Lilliput no quiere ser peque?o
El festival reivindica el uso de los quioscos de escalera y lucha para que este patrimonio de Barcelona sobreviva
El patrimonio de Barcelona es enorme y diverso. Tanto, que mucho pasa desapercibido. Es lo que ocurre con los quioscos de escaleras, unas diminutas construcciones situadas en las entradas de algunos edificios de Barcelona que durante a?os han acogido peque?os negocios familiares. Unos lugares que nos trasladan a un pasado de la ciudad que languidece poco a poco.
Hace tres a?os, el festival Lilliput puso su punto de mira en estos cub¨ªculos con la intenci¨®n de reivindicarlos y, tras realizar un inventario y catalogar un centenar, invit¨® a artistas para que convirtieran estos escaparates en galer¨ªas por unos d¨ªas para mostrar sus obras a los cientos de viandantes. Hoy arranca la tercera edici¨®n de este festival con la clara intenci¨®n de seguir reivindicando estos espacios como parte de la historia de la ciudad.
"Las ayudas han disminuido enormemente", se queja Patricia Ciriani, alma y directora de este festival, que es impulsado por el Instituto Catal¨¢n de Antropolog¨ªa y cuenta con el respaldo del Conca y del Instituto de Cultura de Barcelona, a la hora de explicar por qu¨¦ de los 13 quioscos de 2010 se ha pasado a solo cuatro este a?o. "Adem¨¢s est¨¢ el comportamiento del Ayuntamiento, que no ha ayudado nada. Las normas son cada vez m¨¢s estrictas y este a?o han desaparecido 10 quioscos, derribados o precintados, entre ellos uno de los m¨¢s bellos, el situado en Bonsucc¨¦s, 13, que junto con el que estaba situado en el n¨²mero 12 permit¨ªa un di¨¢logo entre ellos".
Seg¨²n Ciriani, "este es un festival a contrarreloj, ya que el Ayuntamiento quiere derribarlos. Todos est¨¢n amenazados por una muerte programada".
En opini¨®n de Ciriani, en un momento de crisis como el actual "es malo cerrar espacios de convivencia y trabajo asequibles donde la gente puede ganarse la vida". Para ella el centro de Barcelona se est¨¢ convirtiendo en un museo y un lugar comercial para turistas, ya que son muy pocas las tiendas que pueden aguantar los altos alquileres. "Zara no crea convivencia. La gente entra, compra y se va. Los quioscos de escalera s¨ª. La due?a del quiosco del n¨²mero 12 de Bonsucc¨¦s lleva 50 a?os hablando con la gente, conoce a todos los vecinos. Cuando ella se jubile no se renovar¨¢ y seguro que desaparecer¨¢. Esperemos que nuestro festival ut¨®pico aumente la conciencia sobre estos lugares ¨²nicos", concluye.
El dise?ador franc¨¦s S¨¦bastian Cordoleani realizar¨¢ su primera instalaci¨®n en un escaparate (Petritxol, 1) donde presentar¨¢ la l¨¢mpara Alcoba; DJ electro amenizar¨¢ con su m¨²sica el bar Pasajes (en el quiosco que hay en el pasillo entre Sant Pere m¨¦s Alt y Trafalgar); la artista visual Laia Sol¨¦ instalar¨¢ su Arxiu volant (Ferran, 19), una instalaci¨®n con v¨ªdeo, ventiladores y muchos papeles donde documenta la evoluci¨®n hist¨®rica de los quioscos, a partir de su rastreo en los anuncios de prensa, desde 1881, y donde reivindica que forman parte de la arquitectura de esta ciudad.
Pero la gran apuesta de 2011 es la bailarina y core¨®grafa estadounidense Eryn Rosenthal, que desde su sede (Bonsucc¨¦s, 12) unir¨¢ con su danza los diferentes portales donde se celebra el festival con su The doors project.
"Es dificil cuantificar la incidencia del festival, pero la cantidad de personas que pasan por estas calles nos permite decir que lo ven unas 10.000 personas. Este a?o lo superaremos", dice Ciriani.
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