"De la vida me acuerdo, pero ?d¨®nde est¨¢?"
En su biblioteca, Ana Mar¨ªa Moix tiene solo una o dos fotos suyas con otra gente; la mayor parte de los retratos que hay ah¨ª son de personajes que han sido sus maestros. Y su hermano Terenci, por supuesto. Encima de donde se sienta hay dos fotograf¨ªas grandes (hechas por la gran Colita) de Carlos Barral y de Jaime Gil de Biedma, dos grandes amigos que murieron sucesivamente a finales de la d¨¦cada de los ochenta. Esas dos grandes fotograf¨ªas se?alan casi al esqueleto de la historia personal de la escritora Ana Mar¨ªa Moix. Nacida en 1947, fue la nena en aquella gauche divine que se articul¨® en torno al riesgo editorial que asumi¨® en los a?os sesenta Carlos Barral. Ella fue pronto poeta (Baladas al dulce Jim), periodista cuyos perfiles eran una de las delicias del hist¨®rico Tele/eXpr¨¦s, la novelista de Julia, de Walter, ?por qu¨¦ te fuiste? y de Vals negro... La vida la fue llevando de una vocaci¨®n a otra de modo que fue tambi¨¦n editora exitosa de poes¨ªa, descubridora de talentos narrativos... Regres¨® a la publicaci¨®n de obra propia a principios de la d¨¦cada de 2000, cuando public¨® un libro de relatos cuyo t¨ªtulo, De mi vida real nada s¨¦, llev¨® a nuestro Rafael Conte a hacer, en 2002, este retrato: "Ana Mar¨ªa est¨¢ triste, desde luego, y nos dice por qu¨¦: por el paso del tiempo, los desencuentros amorosos y la progresiva presencia de la muerte". Ahora est¨¢ adem¨¢s enfadada; su enfado, el enfado de Ana Mar¨ªa, ha hallado forma de libro. Su Manifiesto personal (Ediciones B) es como un pu?etazo en la mesa. No quiere callar ante lo que pasa, est¨¢ indignada. Es como una carta a la sociedad con la que, como aquel personaje de G¨¹nter Grass, rompe los cristales. ?Tan indignada? Aqu¨ª lo explica. Y explica tambi¨¦n, ahora con mucho conocimiento de causa, qu¨¦ es el dolor humano, el que se siente por dentro. Ahora sabe algo de la vida real: cuando nos sentamos ante ella en su casa de Barcelona, a Ana Mar¨ªa le acababan de dar esa noticia brutal que unos m¨¦dicos dicen de una manera y otros de otra, pero que al fin y al cabo tiene un solo titular inequ¨ªvoco. Tiene c¨¢ncer. Lo est¨¢ afrontando, y su ¨¢nimo es alto, el de una persona indignada, en todo caso. Por ah¨ª comenzamos.
"Falta educaci¨®n moral e imaginaci¨®n para ponerse en el lugar del otro"
"Los intelectuales se han bajado los pantalones ante la calculadora"
Est¨¢ enfadada.Como todo el mundo. Todos estamos enfadados y desconcertados por las cosas que estamos viviendo. Cada d¨ªa hay alguna noticia que te perturba la concepci¨®n que ten¨ªas de las cosas. Los pa¨ªses se hunden en media hora por una noticia de una agencia econ¨®mica, que deben estar todas compradas. Qu¨¦ casualidad que se empezara por Portugal, estando tan cerca Espa?a y Grecia, tres pa¨ªses con Gobiernos socialistas, y que los defendiera Strauss-Kahn antes de que a este le hicieran lo que parec¨ªa una encerrona. No soy paranoica, pero es mucha casualidad. Y ahora de Portugal no se dice nada desde que est¨¢ la derecha. ?Es que de pronto nadan en la abundancia?
?Y Espa?a?Aqu¨ª ha ca¨ªdo toda la repercusi¨®n de la crisis global. Inevitable porque la pol¨ªtica se ha dejado comer por la econom¨ªa. Podr¨¢n incluso con Obama. Pero en el caso de Espa?a el asunto est¨¢ agravad¨ªsimo por la crisis de la construcci¨®n, que se ve¨ªa venir, que se cre¨® con Aznar, pero tampoco los socialistas -hay que reconocerlo con gran dolor de coraz¨®n- pudieron parar esa barbaridad. La crisis de la construcci¨®n ha arrastrado a la pobreza a media poblaci¨®n espa?ola.
En su 'Manifiesto personal' cuenta una historia de corrupci¨®n que quiso salpicar a Carlos Barral...En sus ¨²ltimos tiempos. Unos promotores fueron a verle a Calafell, a su casa junto al mar. Iban en dos Mercedes. ?l era senador, lo hab¨ªan nombrado miembro de la Comisi¨®n de Costas. Cerca de Calafell hab¨ªa un terreno de nadie por el que pasaba un arroyo. Aquellos tipos quer¨ªan construir all¨ª, pero no ten¨ªan permiso. Si se callaba, el cheque que le pon¨ªan delante ser¨ªa suyo, adem¨¢s de los Mercedes que hab¨ªan tra¨ªdo. Carlos empez¨® a gritar: "?Yvonne, Yvonne! ?Estos sinverg¨¹enzas atentan contra mi honor! ?Mis espadas!". Aquellos tipos se largaron inmediatamente. Carlos muri¨® unos meses despu¨¦s. Y ahora todo aquello est¨¢ urbanizado.
Uno de los personajes que le hablan en el libro dice: "Este pa¨ªs ha ido desconfiando de sus ilusiones".No es solo un mal de los pol¨ªticos, sino del despilfarro de la generaci¨®n de los ochenta. Empezaron a dominar los gerentes. Lo ¨²nico que contaba era el dinero, el cargo. Ve¨ªamos c¨®mo iba bajando el nivel cultural del pa¨ªs en todo. Y como si no pasara nada. Ahora la gente reacciona m¨¢s porque nos toca la supervivencia. Poco a poco se fueron perdiendo las ilusiones. Winston Churchill dec¨ªa aquello de que "la democracia es el peor de los sistemas si exceptuamos todos los dem¨¢s". No podemos ni debemos prescindir de los partidos pol¨ªticos y de la democracia. Pero s¨ª hay que atornillarlos en la calle. Creo que los indignados y el resto debemos renunciar a esta moda tonta del voto en blanco. Hay que votar, pero tambi¨¦n hay que estar en la calle con plataformas ciudadanas.
El libro acaba con la expresi¨®n de una esperanza suya. Uno de esos personajes que usted cita se va a acampar con los indignados... Los indignados dicen que no hay que votar.Bueno, no lo sabemos; algunos lo dicen. Si el voto en blanco supusiera sillones vac¨ªos en el Congreso, habr¨ªa que pens¨¢rselo. Si no es as¨ª, eso ser¨ªa darle poder a la derecha, es evidente. La derecha no nos va a sacar de aqu¨ª, es lo suyo ayudar a las financieras. Lo que est¨¢ haciendo el Tea Party en Estados Unidos. El Tea Party est¨¢ en Espa?a. Rajoy no es Tea Party, pero otros de su partido s¨ª lo son. No es mi partido, no lo votar¨¦. A lo mejor ser¨¦ la ¨²ltima del pa¨ªs que seguir¨¢ votando a los socialistas. Y, adem¨¢s, al contrario de lo que dijo Felipe Gonz¨¢lez, en una frase dur¨ªsima, aunque buena, buen¨ªsima: "Seguir¨¦ militando en el partido, pero he dejado de ser simpatizante". Me parece lo m¨¢s duro que puede decir dentro del partido socialista, sus razones tendr¨¢; yo, al rev¨¦s, nunca he militado en el partido, pero soy simpatizante.
?Y por qu¨¦ la izquierda ha dejado de alimentar ilusi¨®n?La ca¨ªda del Muro y del comunismo -nunca fui comunista, por cierto-, por un lado, desinfl¨® a la izquierda. No est¨¢bamos a favor del Muro, est¨¢bamos en contra de que se impidiera la libre circulaci¨®n, est¨¢bamos en contra de la represi¨®n de la libertad de expresi¨®n. De repente, aquello se acab¨® y la izquierda se deshinch¨®. Algo raro. Pero es que a la vez creo que el capital perdi¨® al enemigo y los Gobiernos se entregaron a ¨¦l. Lo explica bien Toni Judt. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta los sesenta, el Estado de bienestar despega de manera espectacular por primera vez en la humanidad. Cuando cae el comunismo, deja de existir este enemigo del capital. Y se crea el Estado de capital, y hace concesiones por temor a que en Europa vaya cogiendo auge el comunismo, tengamos una revoluci¨®n o muchos problemas con los sindicatos. La socialdemocracia sabe crear un Estado de bienestar, pero en cuanto desaparece el enemigo, la socialdemocracia se pone a sumar y a restar igual que el capital, a hacerle las cuentas, a hacer de secretaria del gran capital. ?Hombre, no! Y hemos acabado con que se est¨¢ especulando con las deudas externas de los pa¨ªses. Es una barbaridad.
Dedica mucho espacio del libro a alertar sobre la falta de educaci¨®n como el germen de todos los males...No hay una educaci¨®n moral y ¨¦tica. Los padres se dedicaron a ganar dinero e hicieron dejadez de eso. Creo que el mal fue este individualismo feroz de finales de los setenta y ochenta hasta ahora. La m¨ªstica esa de tener tres pisos en propiedad, dos coches, gimnasio, sesiones de bronceado porque un ejecutivo ha de ir de punta en blanco... Todo eso desaparecer¨¢ pronto, esa es la parte positiva, desgraciadamente, de la crisis. Y digo desgraciadamente porque la crisis la pagar¨¢n los de siempre. Esos padres no estaban preocupados por sus hijos, estaban preocupados por elegir una corbata de moda. Yo digo educaci¨®n moral y ¨¦tica, pero es que es puramente humana. Jaime Gil de Biedma dec¨ªa que un factor importante de la inteligencia era la imaginaci¨®n para ponerte en el lugar del otro. Tenemos poca imaginaci¨®n para ponernos en el lugar del otro. Si en Estados Unidos te pones en el lugar del negro, no lo escupes. Y si aqu¨ª te pones en el lugar del inmigrante, no lo expulsas. La falta de educaci¨®n ¨¦tica y moral conduce a asuntos como el de Oslo, donde un chico de la ultraderecha solo puso en pr¨¢ctica las pr¨¦dicas de los partidos de ultraderecha de toda Europa...
Tampoco se pone en el lugar del otro el alcalde de Badalona, que es militante de un partido que aspira a gobernar Espa?a...Es muy gordo. Badalona es la tercera poblaci¨®n m¨¢s grande de Catalu?a, siempre obrera y de izquierda, con una gran densidad de inmigrantes... Y son los hijos de estos inmigrantes (andaluces, gallegos, extreme?os) los que ahora est¨¢n siendo incitados. Pero es que el discurso es este: tu m¨¦dico de la Seguridad Social ya no va a estar disponible para ti porque tienen prioridad los inmigrantes... Es un discurso venenoso para ganar votos. El voto vil.
Dice usted que los intelectuales tambi¨¦n se han arrodillado ante el Estado del capital. ?Qu¨¦ ha pasado?Volvamos a nuestro Carlos. ?l alerta en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de sus memorias: est¨¢ cambiando el mundo, el de la cultura. Uno iba a Bocaccio y se encontraba con un jorobado que beb¨ªa whisky, fumaba en pipa y te hablaba de Catulo y de Homero. Y ahora, dec¨ªa, te encuentras con se?ores vestidos de oscuro, con una calculadora de mano. Estos son los nuevos gestores de la cultura. Y los intelectuales se han bajado los pantalones delante del se?or de la calculadora. Es verdad. Ha sido el dinero. Y la fama. Si le preguntas a la gente normal qu¨¦ quiere que sea su hijo, no te dir¨¢ "arquitecto", te dir¨¢ "famoso".
Y usted cita algo m¨¢s que dec¨ªa Barral: "Comenzaba a hablarse [entonces] de triunfadores, incluso en las carreras del esp¨ªritu". Exacto. Y el mundo de la cultura se ha resentido enormemente de esa confusi¨®n entre calidad y cantidad de las listas de ¨¦xito. Muy bien, el best seller debe existir, pero antes serv¨ªa para luego poder editar a un autor nuevo que uno cre¨ªa que promet¨ªa. Ahora no. Ahora el que consigue un best seller, lo que busca es otro best seller.
Le leo, Ana Mar¨ªa, algo que escribi¨® Conte: "Ana Mar¨ªa est¨¢ triste, y nos dice por qu¨¦: por el paso del tiempo, los desencuentros amorosos y la progresiva presencia de la muerte...".Son temas que siempre me han pesado mucho. En 2011 me siguen pesando y ya me pesaban de joven... Hay unos versos de Jaime Gil de Biedma que siempre me han gustado: "De la vida me acuerdo, pero ?d¨®nde est¨¢?". Con la enfermedad, ahora para m¨ª esos versos son a¨²n m¨¢s significativos. De la vida me acuerdo, pero ?d¨®nde est¨¢? Estamos llenos de amigos perdidos. Mi universidad fue la gente, no fue la facultad, aunque all¨ª tuve dos o tres buenos profesores, entre ellos Emilio Lled¨®. Lo dem¨¢s, en la universidad franquista, era miseria. As¨ª que mi universidad fueron estos amigos de Bocaccio. Me llevaban 20 o 30 a?os y ya me quedan muy pocos. No siento nostalgia por los sesenta, siento nostalgia por esta gente que val¨ªa much¨ªsimo. Dicen que eran unos borrachos que estaban en Bocaccio hasta las seis. ?S¨ª, se?or, hasta las seis! Pero a las nueve de la ma?ana Jorge Herralde estaba creando Anagrama, Beatriz de Moura estaba buscando gente para crear su editorial, Barral era el rey de la edici¨®n, Castellet creaba la gran editorial catalana que ser¨ªa Grup 62, la gente hac¨ªa cine, Colita, m¨¢s pobre y m¨ªsera que nunca, estaba montando una gran escuela de la fotograf¨ªa catalana...
Fue un momento muy enriquecedor. Aprecio tanto estos momentos porque eran encuentros de profesionales y de creadores interdisciplinarios. O¨ªas hablar de arquitectura a ?scar Tusquets cuando empezaba, a Oriol Bohigas, que ya era quien era, o a Rafael Moneo cuando pasaba por aqu¨ª y se un¨ªa a la tertulia de Bocaccio junto a Jaime Gil de Biedma hablando de literatura. O a Juan Mars¨¦ despotricando contra todo y hablando tambi¨¦n de novela. Hab¨ªa una comunicaci¨®n de lenguajes art¨ªsticos interesant¨ªsimos. ?Qu¨¦ se ha hecho de esto? Cuando oigo que alguien joven escribe bien pienso: "?Madre m¨ªa, la que le espera!". Tambi¨¦n es verdad que incluso antes de estar en Bruguera [donde fue editora de ficci¨®n] me hartaba de recibir manuscritos, entre los cuales siempre hab¨ªa un par que val¨ªan la pena. Se presentaban aqu¨ª y me dec¨ªan: "?Qu¨¦ editorial paga m¨¢s y promociona mejor?". "Ni?os, vengo de un mundo en el que nunca o¨ª hablar de dinero a Ana Mar¨ªa Matute". Ana Mar¨ªa las pas¨® canutas. Durante 20 a?os no existi¨® en Espa?a como novelista. Ya ten¨ªa todos los premios habidos y por haber... todos. Dej¨® de publicar y dej¨® de existir. Ella nunca lo dir¨¢ porque es una se?ora muy digna, pero yo lo digo porque lo viv¨ª. No estaba en librer¨ªas, en n¨®minas de autores de la posguerra ella no sal¨ªa. ?Qu¨¦ pa¨ªs es ese? Hasta que, afortunadamente, se produjo la resurrecci¨®n con Olvidado rey Gud¨². Se ha primado la tonter¨ªa sobre la sustancia.
Dice usted que pasamos de un pa¨ªs pobre a un pa¨ªs de nuevos ricos.Recuerdo que estuve en Verines, en aquellos encuentros de escritores j¨®venes que organizaba V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Carmen Riera me llam¨® para unas conversaciones sobre la edici¨®n. Les dije que no ten¨ªamos editores. Publicar¨¦is una novela o dos, y si no tienen ¨¦xito, llegar¨¢ un se?or con una calculadora que te dir¨¢ que las ventas no dan para seguir edit¨¢ndote. El que decide es el de ventas: "Esto no se vende, no es lo que quiere la gente". ?Y usted qu¨¦ sabe lo que quiere la gente!
?Y cu¨¢les eran los valores de aquella gente de antes de los ochenta: Barral, Castellet, Mars¨¦, V¨¢zquez Montalb¨¢n...?Ninguno de los que has nombrado ha renunciado a los valores de entonces. Mars¨¦, afortunadamente, tiene su Premio Cervantes, es un hombre de prestigio, vende libros, es conocido, y me alegro enormemente. No ha renunciado a ninguno de sus valores como creador. Ninguno de ellos ha renunciado al rigor intelectual, ninguno se ha bajado los pantalones para el mercado. Ninguno. Y ahora, ?qu¨¦ co?o de vida literaria hay? Desaparecieron ellos, casi todos, y me encontr¨¦ con gente m¨¢s joven que cuando ¨ªbamos a un congreso dec¨ªan: "Oye, ?en la editorial te han dado primera o segunda en el avi¨®n?". "Segunda". "?Qu¨¦ cabrones! ?Y el hotel es de cinco estrellas o de tres?".
En su estanter¨ªa hay fotos de sus amigos de entonces. ?Qu¨¦ le dio esa gente?No solo me descubrieron autores, fueron amigos. Ten¨ªan la generosidad de perder horas y horas con nosotros, que ten¨ªamos 19 o 20 a?os... Eran muy cari?osos, pero muy pedag¨®gicos. "Esto no se hace, esto es indecente", dec¨ªan. Pero no estaban todo el d¨ªa hablando de libros, descubr¨ªan m¨²sica, Conchita Piquer... Dec¨ªa Jaime: "F¨ªjate en esa canci¨®n, es infame, pero mira qu¨¦ verso m¨¢s bueno"... Un saber vivir. Como Pere Gimferrer. He conocido mucha gente inteligente y uno de los que quedan es Gimferrer. Nadie sospecha que junto al gran lector que es esconde un gran talento para la vida pr¨¢ctica. T¨² le hablas de que te vas a arreglar un pantal¨®n y de pronto te viene con siete direcciones donde te lo pueden hacer... ?Un talentazo! Cuando mi hermano Terenci estaba enfermo, me llamaba: "Oye, que tengo tres agencias de cuidadores". Se sabe cualquier cosa.
?C¨®mo los recuerda?A Carlos Barral le gustaba el disfraz; ¨¦l mismo lo dec¨ªa: "Paciencia y disfraz". La gorrita, los chalecos, el tanga en Calafell... Ten¨ªa su disfraz para cada sitio. Pero ten¨ªa una paciencia infinita para aguantar a quien fuera. Jaime Gil no; Jaime era cari?oso tambi¨¦n, pero no aguantaba pesados... Cuanto m¨¢s inteligente es la persona que tienes delante, m¨¢s categor¨ªa humana hay... A Carlos lo recuerdo ahora sentado en la Espineta, su bar de Calafell, con su copita de vino blanco y diciendo: "La vida cada vez se est¨¢ volviendo m¨¢s fea". Ten¨ªa raz¨®n. Yo pienso lo mismo, y mira cu¨¢ntos a?os han pasado.
Hay un personaje fundamental en la vida literaria, y en su propia vida, Ana Mar¨ªa: Terenci... ?El futuro les ha hecho justicia a aquellos amigos, a Terenci?No. A Carlos ninguna, es el caso m¨¢s claro. No s¨¦ qu¨¦ esperan para mostrar el gran poeta que era. Jaime Gil s¨ª ha sido bien tratado... Mi hermano. Creo que muri¨® con la contradicci¨®n de haber querido ser famoso y al mismo tiempo reconocido. Muchos a?os antes de morir yo le dec¨ªa: "Dec¨ªdete ya con la clase de escritor que quieres ser". ?l replicaba: "?Es que en este pa¨ªs no te perdonan que vendas!". Hay gente que dice que Terenci escrib¨ªa un libro en serio de repente y luego otro con famosas para vender. No. ?l lo cre¨ªa, ten¨ªa la misma pasi¨®n y le gustaba tanto una cosa como la otra. No hac¨ªa esta distinci¨®n. Pero la gente s¨ª. Y la cr¨ªtica tambi¨¦n. Muri¨® con esta peque?a herida... Creo que despu¨¦s de muerto le pas¨® como a Manolo V¨¢zquez. Ya me lo advirtieron en la agencia: una vez desaparecido el autor, cuanto m¨¢s medi¨¢tico, m¨¢s deja de vender. Pasa con todos, menos con Pablo Neruda.
?Qu¨¦ queda de un escritor?La fama. A mi hermano le gustaba mucho la fama. Le encantaba. ?l era feliz el D¨ªa del Libro porque lo disfrutaba aunque llegara con un callo en el dedo de tanto firmar. Era muy extrovertido a pesar de tener un fondo amargo y depresivo. Todos los amigos le echaban de menos porque les hac¨ªa re¨ªr, pero ¨¦l las pasaba canutas por ese fondo triste que arrastraba. Y a la vez ten¨ªa una enorme vitalidad y energ¨ªa que no le permit¨ªa abandonarse a la tristeza. Era muy vulnerable. Y ten¨ªa una energ¨ªa tremenda. A lo que hay que a?adir que ten¨ªa una vida sentimental desastrosa. Excepto los a?os con Enric Maj¨®, el ¨²nico amante que tuvo de carne y hueso, el resto fue un desastre. No tuvo una vida sentimental plena.
?Y a usted c¨®mo le va? Ahora est¨¢ rabiosa, adem¨¢s.S¨ª, estoy rabiosa como todo el mundo. Y como mucha parte de la poblaci¨®n, iniciando una enfermedad cuyo tratamiento ser¨¢ duro. Espero no ponerme triste, tienes que hacerte a la idea y ya est¨¢...
Dice Conte: "Y adem¨¢s dice que est¨¢ triste porque 'de mi vida real nada s¨¦...".En un viaje a Guatemala descubr¨ª esa frase de un poeta que dec¨ªa algo as¨ª como: "De mi vida real todo lo desconozco". Yo lo registr¨¦ mal, escrib¨ª el libro y a uno de los cuentos le puse ese t¨ªtulo. A la hora de escribir el ep¨ªgrafe vi que me hab¨ªa equivocado, pero no lo toqu¨¦. Me gust¨® m¨¢s la cita y la dej¨¦ as¨ª... La verdad es que siempre nos estamos sorprendiendo por reacciones y pensamientos propios que nunca hab¨ªamos tenido, y la memoria tambi¨¦n nos falsea un poco o un mucho la vida.
Y de la vida real pasada, ?cu¨¢l es la met¨¢fora que se puede contar en este momento en que usted est¨¢ indignada y mira lo que pasa, como dice en su libro, con ojos de cierta melancol¨ªa?Los poemas de Jaime. De la vida me acuerdo, pero ?d¨®nde est¨¢? ?Qu¨¦ ha quedado? La memoria, pero la memoria no act¨²a sobre la realidad. Aparte de lo humano, hablamos de esa creatividad, del coraje y de la ilusi¨®n de estas gentes que hemos nombrado, y c¨®mo trabajaron, c¨®mo sufrieron, porque tampoco eran felices. Ni Carlos Barral, ni ninguno de ellos. Los poemas de Jaime, la poes¨ªa de Carlos Barral. Esas son las met¨¢foras. F¨ªjate: para que se hable de mi hermano hemos tenido que hacer este esfuerzo de los premios que llevan su nombre. Para que pueda perdurar lo que queda. Quiz¨¢ hagan algo que valga la pena.
Literatura, vida y compromiso
Naci¨® en Barcelona en 1947. Es, adem¨¢s de la hermana menor del desaparecido Terenci Moix, una poeta cuya obra ha avanzado por la l¨ªnea vanguardista europea. Licenciada en Filosof¨ªa y Letras por la Universidad de Barcelona, su nombre fue el ¨²nico femenino incluido en la antolog¨ªa 'Nueve nov¨ªsimos poetas espa?oles', de Josep Mar¨ªa Castellet.
En 1970 gan¨® el Premio Vizcaya de Poes¨ªa con No time for flowers. En 1985, con Las virtudes peligrosas, y en 1995, por Vals negro, consigui¨® sendos premios Ciudad de Barcelona. Moix es tambi¨¦n una excelente narradora. Sus relatos y novelas tienen una larga carga autobiogr¨¢fica: como Julia (1969), Walter, ?por qu¨¦ te fuiste? (1973) o Las virtudes peligrosas (1985). En 2002, tras un silencio editorial de ocho a?os, public¨® 10 relatos en De mi vida nada s¨¦. (Arriba, en una imagen de hace 10 a?os, en la biblioteca de su casa junto a su perro Pato).
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