesor, George W. Bush, que a su vez no era sino una versi¨®n descafeinada de la Guerra de las Galaxias ideada en los a?os ochenta por Ronald Reagan. Lo hizo por su exhorbitado coste (m¨¢s de 20.000 millones de d¨®lares) y tambi¨¦n por los recelos que el proyecto despertaba en el Kremlin, con cuya colaboraci¨®n en Afganist¨¢n o Ir¨¢n aspiraba a contar la Casa Blanca.
Pero esta decisi¨®n, pese al enfado que provoc¨® en pa¨ªses del este de Europa que a¨²n miran a Mosc¨² como una amenaza, no supon¨ªa que EE UU y la OTAN renunciaran a poner en pie un escudo antimisiles, aunque m¨¢s modesto: ya no se trataba de derribar en vuelo misiles intercontinentales que solo figuran en los arsenales de las grandes potencias, sino de neutralizar misiles de corto y medio alcance en manos de un creciente n¨²mero de pa¨ªses. Para eso no hab¨ªa que recurrir a proyectos a¨²n en desarrollo y de resultado incierto, sino aprovechar tecnolog¨ªas suficientemente probadas: en concreto, radares AN TPY-2 y misiles Standard SM-3. La cumbre de la OTAN, celebrada en noviembre de 2010 en Lisboa, aprobaba el nuevo Concepto Estrat¨¦gico, que inclu¨ªa como uno de los ejes centrales de la defensa aliada "el desarrollo de la capacidad de defender a nuestras poblaciones y territorios frente a ataques con misiles bal¨ªsticos". En junio pasado, los ministros de Defensa de la OTAN aprobaban el Plan de Acci¨®n de Defensa Antimisiles, que debe estar operativo en 2018. Se trata de pasar del programa de defensa que la Alianza desarrolla desde 2001 para proteger bases y tropas sobre el terreno, a otro que sirva de paraguas para los Veintiocho (los pa¨ªses de la OTAN).
Por eso, al secretario general de Pol¨ªtica de Defensa no le sorprendi¨® la petici¨®n que escuch¨® en el Pent¨¢gono. Estados Unidos ya hab¨ªa elegido el emplazamiento del componente terrestre del escudo: radares en Turqu¨ªa e interceptores en Ruman¨ªa y Polonia. Faltaba por determinar el puerto de base para los buques, dotados con el sistema de combate Aegis (escudo protector, en la mitolog¨ªa griega) y tambi¨¦n con misiles SM-3, como los que se instalar¨¢n en tierra.
El Pent¨¢gono, seg¨²n las fuentes consultadas, estudi¨® varias ubicaciones en Grecia e Italia. Pero Rota era con mucho la m¨¢s ventajosa. No solo por las instalaciones, que acaban de ser ampliadas con fondos de la OTAN, sino sobre todo por su estrat¨¦gica situaci¨®n: en la puerta de entrada al Mediterr¨¢neo, a mitad de camino entre EE UU y Oriente Pr¨®ximo, y con f¨¢cil acceso hacia ?frica. Los expertos dan por hecho que uno de los cuatro buques (probablemente destructores de la clase Arleigh Burke) patrullar¨¢ permanentemente por el Mediterr¨¢neo oriental, otro podr¨ªa hacerlo en el Mediterr¨¢neo central, un tercero quedar¨ªa en alerta y el ¨²ltimo en reparaci¨®n o mantenimiento. Realizar la misma misi¨®n desde la costa este de Estados Unidos requerir¨ªa, como m¨ªnimo, dos buques m¨¢s, para cubrir los tr¨¢nsitos por el Atl¨¢ntico.
Cuando la negociaci¨®n estuvo lo bastante madura, antes del verano, Zapatero inform¨® al l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, y obtuvo el respaldo del primer partido de la oposici¨®n y claro favorito en las encuestas sobre las pr¨®ximas elecciones generales. Esta garant¨ªa fue decisiva, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, para que EE UU se inclinara por Rota y descartara otras opciones.
La negociaci¨®n podr¨ªa haberse prolongado todav¨ªa m¨¢s si Washington no hubiese apremiado a Madrid para obtener cuanto antes una respuesta. Est¨¢ previsto que los presupuestos de la Administraci¨®n de Obama para 2012 se voten en noviembre; y la partida destinada a preparar la base para la llegada de los dos primeros destructores, en octubre de 2013, no pod¨ªa incluirse en aquellos sin que Espa?a diera antes el s¨ª.
Aunque el Gobierno ha defendido p¨²blicamente que no es necesario modificar el convenio con EE UU, vigente desde 1988, la nota difundida tras el Consejo de Ministros del viernes es deliberadamente ambigua: se refiere a la "adecuaci¨®n del convenio a esta nueva forma de cooperaci¨®n [el escudo antimisiles]" y a?ade que del resultado de las negociaciones "se dar¨¢ cuenta razonada a las Cortes Generales en el momento y de la manera procedente".
La cuesti¨®n no es balad¨ª, pues el convenio con EE UU tiene para Espa?a rango de tratado internacional y cualquier modificaci¨®n del mismo debe ser aprobada por las Cortes, actualmente disueltas, como lo fueron las enmiendas pactadas por el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con la Administraci¨®n de Bush en 2002.
Fuentes de Defensa se?alan que ser¨¢ el contenido del acuerdo al que finalmente se llegue con EE UU el que determine si el mismo puede ser objeto de un mero documento de car¨¢cter administrativo -como el que en enero pasado prohibi¨® las operaciones de reabastecimiento en vuelo sobre suelo espa?ol- o de un anejo, que como tal se incorporar¨ªa al convenio y requerir¨ªa de aprobaci¨®n parlamentaria.
Defensa sostiene que los efectivos reales de EE UU en Espa?a apenas suponen el 30% de los previstos en el convenio -4.750 con car¨¢cter permanente y y 2.285 temporales-, por lo que podr¨ªan incorporarse a Rota los 1.200 militares que participar¨¢n en el componente naval del escudo antimisiles sin sobrepasar los topes m¨¢ximos. Lo cierto, sin embargo, es que el convenio-que consta de 69 art¨ªculos, ocho anejos y diez cartas o notas verbales- es tan pormenorizado y exhaustivo -regula desde el suministro de combustibles a las relaciones laborales, pasando por los servicios m¨¦dicos- que dif¨ªcilmente se entender¨ªa que un cambio tan sustancial como el despliegue permanente de cuatro buques antimisiles quedara fuera del mismo.
En cualquier caso, el Gobierno que salga de las pr¨®ximas elecciones ser¨¢ el encargado de culminar la negociaci¨®n y de informar a las nuevas Cortes. Se da por descontado que no ser¨¢ posible cerrar un acuerdo antes de Navidades, cuando est¨¢ previsto el traspaso de poderes.
Ya desde el primer anuncio, Zapatero hizo hincapi¨¦ en el "impacto econ¨®mico muy positivo" que tendr¨¢ esta decisi¨®n sobre la deprimida bah¨ªa de C¨¢diz. El presidente habl¨® de un millar de puestos de trabajo directos e indirectos -aunque el vicepresidente tercero, Manuel Chavez, matiz¨® que ser¨¢n 60 empleos fijos y 100 temporales, as¨ª como 772 indirectos- y de un beneficio estimado en 51 millones de euros anuales. Washington se ha comprometido a que el mantenimiento y reparaci¨®n de los cuatro destructores se haga en los astilleros de San Fernando, por unos 8,4 millones anuales. A lo que hay que sumar el consumo generado por los 3.400 ciudadanos estadounidenses -entre militares y sus familias- que residir¨¢n en las inmediaciones de la base.
El propio ministro franc¨¦s de Defensa, Gerard Longuet, calific¨® el despliegue de los destructores en Rota como un "gesto" de EE UU hacia la econom¨ªa espa?ola. Pero, como recuerda el general Miguel ?ngel Ballesteros, director del Instituto Espa?ol de Estudios Estrat¨¦gicos, el alcance de la decisi¨®n "no puede medirse por los puestos de trabajo que cree, por importantes que estos sean" sino, sobre todo, porque "es una apuesta pol¨ªtica clara por convertir a Espa?a en un socio leal y fiable para la OTAN y para EE UU".
Pero ganar amigos suele generar enemigos en la misma medida. Y el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso respondi¨® al anuncio de Zapatero con un dur¨ªsimo comunicado en el que calificaba de "inaceptable" que EE UU practique la pol¨ªtica de hechos consumados y adopte decisiones "capaces de influir en la estabilidad y seguridad euroatl¨¢ntica sin tener en cuenta la opini¨®n de todos los pa¨ªses interesados". Temerosa de que la decisi¨®n pueda desencadenar una crisis con Rusia, la diplomacia espa?ola se moviliz¨® para informar a los representantes rusos antes de que el acuerdo se hiciera p¨²blico e intent¨® convencerles, sin mucho ¨¦xito, de que la participaci¨®n de Rota en el escudo antimisiles "no va en contra de la seguridad de Rusia", ni socava su poder de disuasi¨®n. El 5 de diciembre, si no se suspende a ¨²ltima hora, tiene previsto visitar Madrid el presidente ruso, Dmitri Medvedev. Y es seguro que aprovechar¨¢ para plantear sus quejas.
El almirante ?ngel Tafalla, ex segundo jefe del Mando Naval de la OTAN en el Mediterr¨¢neo, asegura que no hay motivo para que Mosc¨² se inquiete, ya que los interceptores no tienen capacidad para alcanzar a los misiles estrat¨¦gicos; "salvo que el estado de sus fuerzas convencionales sea tan deficiente que f¨ªe su seguridad a las armas nucleares. Y se plantee usarlas".
Adem¨¢s de la aportaci¨®n de EE UU -puebra de que Washington no se desentiende la pol¨ªtica del Viejo Continente- el programa de defensa antimisiles contar¨¢ con contribuciones de otros aliados como Holanda, que modernizar¨¢ cuatro buques de defensa antia¨¦rea para integrarlos en el dispositivo de la OTAN.
En teor¨ªa, la Armada espa?ola es la mejor preparada para participar en el escudo antimisiles, ya que cuenta con fragatas F-100 equipadas con el sistema de combate Aegis, el mismo que llevan los destructores y cruceros de EE UU asignados a esta funci¨®n. Sin embargo, ni EE UU ni la OTAN han pedido a Espa?aque aporte las F-100, seg¨²n fuentes consultadas. Y tampoco Espa?a las ha ofrecido. La primera raz¨®n estriba en que la Armada solo cuenta con cinco fragatas de esta clase- una de ellas en construcci¨®n- y adscritas al escudo antimisiles supondr¨ªa tenerlas cautivas. Adem¨¢s, la conversi¨®n de las fragatas antia¨¦reas F-100 en antimisiles requerir¨ªa, seg¨²n los expertos, una costosa adaptaci¨®n: modificar el software del radar, cambiar el lanzador y, sobre todo, sustituir los misiles SM-2 por SM-3, que son mucho m¨¢s caros. Esos costes ser¨ªan inasumibles sin financiaci¨®n de la OTAN.
En junio pasado, el Consejo de Ministros aprob¨® la Estrategia Espa?ola de Seguridad, coordinada por Javier Solana, en la que se aseguraba que "la participaci¨®n de Espa?a en el programa de Defensa Antimisiles de la OTAN constituye una adecuada medida de respaldo a los esfuerzos que se vienen realizando contra la proliferaci¨®n de misiles bal¨ªsticos [...] Espa?a participar¨¢ en la configuraci¨®n de dicho programa [...] y se acoger¨¢ a sus beneficios". El p¨¢rrafo era lo bastante ambiguo como para que pudiera interpretarse que Espa?a aportar¨ªa las F-100 o acoger¨ªa a buques de EE UU. En todo caso, la participaci¨®n en el escudo antimisiles no es la ¨²nica funci¨®n que tendr¨¢n los cuatro destructores estadounidenses basados en Rota. Lo dej¨® claro en Bruselas el jefe del Pent¨¢gono, quien dijo que tambi¨¦n participar¨¢n en grupos permanentes mar¨ªtimos de la OTAN, en ejercicios navales, visitas a puertos y otras actividades de cooperaci¨®n. Leon Panetta tambi¨¦n agreg¨® que podr¨¢n prestar "un apoyo de respuesta r¨¢pida" a los mandos militares estadounidenses Africom (que cubre la mayor parte de ?frica) y Cetcom (que abarca 22 pa¨ªses, desde el Cuerno de ?frica a Pakist¨¢n). Es decir, los buques se dedicar¨¢n a todo tipo de misiones, tanto de la OTAN como exclusivamente estadounidenses. Por eso, seg¨²n el secretario general de Pol¨ªtica de Defensa de Espa?a, el acuerdo que se negocie ahora con EE UU deber¨¢ detallar, adem¨¢s de los apoyos en territorio espa?ol, las misiones que pueden cumplir. "Y estas deber¨¢n ajustarse siempre a la legalidad internacional", recuerda Cuesta. El convenio con EE UU permite al Gobierno espa?ol negar el uso de su territorio o su espacio a¨¦reo para misiones que contradigan la pol¨ªtica exterior espa?ola. As¨ª sucedi¨® con el bombardeo de Tr¨ªpoli (Libia) ordenado en 1986 por Reagan. La diferencia es que hasta ahora ning¨²n buque de la Navy ten¨ªa base permanente en Espa?a. La instalaci¨®n en Rota del componente naval del escudo antimisiles aumenta su peso en la OTAN y, por lo mismo, su condici¨®n de objetivo potencial de grupos terroristas. El general Ballesteros sostiene, sin embargo, que no supone un cambio sustancial, pues "Estados Unidos es un objetivo permanente del terrorismo internacional, y Espa?a tambi¨¦n". Aunque no siempre se recuerde.
Puerta del Mediterr¨¢neo, balc¨®n a ?frica
La base de Rota est¨¢ ubicada frente a C¨¢diz, a la entrada del estrecho de Gibraltar. Tiene una extensi¨®n de 23.000 hect¨¢reas y un per¨ªmetro de 26 kil¨®metros. El puerto, reci¨¦n ampliado, tiene capacidad para 24 buques. En la pista se produjeron el a?o pasado 45.000 movimientos a¨¦reos. El convenio autoriza un m¨¢ximo de 4.250 militares y 1.000 civiles estadounidenses. Tambi¨¦n puede tener 18 aviones de patrulla mar¨ªtima, 13 de reconocimiento y 18 de patrulla de EE UU. Alberga el Cuartel General de la Flota espa?ola y los mayores buques. (portaviones, fragatas, etc)
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