El cainismo azulgrana
Al igual que pas¨® en ¨¦pocas de bonanza anteriores, el litigio entre el presidente Sandro Rosell y su antecesor Joan Laporta amenaza el reinado deportivo del Bar?a
El Barcelona permanece en la cumbre del f¨²tbol de forma tan continuada que se ha ganado el reconocimiento mundial, cosa dif¨ªcil en un club discontinuo por naturaleza, siempre agitado. Ahora mismo pasa por ser el mejor equipo, cuenta con el futbolista n¨²mero uno, dispone de una plantilla profunda y aparentemente f¨¢cil de renovar por la envidiable salud de la cantera y presume de que su entrenador re¨²ne los valores m¨¢s sagrados de una entidad centenaria. Nadie ha entendido tanto al Bar?a y a Messi como Guardiola y dif¨ªcilmente se puede encontrar un hilo conductor de la historia azulgrana m¨¢s po¨¦tico que el de la Masia.
La marca Bar?a funciona como un tiro en el mercado internacional y una encuesta del diario As asegura que Espa?a es hoy m¨¢s azulgrana que blanca. ?nicos en la elaboraci¨®n del relato deportivo, los barcelonistas le han ganado terreno en la cancha y en los despachos a los madridistas, que siempre se remitieron a la cancha y se dejaron de historias, hasta la llegada de Mourinho, que ha redefinido el concepto de se?or¨ªo y ha recurrido al victimismo, antes exclusivo de los azulgrana, para defenderse de la superioridad de su eterno rival. El mayor adversario del Bar?a, sin embargo, no es solo el Madrid, sino el propio Bar?a. As¨ª ha sido hist¨®ricamente, por su capacidad de autodestrucci¨®n.
Como N¨²?ez, Joan Laporta tambi¨¦n se ha servido del club en los mejores a?os de su vida
Por Brasil y Catar corren noticias sobre los negocios de Sandro Rosell
Ni el carrusel de t¨ªtulos ganados por Guardiola (12 sobre 15) ni el reconocimiento mundial han evitado el riesgo de fractura que siempre amenaza a la entidad por el contencioso que fomentan los directivos y por la mala gesti¨®n de sus activos. Ya pas¨® con Samitier y su pase al Madrid y despu¨¦s con Figo; ocurri¨® con el enfrentamiento entre kubalistas y suaristas; tampoco fueron ortodoxas las partidas de Maradona y Ronaldo; y ya se sabe que la defunci¨®n del dream team fue provocada por el contencioso N¨²?ez-Cruyff, el mismo que lo hab¨ªa alimentado en su partida de nacimiento. Acostumbrados a Bernab¨¦u y Florentino, no extra?a que en el Madrid se familiarizaran con N¨²?ez.
Los procesos electorales han resultado a veces tan regeneradores y democr¨¢ticos como estresantes institucionalmente para el Bar?a. Rosell y Laporta, compa?eros de junta en 2003, se presentan hoy como enemigos irreconciliables. Un veterano analista azulgrana que ha participado en distintos procesos electorales define la situaci¨®n actual, en consonancia con la liturgia del club, de esta manera: "La estupidez de los que han entrado ¨²ltimamente es una reacci¨®n natural a las gamberradas que cometieron los que se fueron. Hay centenares de personas en el Bar?a, desde exdirectivos a exjugadores pasando por periodistas, que est¨¢n enfrentados desde hace varias generaciones y lo ¨²nico que les interesa es explotar el medio para conseguir sus objetivos. El responsable de que Rosell sea hoy presidente es Laporta".
La rivalidad entre Rosell y Laporta se ha escapado del control social del club, sobre todo porque las asambleas son cada vez m¨¢s intervenidas por las directivas y menos representativas, y ha pasado a ser asunto de los juzgados y la prensa. Ha reaparecido la guerra de los dossieres, muy presente en las elecciones de 2010, y el protagonismo recae en personajes an¨®nimos como Vicen? Pla, que present¨® la demanda para que avalen los exdirectivos de Laporta, o intermediarios tales como Bayram Tutumlu, que llev¨® al mismo Laporta ante la juez para que confesara que su despacho ingres¨® 10 millones de euros de un magnate de Uzbekist¨¢n por un pliego de informes sobre la industria textil y el gas.
Antes intuitivo y carism¨¢tico, Laporta es ahora v¨ªctima de una estrategia parecida a la que emple¨® cuando se convirti¨® en una alternativa de poder con Elefant Blau. Los pleitos se han sucedido desde que el expresidente present¨® una moci¨®n de censura contra N¨²?ez. La diferencia es que Laporta jam¨¢s se escondi¨® detr¨¢s de ning¨²n socio, sino que actu¨® a cara descubierta, de forma diferente de N¨²?ez y Rosell, m¨¢s maquiav¨¦licos y a gusto en la penumbra, utilizando rostros no conocidos. La visibilidad y transparencia exim¨ªan a Laporta de muchas de las acusaciones que se la hab¨ªan formulado hasta que se ha sabido que su relaci¨®n con Uzbekist¨¢n obedec¨ªa a intereses econ¨®micos.
El expresidente ten¨ªa enga?ados a muchos barcelonistas, y a varios de sus compa?eros en la junta, que dicen no saber nada del asunto uzbeko, gente que no le perdona ni el precio ni el concepto de la operaci¨®n y que le emplaza a que les d¨¦ una explicaci¨®n, tanto a ellos como a la masa social. Laporta ingres¨® m¨¢s dinero que el Barcelona (diez millones de euros frente a tres) por una causa que estaba prohibida en el c¨®digo ¨¦tico de Elefant Blau y de quienes se inspiraron en Armand Carab¨¦n, figura capital del cruyffismo y el antinu?ismo. Al igual que N¨²?ez, Laporta ha acabado por utilizar su despacho profesional y se ha servido del Bar?a en los mejores a?os de su vida antes de dedicarse a la pol¨ªtica parlamentaria o municipal.
La carrera de Laporta va por mal camino desde que, a¨²n siendo presidente, consinti¨® que se investigara a cuatro exvicepresidentes, la junta negociara un seguro de 25 millones para no se sabe muy bien qu¨¦ incumplimientos, y se aliara con Gulnara Karimova, la hija del presidente de Uzbekist¨¢n, para negocios como la fallida venta del Mallorca. El presidente del Bar?a est¨¢ hoy atrapado en el pozo que le dedicaron en Taskhen. Que nadie le d¨¦ por derrotado. Va a litigar con Rosell hasta las ¨²ltimas consecuencias porque entiende que su obra de gobierno es tan opinable como di¨¢fana. No hay trampa ni enredo, sino que la discusi¨®n es sobre moralidad y no sobre contabilidad.
La condici¨®n de presidente le ha valido de momento a Rosell para que no se hable de las noticias que sobre sus negocios corren por Brasil y Catar. Hasta The Economist se ha hecho eco de sus vinculaciones con el discutido presidente del f¨²tbol brasile?o Ricardo Teixeira, tampoco qued¨® muy claro qui¨¦n compr¨® la empresa que ten¨ªa en Catar y siempre se ha especulado mucho sobre su amistad con Florentino P¨¦rez. Tambi¨¦n hay quien ronda a Rosell, con y sin papeles, y su estabilidad en el cargo depender¨¢ de su capacidad de mando. Muchas personas cercanas a Laporta y Rosell entienden que se impone rebajar la tensi¨®n y parar el desgaste institucional.
Ya lo intent¨® Guardiola, el entrenador, cuando pidi¨® unidad. El papel del t¨¦cnico, sin embargo, ha quedado sobrepasado por los ¨²ltimos acontecimientos, y la hinchada teme que se canse de tanta tralla en el palco. Ya lo dijo el propio entrenador: Rosell y Laporta son dos caras de la misma moneda. El reto del presidente es conseguir que Guardiola est¨¦ tan a gusto en el banquillo como el entrenador procura que Messi disfrute en la cancha. Ah¨ª est¨¢ el nudo del asunto. Incluso Laporta est¨¢ de acuerdo. El problema est¨¢ en la lucha fratricida de los directivos.
Nada nuevo en la historia del Bar?a, azul y grana, esclavo emocional del seny y la rauxa del pa¨ªs, plagado de contrastes, siempre m¨¦s que un club, para mal y para bien. La cainita es azulgrana.
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