Guerra del coral en la Costa Brava
Los furtivos esquilman la cotizada especie del fondo marino amparados en la falta de penas - Juzgados dos pescadores por quemar la casa de un agente rural
La ¨²ltima batalla por el coral rojo de la Costa Brava se libr¨® esta semana en los tribunales. Los pescadores furtivos y los agentes rurales que vigilan la costa se encontraron esta vez ante el juez y no en las aguas mediterr¨¢neas del Cabo de Creus o las Islas Medes, donde desde hace d¨¦cadas los agentes persiguen con muchas ganas y escasos medios a los furtivos que esquilman las cotizadas ramificaciones calc¨¢reas que construye y en la que vive el p¨®lipo corallium rubrum. Pere S. y Josep Maria LL., tan conocidos que la prensa local los calific¨® de furtivos "hist¨®ricos", fueron juzgados el pasado lunes acusados de prender fuego a la casa de Jordi Romeu, el jefe de agentes rurales de la zona y pesadilla de los acusados por su empe?o en hacer cumplir la ley. Los hechos ocurrieron la noche de fin de a?o de 1998. Tras varios intentos fallidos de juicio y retractaciones de testigos, pocos conf¨ªan en que el caso acabe en condena.
La pesca sin licencia de esta especie es, para el Supremo, falta administrativa
"Es una actividad artesanal y se ha hecho toda la vida", defiende un furtivo
M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s de aquel incendio, la guerra sigue en pie y sus protagonistas dispuestos a luchar. La ¨²ltima actuaci¨®n de los agentes rurales fue hace solo dos semanas, cuando decomisaron 15 kilos de coral rojo reci¨¦n capturado de forma ilegal en el Parque Natural de las Islas Medes y el Montgr¨ª. Uno de ellos era Pere S. "En 20 a?os hemos decomisado unos 300 kilos de coral", explic¨® Romeu poco despu¨¦s. Los furtivos se saltan las moratorias y no respetan la prohibici¨®n de capturar colonias menores de siete mil¨ªmetros de di¨¢metro en la base. Las licencias para pescar cerca de la costa las otorga la Generalitat. Solo 12 pescadores las han obtenido este a?o. La captura legal en 2010 ascendi¨® a 626 kilos.
"La pesca de coral es una actividad artesanal y se ha hecho toda la vida", se defiende un furtivo. Pero, tras d¨¦cadas de expolio, el coral rojo de la Costa Brava est¨¢ diezmado y la situaci¨®n es cr¨ªtica en muchas zonas. "Lo han machacado de forma sistem¨¢tica", afirma Sergi Rossi, bi¨®logo de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB) y uno de los mayores expertos en coral rojo del mundo. Las partes visibles del coral, te?idas de rojo por las sales de hierro, tardan d¨¦cadas en crecer.
Hace 20 a?os, la longitud media del coral que se encontraba en la Costa Brava hasta los 60 metros de profundidad era de 12 cent¨ªmetros, y el di¨¢metro, de cerca de nueve mil¨ªmetros. Rossi realiz¨® un estudio entre 2001 y 2006 en la misma zona y lleg¨® a conclusiones penosas. La media de altura era de unos tres cent¨ªmetros y el di¨¢metro medio no superaba los cinco mil¨ªmetros. La precariedad de las colonias perjudica a los pescadores legales. "Cada d¨ªa nos cuesta m¨¢s cumplir con la normativa", dice Enric Fern¨¢ndez, que lleva 10 a?os en el negocio.
Los m¨¦todos que utilizan los furtivos dificultan la reproducci¨®n del animal. "Arrancan el coral con una piqueta y un colador y se llevan con ellos la placa basal del animal, lo que impide su regeneraci¨®n", explica Cristina Linares, bi¨®loga del CSIC. El coral de la Costa Brava, apreciado por su intenso color y porosidad, ya no da tantos beneficios como en el pasado.
"Antes, con un a?o de trabajo te comprabas un apartamento o un terreno", ilustra un coralero que lleva mucho tiempo retirado. "El precio oscila seg¨²n la longitud y el di¨¢metro de las ramas", dice Romeu. Las ramas extraordinarias "no tienen precio", explica el coralero. "Es el que t¨² le quieras poner". Esas capturas son hoy anecd¨®ticas. El coral que se pesca hoy se cotiza sobre los 200 euros el kilo y sigue siendo rentable.
La impunidad de los furtivos es casi total. Solo se les puede imponer una multa administrativa, que no pagan porque no tienen bienes a su nombre. El Tribunal Supremo consider¨®, en 2006, que la pesca furtiva de coral no puede constituir un delito penal ya que la propia Administraci¨®n otorga licencias para su captura. Rossi tiene claro lo que deben hacer las autoridades: "Reducir las licencias de forma dr¨¢stica, permitir que solo se cojan ramas grandes y a m¨¢s de 60 metros de profundidad". Sin embargo, critica, "no existe una gesti¨®n del coral rojo".
La normativa catalana est¨¢ en el aire. El Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a declar¨® nulo el decreto de la Generalitat que regulaba la pesca de coral en aguas interiores. "Ahora mismo no disponemos de ninguna normativa", admite una portavoz del Gobierno catal¨¢n. Los pescadores legales reclaman que se les tenga en cuenta y que se ampl¨ªen las zonas de pesca. "No hay medios para vigilar todas las zonas protegidas", afirma Enric Fern¨¢ndez.
Por primera vez, los bi¨®logos han reimplantado una parte de las colonias confiscadas a los furtivos en el Parque del Montgr¨ª hace dos semanas. Tres buzos se sumergieron en las aguas de las Islas Medes y pegaron el coral sobre una masilla adherida a las rocas. La alegr¨ªa por recuperar unas cuantas colonias no escondi¨® la frustraci¨®n de los bi¨®logos. "Esta no es la soluci¨®n. Hay que acabar con los furtivos", resume Alex Lorente, t¨¦cnico del parque.
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