In¨¦dita 'primavera feminista' en el mundo musulm¨¢n
Frecuentemente, por no decir a diario, leemos en la prensa noticias que agitan nuestra conciencia por exceder toda l¨®gica o raz¨®n. Pero, aun acostumbrados a asumir con impotencia que los derechos humanos son violados en todo el mundo cada d¨ªa, hay situaciones que no podemos dejar de denunciar como vestigios que hunden sus ra¨ªces en usos medievales, como que en pleno siglo XXI, Arabia Saud¨ª, pa¨ªs miembro de las Naciones Unidas desde 1945, condenara recientemente a 10 latigazos a una mujer por conducir su autom¨®vil.
Para paliar las negativas repercusiones que esta sentencia tuvo en la prensa internacional, el rey Abdullah bin Abdelaziz al Saud ha perdonado el castigo impuesto a la joven y valiente activista. ?Hay que aplaudir la magnanimidad del rey saud¨ª cuando su Justicia, con may¨²scula, conden¨® a Shaima Justaneyah a tan humillante y dolorosa pena dos d¨ªas despu¨¦s de que el monarca dijera: "No se debe marginar el papel de las mujeres en la sociedad saud¨ª"?
Con velo o sin ¨¦l, con 'galabeya' o con tejanos, las mujeres participan en las luchas democr¨¢ticas
Ciertamente, Shaima es la "cruz" de una moneda, la de la liberaci¨®n de la mujer, cuya "cara" se public¨® simult¨¢neamente en los medios de comunicaci¨®n: "Australia autoriza a las mujeres que sirven en el Ej¨¦rcito a participar en operaciones de combate y en las unidades especiales, sum¨¢ndose as¨ª a Canad¨¢, Israel y Nueva Zelanda que hace tiempo eliminaron las restricciones que manten¨ªan a las mujeres en servicios militares no b¨¦licos".
Al hilo del esc¨¢ndalo que provoca Arabia Saud¨ª por el hecho de ser el ¨²nico pa¨ªs del mundo que proh¨ªbe por ley conducir a las mujeres, estamos asistiendo a un hecho in¨¦dito en el ¨¢mbito ¨¢rabe musulm¨¢n: las mujeres empiezan a echarse a la calle para protestar en defensa de sus derechos. La campa?a de las saud¨ªes Women Drive en Facebook puede ser la punta de lanza de una protesta acallada durante a?os: la de las musulmanas en unos pa¨ªses agitados hoy por m¨²ltiples manifestaciones populares contra la corrupci¨®n, el nepotismo y la falta de libertades.
La revoluci¨®n del 5 de enero en Egipto llen¨® la plaza de Tahrir de mujeres con velo, sin ¨¦l, con galabeya o con tejanos. All¨ª y aquellos d¨ªas, los y las cairotas se echaron juntos a la calle para gritar: "?Basta ya!". Algo impensable en una sociedad que segrega a ambos sexos, desde la mezquita para orar hasta las urnas para votar. Solo las clases altas, cultas, tienen una mayor flexibilidad en cuanto a la discriminaci¨®n de la mujer.
El fen¨®meno que supuso que hombres y mujeres compartieran el espacio p¨²blico se repiti¨® en Jordania, Marruecos, incluso en Bahr¨¦in donde gobiernan monarqu¨ªas autoritarias. Antes, fue en T¨²nez, el pa¨ªs que alz¨® la bandera de las manifestaciones de la primavera ¨¢rabe, aunque all¨ª no llam¨® la atenci¨®n puesto que la condici¨®n de la mujer tunecina es la m¨¢s avanzada del mundo ¨¢rabe.
Algo impensable hace un a?o porque en las pocas protestas que han tenido lugar en estos pa¨ªses, las mujeres o no est¨¢n, o marchan separadas detr¨¢s de los hombres, como en Ir¨¢n o en Yemen, hace pocos d¨ªas, por la indeseada vuelta del presidente Saleh. Es por ello que las manifestaciones mixtas de la plaza de Tahrir resultaron tan novedosas en este mundo.
Sin embargo, una vez controlada la revuelta, las egipcias han vuelto a desaparecer de calles y plazas, a menos que vayan acompa?adas de alg¨²n familiar masculino. El "basta ya" gritado en el coraz¨®n de El Cairo, no va con los c¨®digos civiles de estos pa¨ªses que convierten a la mujer en menor de edad toda su vida, sujeta al padre, a los hermanos, al marido, al hijo, al cu?ado si son viudas.
El caso de las argelinas es paradigm¨¢tico del uso y abuso de las mujeres por los hombres. En la guerra de independencia que termin¨® en 1962, tras ocho a?os de lucha sin cuartel contra la colonizaci¨®n francesa, las argelinas tuvieron un destacado papel desde la resistencia y en el frente luchando codo a codo con los combatientes del Frente de Liberaci¨®n Nacional, muchas veces al precio de sus vidas. No obstante los muyaidines, una vez llegados al poder, no tardaron ni 10 a?os en promulgar una "ley de familia", a¨²n vigente, que las encerr¨® de nuevo en sus casas.
Algo parecido ha ocurrido ahora en Egipto. Desalojada la emblem¨¢tica plaza de la Liberaci¨®n, las mujeres han desaparecido del ¨¢gora. Pero aunque fueran pocos d¨ªas, por primera vez en un pa¨ªs ¨¢rabe musulm¨¢n, sobre la plaza de Tahrir de El Cairo, pareci¨® flotar, entre chadores y niqabs, un cierto aire de reivindicaci¨®n feminista.
Quiz¨¢ vuelvan a llenarse de gentes indignadas las plazas de Egipto, de Siria, de Yemen y de otros pa¨ªses ¨¢rabes por la tardanza en llevar a cabo las reformas prometidas y puede ser que entonces volvamos a ver a sus mujeres reclamando libertades. Ser¨ªa bueno que, visto lo visto, las musulmanas, a la vez que libertades para toda la sociedad, reclamaran para s¨ª igualdad de derechos con los hombres. En ese sentido quiz¨¢ las saud¨ªes hayan empezado ya a marcar el paso al volante de sus autom¨®viles.
Mar¨ªa Dolores Masana Arg¨¹elles es vicepresidenta de la Comisi¨®n de Quejas y Deontolog¨ªa de la FAPE.
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