Un potente acto tribal

Disco teatro, sin patio de butacas, con la m¨²sica a tope y el p¨²blico en pie, dispuesto a participar de lo que le echen, con tal de que sea ca?ero. FuerzaBruta lo es desde el minuto tres, una vez que su protagonista masculino se pone a trotar cual S¨ªsifo contra el sentido de la marcha de una cinta rodante (como la de La ca¨ªda de los dioses), elevada sobre las cabezas del p¨²blico, mientras, arrastrados por ella, otros personajes se precipitan al abismo.

Hay al comienzo un asomo de dramaturgia: el caminante se duerme, sue?a con mujeres que se persiguen como lagartijas por una pared gigante, y al despertarse intenta en vano que su peque?o mundo de sillas y mesas ordenadas no sea arrastrado al precipicio. Su lucha parece la de la humanidad contra la entrop¨ªa: cada vez que encuentra el equilibrio, un nuevo accidente lo golpea.

En FuerzaBruta el techo se cae literalmente sobre los actores, la materia esc¨¦nica se crea y se destruye sin cesar, y el p¨²blico celebra el ritmo y la magnitud de la cat¨¢strofe sum¨¢ndose al baile enloquecido de los int¨¦rpretes. Algunos espectadores prefieren quedarse fuera, en la periferia de la pista del Circo Price, mirando con cierta incredulidad el entregado conjunto que forma el resto: en este tipo de teatro, un nosotros participativo y acr¨ªtico desplaza al yo espectador.

En la segunda mitad, nos gustar¨ªa ocupar el lugar de las cuatro chicas que, en la b¨®veda del circo, se zambullen en una piscina colgada en el aire, sobre cuyo suelo trasl¨²cido se dejan resbalar como delfines, empujadas por la ola que produce el vaiv¨¦n de tan inestable estructura. Cuando ¨¦sta comienza a bajar lenta pero inexorablemente sobre nuestras cabezas, como en un cuento de Edgar Alan Poe, levantamos los brazos por puro instinto, para parar a pulso la que se nos viene encima.

FuerzaBruta engancha si te dejas llevar y desactivas la distancia cr¨ªtica sin contemplaciones. Cuando, a los 56 minutos, todo se termina de repente, uno se pregunta, como si acabara de despertarse de un sue?o: ?Ah, pero esto es el final? ?No hay nada m¨¢s? Y es que se hace breve, aunque cada minuto sea intenso y el ritmo no decaiga. Jam¨¢s hablo de precios: s¨ª lo hago en este caso es porque 40 euros son muchos para un teatro p¨²blico; este siempre ha tenido tarifas populares.

Estupendo el trabajo de los actores bailarines, que en el programa de mano no aparecen y deber¨ªan: Estefan¨ªa Bavassi, Laila Dipace, Melina Seoane, Gabriela G¨®mez, Natalia G¨®mez Carrillo, Camila Taranto, Jason Novak, Marcelo Curotti, Juan Mart¨ªn Fern¨¢ndez y Bruno L¨®pez Arag¨®n.