?Ser¨¢ posible la reconciliaci¨®n?
Hoy se cumplen 75 a?os de la destituci¨®n de Miguel de Unamuno como concejal de Salamanca y alcalde honorario de la ciudad por decisi¨®n de sus compa?eros de corporaci¨®n. Le acusaron de "incompatibilidad moral corporativa" por su actitud "incongruente, facciosa y antipatri¨®tica" en el acto celebrado la v¨ªspera en el Paraninfo de la Universidad, en el curso del cual y en presencia del general Mill¨¢n Astray pronunci¨® su famoso alegato: "Vencer¨¦is pero no convencer¨¦is".
Joseba Sarrionandia, el escritor al que un jurado universitario concedi¨® la semana pasada el Premio Euskadi de ensayo en lengua vasca, pero cuyo importe le fue retenido por el Gobierno vasco por tratarse de un pr¨®fugo de la justicia, public¨® a fines de 1998 un largo art¨ªculo en Deia en el que insinuaba, a cuenta de la tregua de ETA iniciada semanas antes, la posibilidad de una reconciliaci¨®n entre las dos formas de sentirse vasco que identificaba simb¨®licamente con Sabino Arana y Miguel de Unamuno. "No hay por qu¨¦ despreciar la tradici¨®n espa?ola que hemos tenido en Euskal Herria. Ha sido una tradici¨®n rica y a su modo vasca", escrib¨ªa; y tras citar a Unamuno, Baroja, Meabe y "los de ahora", a?ad¨ªa que cuando esos vascos no nacionalistas se han enfrentado con la tradici¨®n espa?ola autoritaria ha sido esta ¨²ltima la que ha prevalecido. Admit¨ªa que Unamuno se sentir¨ªa m¨¢s libre sin la compa?¨ªa del general, pero conclu¨ªa que de momento, por ley, es Mill¨¢n Astray "el guardi¨¢n de la Constituci¨®n espa?ola".
El fugitivo Sarrionandia propon¨ªa en 1998 reconciliar a Unamuno con Sabino Arana
Es precisa una Euskadi en la que no sea necesario convertirse a las ideas del otro para convivir en paz
Sarrionandia cumpl¨ªa condena por su participaci¨®n, en 1980, en el secuestro de un conservero bermeano y otros delitos cuando, cinco a?os despu¨¦s, se fug¨® con otro miembro de ETA de la c¨¢rcel de Martutene. Desde entonces se encuentra en paradero desconocido. Muy lejos debe de estar si sigue pensando que la Espa?a actual es la de Mill¨¢n Astray. Que las Fuerzas Armadas tengan entre sus funciones defender la integridad territorial de su pa¨ªs es lo propio de los Estados democr¨¢ticos. Los que no lo son, como la Espa?a de Franco y Mill¨¢n Astray, le atribu¨ªan sobre todo la de garantizar el orden p¨²blico.
Entre Tom¨¢s y Valiente, expresidente del Tribunal Constitucional, y el etarra que lo mat¨® en su despacho de la universidad ?qui¨¦n era heredero del general que grit¨® "viva la muerte"? Esa consigna, anota Unamuno, "significa muera la vida". En una entrevista reciente (enero de 2011), Sarrionandia le comentaba a una vasco-francesa: "Ser vasco no es nada especial (...). El problema empieza cuando te impiden o limitan ser vasco. Para m¨ª y para muchos otros vascos ser espa?ol por obligaci¨®n ha sido traum¨¢tico y contra eso nos hemos rebelado".
Bastantes vascos que en los a?os setenta entonaron frases como esa reconocieron m¨¢s tarde que hab¨ªa mucho de impostura en ellas. Se trataba de encontrar razones para rebelarse y ninguna mejor que convencerse de que nada hab¨ªa cambiado con la democracia, que segu¨ªamos bajo una dictadura militar. Sarrionandia form¨® parte a fines de los setenta de un grupo literario, la Banda Pott (palabra que equivale a fallo o fracaso) entre cuyos fundadores figuraban Bernardo Atxaga y Jon Juaristi. Pese a la distancia que el tiempo (y el destino) hab¨ªa abierto entre algunos de ellos, Sarrionandia declaraba en una entrevista incluida en el volumen Ocho poetas raros (?rdora, 1992): "Sigo caminando cerca de los amigos de Pott".
Juaristi, por su parte, en su libro de memorias (Cambio de destino, 2006) evoca con simpat¨ªa a Sarrionandia, con quien dice haber mantenido correspondencia hasta 1997 y del que opina que su destino ilustra "de forma tr¨¢gica el de la generaci¨®n izquierdista europea de los setenta. El mundo presente ya no es desde luego el suyo, y menos en el Pa¨ªs Vasco". Y a?ade: "Es muy dif¨ªcil que pueda restablecerse mi antigua amistad con los otros miembros de Pott, pero si ocurriera el milagro, me gustar¨ªa tener la oportunidad de hablar largo y tendido con Joseba. Y no de literatura".
?Ser¨¢ posible la reconciliaci¨®n? En una carta fechada en agosto de 1901, Sabino Arana expresaba su "estimaci¨®n" personal hacia su paisano y coet¨¢neo (se llevaban cuatro meses) Unamuno, y hasta su esperanza de que si un d¨ªa recobraba la fe religiosa abrazar¨ªa tambi¨¦n la causa nacionalista. Sin embargo, ?no ser¨ªa m¨¢s realista imaginar una Euskadi en la que no sea necesario convertirse a las ideas del otro para convivir con ¨¦l?
La condici¨®n para ello ser¨ªa la desaparici¨®n de ETA, esa m¨¢quina de odio y silencio. En su investidura, Patxi L¨®pez cit¨® a Sarrionandia para describir el "silencio de piedra" que afecta a la sociedad vasca. Esa expresi¨®n figura en un poema suyo de 1987 y describe los pensamientos de una mujer, madre de un etarra preso, que observa desde su ventana, en silencio y sin mover un dedo, c¨®mo se desangra un polic¨ªa al que acaban de disparar; y se dice que no llorar¨¢ por los que son matados "hasta que nuestro hijo vuelva a casa".
Sin embargo, en una entrevista reciente, y a prop¨®sito del debate en la izquierda abertzale sobre el abandono de la estrategia pol¨ªtico-militar, dec¨ªa que habr¨ªa sido deseable que ese cambio se hubiera planteado 20 a?os antes, y que "lo que debemos recuperar quienes hemos andado los ¨²ltimos 30 a?os en contra del Estado es la legitimidad, la sinton¨ªa con los deseos colectivos de nuestro pueblo".
"Dije toda la verdad", escrib¨ªa Unamuno hace 75 a?os a su paisano el escultor Quint¨ªn de la Torre coment¨¢ndole su enfrentamiento con Mill¨¢n Astray: "Que el vencer no es convencer ni conquistar es convertir, y que no se oyen sino voces de odio y ninguna de compasi¨®n". Seis d¨ªas antes de ese enfrentamiento hab¨ªa acudido a una audiencia con Franco para pedirle que "introdujera la compasi¨®n en sus decisiones pol¨ªticas". Pero le dicen, seg¨²n transmite a su traductora italiana, Mari Garelli, que "no es tiempo todav¨ªa".
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