Bancos y Parlamentos
Merkel y Sarkozy anuncian reformas de los tratados europeos como parte de un "paquete ¨ªntegro" que resuelva de una vez la crisis de la deuda soberana y consolide el sistema bancario de la zona. No proporcionan detalles de las mismas y se retrasa una semana la cumbre de la Uni¨®n Europea (UE) que iba a tratar de esos asuntos. Parece prudente este retraso, si se trata de llegar a Bruselas con todo pactado y cosido, sin lanzar una vez m¨¢s la pelota hacia delante. El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, que se est¨¢ despidiendo de su cargo, acude al Parlamento Europeo con el gorro de presidente de la Junta Europea de Riesgos Sist¨¦micos, y pide una actuaci¨®n "r¨¢pida y sistem¨¢tica" de los pa¨ªses de la UE para recapitalizar la banca, dado que la crisis es sist¨¦mica.
Las ayudas a la banca ?no se consultan al Constitucional alem¨¢n ni se aprueban en los Parlamentos?
?Todo ello significa que en este caso, el de la segunda recapitalizaci¨®n de la banca, el Gobierno alem¨¢n no tiene que consultar a su Tribunal Constitucional y que ahora, a diferencia del rescate de los pa¨ªses, no tienen que pronunciarse los parlamentos nacionales? Resulta peculiar, aunque solo sea porque las cifras que se dice que habr¨¢ que aportar para reforzar a los bancos (entre 300.000 y 400.000 millones de euros) -y las que se necesitaron en la primera tanda de ayudas: entre capital directo y compra de activos da?ados, otros 400.000 millones de euros que provienen de los contribuyentes europeos- son muy superiores a las que se han prestado a los pa¨ªses intervenidos, Grecia, Irlanda y Portugal. Los mecanismos jur¨ªdicos son inescrutables.
En el terreno de las finanzas, los pa¨ªses de la UE se encuentran con tres problemas concatenados: primero, la debilidad de la banca privada, antes expuesta a las hipotecas subprime y otros derivados que actuaron como "armas de destrucci¨®n masiva" (Warren Buffet) y ahora a la deuda soberana griega y de otros pa¨ªses en dificultades; segundo, la quita de esa deuda soberana, que va a ser muy superior a lo inicialmente previsto (los acreedores previsiblemente cobrar¨ªan la mitad o menos de lo prestado); y tercero, el mecanismo para solucionar ambas cuestiones: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Sobre este se discute -y ah¨ª est¨¢ el secreto de las disensiones entre Francia y Alemania- su cuant¨ªa y sus funciones: ?debe servir para salvar pa¨ªses o para salvar pa¨ªses y bancos a la vez?
Tampoco se conoce la condicionalidad de las ayudas a las entidades financieras: ?se trata de conceder muletas a las instituciones o a los ejecutivos que las dirigen?; ?habr¨¢n de dimitir estos como ha hecho el presidente del consejo de administraci¨®n de Dexia tras su intervenci¨®n?; y sobre todo, los Estados que pongan el dinero en los bancos con problemas, ?ser¨¢n accionistas sin derechos pol¨ªticos, como ha ocurrido en la mayor parte de las ocasiones tras la primera recapitalizaci¨®n, o se sentar¨¢n en los consejos y decidir¨¢n la estrategia de los mismos y si la liquidez que les da tiene como objetivo hacer fluir el cr¨¦dito a empresas y familias?
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