El monstruo de la crisis
Golpean las puertas mec¨¢nicas con sus palmas ennegrecidas, atra¨ªdos por la luz del interior del centro comercial. Una masa agolpada en la entrada. Sus gargantas emiten un gru?ido monocorde y vac¨ªo. La mirada desenfocada. La escena se parece mucho al primer d¨ªa de rebajas en cualquier ciudad de Occidente. En el interior refulgen las baldosas sobre las que hemos visto deambular a esos seres de aspecto grotesco y caminar arrastrado, sus movimientos de aut¨®mata guiados por la m¨²sica de feria. En el templo de consumo, apoyada sobre la barandilla, una mujer pregunta: "?Qui¨¦n diablos son?". El h¨¦roe negro, de proporciones perfectas y ojos oscuros, responde con media sonrisa: "Somos nosotros, eso es todo". No hay terror m¨¢s profundo que el miedo a uno mismo; un monstruo aborregado y perseverante; un ej¨¦rcito de muertos que vuelven a la vida. El ser humano frente al espejo.
Toda historia de muertos vivientes trata sobre la sociedad amenazada
Quiz¨¢ sea este su secreto. O quiz¨¢ solo se trate de los designios de Hollywood. Pero 10 a?os despu¨¦s del 11-S, cuando el miedo ciudadano comenz¨® a transformarse en ansiedad inespec¨ªfica, con Occidente en guerra perpetua y los pa¨ªses desmoron¨¢ndose por efecto de unos mercados intangibles, los zombis han sido aupados por la industria del ocio y el espect¨¢culo. "Son los nuevos vampiros", auguraba Time en 2009. "El monstruo del pueblo", dec¨ªa la revista. "El monstruo oficial de la recesi¨®n". En tiempos de crisis moral y econ¨®mica, estas criaturas parecen reflejar los anhelos inconscientes de Occidente. Los zombis est¨¢n de moda. No solo eran la excusa con la que comenzaba la trama de Super 8, de J. J. Abrams. Hace un mes se edit¨® un videojuego llamado Dead island, del que se han vendido casi dos millones de unidades. Y algo ocurre cuando Brad Pitt se decide a protagonizar una del g¨¦nero, basada en una novela de Max Brooks, Guerra mundial Z, un best seller por cuyos derechos la Paramount pag¨® una suma considerable de seis cifras. La superproducci¨®n cuenta con un presupuesto de 100 millones de euros y se estrenar¨¢ a finales de 2012, para competir con El hobbit, de Peter Jackson.
El autor del libro, hijo del director Mel Brooks, public¨® ya en 2003 la Gu¨ªa de supervivencia zombi, una s¨¢tira sobre los agoreros del fin del mundo y el efecto 2000, en la que recomendaba "pelo corto y ropa ajustada" para salir del apuro. De ella ha vendido cerca de un mill¨®n de ejemplares. Hace poco ensay¨® una explicaci¨®n sociol¨®gica en una entrevista con Time: "Cuando empec¨¦ a escribir no exist¨ªa nada de zombis. Pero creo que ahora la gente necesita un buque seguro para el fin del mundo. (...) Los zombis son seguros. Son manejables". Una especie de narc¨®tico o un digestivo contra la crisis. "?Qu¨¦ significa el deshielo financiero de 2008?", continuaba. "No puedo explicarlo, y estoy seguro de que tampoco le puedo pegar un tiro en la cabeza".
Toda historia de muertos vivientes es en realidad una historia sobre la humanidad amenazada. Una odisea darwinista. No son f¨¢bulas para rom¨¢nticos, como ocurre con los vampiros, ni cuentan con su Anne Rice, ni las sagas crepusculares de Stephenie Meyer, ni siquiera con una novela fundacional como el Dr¨¢cula de Bram Stoker. Sus ra¨ªces se hunden en los ritos tribales del ?frica y el vud¨² haitiano, pero el fen¨®meno es reciente: el padre fundador de estas criaturas, el hombre que fij¨® el mito y lo consagr¨® como icono pop tal cual lo conocemos hoy, a¨²n vive y sigue explorando los tejidos subcut¨¢neos del horror. El cineasta George A. Romero se invent¨® el g¨¦nero zombi en 1968 como una cr¨ªtica al napalm que supuraba la guerra de Vietnam. Encerr¨® a los protagonistas de La noche de los muertos vivientes en una casa de campo y dej¨® que se mataran entre ellos mientras intentaban sobrevivir a una plaga de caminantes hambrientos de carne. El resultado marc¨® un hito, hab¨ªa nacido un terror diferente. As¨ª describi¨® el cr¨ªtico Roger Ebert, ganador de un Pulitzer, la reacci¨®n del p¨²blico en un cine estadounidense: "La pel¨ªcula dej¨® de ser deliciosamente aterradora a mitad de metraje y se volvi¨® inesperadamente terror¨ªfica (...) hab¨ªa una ni?a sentada muy quieta y llorando (...) no creo que los m¨¢s peque?os realmente supieran qu¨¦ les hab¨ªa golpeado (...) seguro que hab¨ªan visto otras pel¨ªculas de terror antes, pero esto era otra cosa. Esto eran monstruos comi¨¦ndose a personas. Esto eran ni?as matando a sus madres. Y lo peor de todo, hasta el h¨¦roe mor¨ªa". Diez a?os despu¨¦s, Romero refugi¨® a sus protagonistas en un centro comercial, y su cr¨ªtica esta vez la dirigi¨® contra la cultura de masas y el consumo. En la pel¨ªcula El amanecer de los muertos, sus zombis com¨ªan carne humana con la misma ansiedad con la que el consumidor se agolpa sobre un estante repleto de art¨ªculos en oferta. La plaga lo infestaba todo, y los h¨¦roes ca¨ªan uno a uno, a manos de muertos vivientes o saqueadores humanos. Si hay alguna constante del g¨¦nero Z es su final desesperanzado. La sociedad comi¨¦ndose a s¨ª misma. "Somos nosotros, eso es todo", dec¨ªa el negro. "Ya no queda sitio en el infierno".
Cuando camina por un centro comercial, ?lvaro Fuentes suele mirar hacia lo alto. Luego le dice a su mujer: "Me escapar¨ªa por ah¨ª... Y me esconder¨ªa m¨¢s all¨¢". Si hubiera un apocalipsis zombi, este madrile?o de 36 a?os recomienda no estar a su lado. Porque, avisa, no te echar¨ªa un cable. "Es pura supervivencia". Como la mayor¨ªa de los de su edad, la primera vez que vio un muerto viviente fue en la Nochevieja de 1983, cuando se estren¨® en TVE el v¨ªdeo musical de Thriller, de Michael Jackson, en el que el artista bailaba con una troupe salida de la tumba. Luego tocaron a?os de sequ¨ªa. "En Espa?a era imposible encontrar algo de zombis. No llegaban cosas de nivel". Ped¨ªa v¨ªdeos y c¨®mics y libros por cat¨¢logo, y los paladeaba con la soledad del fan¨¢tico antes del ADSL. Si hubiera que consultar con un experto, Fuentes ser¨ªa la persona.
"No te vas a creer el verdadero origen de los zombis", dice con un volumen de los pitufos en las manos. Con Los pitufos negros, de 1963, el belga Peyo inaugur¨® la saga de los peque?os seres azules. Pap¨¢ Pitufo mandaba a por le?a a uno de los suyos, al que picaba una mosca en el rabo, volvi¨¦ndose negro en el acto y transform¨¢ndose en una criatura irritada cuyo ¨²nico objetivo era encontrar otros pitufos azules a la voz de "??AC!" y morderles a su vez en el rabo, volvi¨¦ndolos tambi¨¦n negros y extendiendo la enfermedad. Al final cae hasta Pap¨¢ Pitufo.
Con el cambio de siglo, las cosas tambi¨¦n se pusieron negras en el mundo y se redescubri¨® el potencial simb¨®lico de las criaturas. Poco antes de la invasi¨®n de Irak, y con el clima apocal¨ªptico tras el ataque a las Torres Gemelas, se estren¨® 28 d¨ªas despu¨¦s, de Danny Boyle, cuya primera secuencia mostraba un Londres devastado, des¨¦rtico y, dado el contexto mundial, bastante cre¨ªble. El virus cos¨ªa Inglaterra a mordiscos y, aunque aquello no era una de zombis, sino de infectados, los fans reconocieron las claves del g¨¦nero Z (y por primera vez, los no muertos eran capaces de esprintar). La pel¨ªcula recaud¨® 82 millones de euros. Aquel a?o se public¨® la Gu¨ªa de supervivencia..., de Brooks, mientras un guionista de c¨®mics llamado Robert Kirkman lograba editar una historieta titulada The walking dead, centrada en los conatos de sociedad tras un apocalipsis zombi. El fen¨®meno a¨²n no hab¨ªa estallado, pero, como ocurre con las modas, y tambi¨¦n con las plagas, la monta?a rusa del ocio comenz¨® a hacer c¨¢lculos y se propag¨® el g¨¦nero como una marea.
A Jaume Balaguer¨® y Paco Plaza no les cost¨® demasiado convencer a Filmax para rodar una de zombis en un bloque de pisos de Barcelona. Rec se estren¨® en 2007, recaud¨® 24 millones de euros y Hollywood produjo un remake en el que respetaba hasta el nombre de la protagonista. "Desde entonces ha habido una eclosi¨®n que da que pensar", dice Balaguer¨®. Plaza presentar¨¢ la tercera parte de Rec en 2012 y se explica as¨ª el fen¨®meno: "Andamos abducidos con la televisi¨®n, los iPhone... El ser humano se est¨¢ zombificando". Balaguer¨®, que estrena el pr¨®ximo viernes otra de terror en un bloque de pisos titulada Mientras duermes, dice que los zombis tienen ¨¦xito porque representan un miedo "muy actual, intangible", relacionado con la paranoia terrorista, los virus, las enfermedades o el derrumbe econ¨®mico: "Suponen una amenaza incomprensible. Y esa es la crisis actual del mundo contempor¨¢neo: el peligro no es controlable, es un enemigo impreciso".
2007, fecha en que comenzaron los s¨ªntomas del pinchazo inmobiliario, se convirti¨® en el a?o fuerte de los zombis en Espa?a: aparte de Rec, el director canario Juan Carlos Fresnadillo estren¨® 28 semanas despu¨¦s, una secuela sobre el virus londinense, y la pel¨ªcula lleg¨® a ara?arle el traje a Spiderman 3 en la taquilla de Estados Unidos. Tambi¨¦n se organiz¨® por primera vez una marcha zombi por las calles de Madrid, y 80 tipos disfrazados de no muertos cruzaron El Corte Ingl¨¦s de Goya ante el estupor de los agentes de seguridad (desde entonces, los asistentes a esta marcha organizada por La Kasa del Maquillaje se han multiplicado como infestados hasta rondar los 2.000 en la edici¨®n de este a?o). En 2007, adem¨¢s, un abogado llamado Manel Loureiro comenz¨® a escribir una novela de zombis por entregas en un blog, como si fuera una historia real que ocurr¨ªa a medida que iba narrando: una extra?a explosi¨®n nuclear en una antigua rep¨²blica sovi¨¦tica, la incompetencia y la ocultaci¨®n de los Gobiernos, el contagio masivo y la pandemia de no muertos cuyos efectos desoladores recorren las calles y carreteras y la costa de Galicia, donde sit¨²a al protagonista.
"Quer¨ªa contar la historia de un mundo que se derrumba", dice el autor en un aeropuerto, entre un vuelo y otro, porque Loureiro se convirti¨® de forma inesperada en un escritor superventas y ahora viaja como un ejecutivo, reclamado en charlas y conferencias. Cuando llevaba escritas dos terceras partes de su novela en Internet y las visitas se hab¨ªan vuelto astron¨®micas, una editorial mallorquina llamada Dolmen le ofreci¨® publicarla en papel. La termin¨® y agotaron siete ediciones. Hasta la fecha se han vendido cerca de 120.000 copias, entre el libro f¨ªsico y las descargas. El fen¨®meno destap¨® una cultura literaria zombi m¨¢s acusada de lo que se esperaba. Un par de a?os despu¨¦s, movida por el ¨¦xito, Dolmen lanzaba su L¨ªnea Z y fichaba para dirigirla a un experto, ?lvaro Fuentes, aquel madrile?o que recomendaba alejarse de ¨¦l en caso de apocalipsis. En a?o y pico, el tiempo que trabaj¨® para la casa, Dolmen public¨® 14 t¨ªtulos de zombis. Los manuscritos llegaban en cascada. "Todo el mundo parec¨ªa tener una novela de zombis en el caj¨®n", comenta Fuentes, que ahora es un editor freelance especializado en el g¨¦nero.
Mientras tanto, al abogado Loureiro lo fich¨® Plaza & Jan¨¦s para editar sus dos siguientes novelas, con las que complet¨® la trilog¨ªa de Apocalipsis Z, y ambas se situaron entre los libros de ficci¨®n m¨¢s vendidos en Espa?a. Mientras se escriben estas l¨ªneas, una productora prepara su adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica y otra estudia la posibilidad de llevarla a televisi¨®n. "Ya no es un g¨¦nero de nicho", dice Loureiro. "Le ha pasado lo mismo que a los vampiros: Anne Rice los populariz¨® y poco a poco se convirtieron en un producto de consumo masivo". Pero este fan de Stephen King destaca una gran diferencia: "En una historia de vampiros, el protagonista suele ser el vampiro". Son inmortales, visten bien, resultan atractivos, algunos incluso brillan. "En las de zombis, el foco se coloca en los supervivientes. El monstruo representa lo peor de nosotros mismos". Y logra sacar lo peor: la humanidad aguanta, pero en estado permanente de ansiedad y alerta.
Bajo esta premisa comenz¨® a emitirse en octubre de 2010 la serie The walking dead, basada en los c¨®mics de Robert Kirkman, bajo la batuta del cineasta Frank Darabont. En Espa?a la estren¨® Fox y poco despu¨¦s la emiti¨® La Sexta en abierto. Como hab¨ªa ocurrido con todo lo relacionado con los zombis, la apuesta se convirti¨® en un ¨¦xito inesperado: fue el mejor estreno en la historia del canal estadounidense de cable AMC. Los zombis rubricaban con ella su reinado en una ¨¦poca de miedos intangibles. Lo dice Kirkman, un tipo orondo y barbudo, convertido de la noche a la ma?ana en productor ejecutivo: "La ¨²ltima vez que fueron populares fue a principios de los ochenta, con la alerta nuclear y la guerra fr¨ªa. Parece que cuando la humanidad se encuentra amenazada y se vislumbra el fin de la civilizaci¨®n, resulta refrescante sentarse delante de la tele y pensar: 'Al menos, no hay un cuerpo que me intenta comer". El secreto de su historia, de la que ha publicado 89 n¨²meros hasta la fecha, ha sido "centrarse en los personajes", seg¨²n teoriza al otro lado del tel¨¦fono. Kirkman explora con ellos qu¨¦ ocurrir¨ªa con el mundo en la cuerda floja a medida que pasa el tiempo. "Los zombis est¨¢n por ah¨ª y ayudan a que la narrativa avance". En el fondo, no son m¨¢s que una excusa. Quiz¨¢ por eso, a pesar del gore y la tensi¨®n punzante, la primera temporada de la serie fue propuesta en la categor¨ªa de drama de los Globos de Oro 2011, junto a otras de reconocido prestigio como Mad Men o Boardwalk Empire (lo gan¨® esta).
"Parece m¨¢s un soap opera [un culebr¨®n] que una serie de zombis", dice Santiago Segura, amante de los c¨®mics de Kirkman y su adaptaci¨®n, y uno de los rostros que se prestaron a publicitar el estreno de la segunda temporada en Fox posando para el calendario zombi que ilustra estas p¨¢ginas. Las vi?etas de Kirkman se las recomend¨® Guillermo del Toro, cuando Segura se traslad¨® hasta Nueva Zelanda para poder escribir Torrente 4 junto a su "fetiche", que entonces preparaba el gui¨®n de El hobbit. En las ant¨ªpodas, Del Toro le dijo: "Gordo, ?has le¨ªdo esto?". No, no lo hab¨ªa le¨ªdo, y de esta manera el virus zombi vol¨® en avi¨®n desde Nueva Zelanda hasta Espa?a, obviando fronteras, como lo hacen las transacciones financieras, los mercados y el miedo.
'The walking dead' se estrena en Fox el 17 de octubre.
Diez hitos de los muertos vivientes
Iker Jim¨¦nez, narrador de misterios, suele decir: "El cine de zombis tiene 35.000 a?os" desde que vio en la cueva de El Castillo (Cantabria) una talla de monstruos en piedra, "muertos que regresan a la vida", cuyas sombras se proyectaban en la pared. Sin ir tan lejos:
'La noche de los muertos vivientes' (1968)
Escrita y dirigida por George A. Romero, esta pel¨ªcula fij¨® los c¨¢nones del g¨¦nero zombi. Hasta entonces, estas criaturas no eran infecciosas, ni su virus, de origen impreciso, se extend¨ªa como una plaga. En realidad, se trata de una cr¨ªtica a la guerra de Vietnam.
'Los pitufos negros' (1963)
Parece una broma, pero es cierto. Las amables f¨¢bulas de estos seres azules, creados por el belga Peyo, comenzaron con una breve historia de mordeduras, contagios y gru?idos. Algunos expertos lo consideran una de las obras precursoras del g¨¦nero.
'The walking dead' (2003-?)
El guionista de c¨®mics Robert Kirkman quiso ir un paso m¨¢s all¨¢ y comenzar su historia en el punto en el que sol¨ªan terminar las pel¨ªculas de zombis. Centrado en los personajes supervivientes, la historieta ha sido adaptada para televisi¨®n con ¨¦xito de audiencias.
'28 d¨ªas despu¨¦s' (2003)
Al director Danny Boyle se le recordar¨¢, entre otras cosas, por haber quitado el polvo y reverdecido un g¨¦nero en cuarentena. Sus zombis no eran tales, sino infectados, y corr¨ªan como diablos. Pero esta pel¨ªcula respetaba la mayor¨ªa de c¨¢nones del g¨¦nero Z.
'Guerra mundial Z' (2006)
Algo debe de tener esta novela escrita por Max Brooks (hijo de Mel Brooks) para que Paramount est¨¦ preparando el ¨¦xito de taquilla de 2012 con sus mimbres. Brad Pitt interpretar¨¢ a un empleado de la ONU que reconstruye c¨®mo sobrevivi¨® la humanidad a los zombis.
'Thriller' (1983)
Probablemente el v¨ªdeo musical m¨¢s conocido del artista pop con m¨¢s discos vendidos de la historia, Michael Jackson. Lo dirigi¨® John Landis y duraba 13 minutos. Hab¨ªa un hombre lobo, miedo teen y un baile el¨¦ctrico del cantante junto a un grupo de zombis.
'Apocalipsis Z' (2007)
Si algo se le ha de agradecer a Manel Loureiro, escritor pontevedr¨¦s de 35 a?os, es haber abierto la veda de la literatura zombi en Espa?a con esta historia que comenz¨® publicando en un blog, hasta que lo fich¨® una editorial y vendi¨® 120.000 ejemplares.
'Rec' (2007)
Cuentan Paco Plaza y Jaume Balaguer¨® que su intenci¨®n era rodar una pel¨ªcula de terror de forma directa, al estilo televisivo "est¨¢ pasando, se lo estamos contando". Los zombis eran la excusa, la amenaza. Lograron un bombazo, y ya van por la tercera de la saga.
'Dead island' (2011)
Aunque el fil¨®n zombi siempre ha tenido presencia en la industria del videojuego, este ¨²ltimo constata su edad de oro. Se lanz¨® hace un mes y fue directo a los m¨¢s vendidos. Sus creadores tardaron seis a?os en terminarlo. "Terror, violencia, locura", se publicita.
'Shaun of the dead' (2004)
Se puede decir que un g¨¦nero ha fijado sus c¨¢nones cuando hay alguien capaz de parodiarlo. En esta comedia brit¨¢nica, los protagonistas matan con vinilos, se congratulan cuando alguien se infecta, mueren casi todos y, por supuesto, evitan decir la palabra "zombi".
Galer¨ªa de los horrores
Amaia Salamanca. La actriz que salt¨® a la fama con Sin tetas no hay para¨ªso logr¨® meterse en el papel cuando el fot¨®grafo le pidi¨® que gritara con hambre. Tiene pendiente de estreno la pel¨ªcula de terror Paranormal Xperience 3D.
Ariadne Artiles. La modelo confes¨® ser asustadiza y poco seguidora de los muertos vivientes y cualquier otro asunto relacionado con el terror. "Han sido cuatro horas de maquillaje", dijo en el interior del autob¨²s, tras dejar los pompones.
Cristina Tos¨ªo. La top model espa?ola sufri¨® un mordisco en el brazo, los ojos se le volvieron de un azul p¨¢lido y el¨¦ctrico, y pos¨® con el pelo y la ropa acartonada, como corresponde al g¨¦nero. El cuervo que la acompa?a en la foto es real.
Fran Rivera. Algo gordo debe de estar ocurriendo para que hasta el torero Fran Rivera se preste a vestirse de zombi. Tras la sesi¨®n de efectos y maquillaje, dijo: "Con lo r¨¢pido que nos hacen a nosotros las heridas y lo que han tardado".
F¨¦lix G¨®mez. El protagonista de la serie La Rep¨²blica, al m¨¢s puro estilo del cine apocal¨ªptico, entre Mad Max y el h¨¦roe de la serie The walking dead. La p¨¦rdida del brazo es un truco de la c¨¢mara. El resto, como la vida misma.
Miguel Gonz¨¢lez 'M¨ªchel'. El exentrenador del Getafe nunca les hab¨ªa dado una oportunidad a los muertos vivientes, hasta que vio The walking dead, una serie "familiar", seg¨²n dice, en la que se imponen las personas sobre las v¨ªsceras.
Antonio Carmona. Con ese punto de cordura granadina, dijo eso de que "a los muertos hay que tenerles respeto" y que ¨¦l, de convertirse en zombi, ser¨ªa "un zombi de los g¨¹enos, el que acabar¨ªa dando la cara por los humanos".
David Delf¨ªn. Seguidor del cine y la est¨¦tica zombi, el dise?ador de moda explic¨® con un tajo en el cuello que a veces "en la discoteca o el supermercado" se siente rodeado de no muertos. O al rev¨¦s: "Nos creemos que estamos vivos".
Laura S¨¢nchez. La modelo y actriz se convirti¨® en una ni?era aterradora gracias, entre otras cosas, a los efectos especiales de Javier Aliaga, quien form¨® parte del equipo ganador de un Oscar por su trabajo en El laberinto del fauno.
Santiago Segura. Al creador de Torrente le gusta tontear con "el rollito proteico": l¨¢tex y espumas con las que recrear heridas y miembros amputados. "He doblado porno", a?ade, "y puedo decir que el g¨¦nero zombi es dif¨ªcil de doblar".
Rossy de Palma. Despu¨¦s de indicar que el cerebro que ten¨ªa delante estaba "blandito", coment¨® que sus hijos son fan¨¢ticos del g¨¦nero y le hab¨ªan pedido que fuera a buscarles al colegio caracterizada de "zombi glamour".
Alaska y Mario. ?l dice: "La que sabe de zombis es ella". Y Alaska, que asegur¨® hace ya un tiempo que su novio era un muerto viviente: "Me gusta que gane el malo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.