"Falta un gesto hacia las v¨ªctimas"
A fuer de haberse dicho y escrito miles de veces a lo largo de casi medio siglo, el guardia civil Jos¨¦ Antonio Pardines Arcay, muerto el 7 de junio de 1968, ha pasado a la historia como la primera v¨ªctima de ETA. Sin embargo, la familia Urroz Ibarrola siempre ha estado convencida de que quien encabez¨® la sangrienta lista etarra fue la ni?a Bego?a Urroz, fallecida el 27 de junio de 1960 por una bomba incendiaria que explot¨® en la estaci¨®n donostiarra de Amara.
Bego?a, de solo 22 meses de edad, hab¨ªa ido con su madre Jesusa, que se ganaba un dinerillo ayudando en la consigna ferroviaria a su t¨ªa Soledad Arruti. A las siete de la tarde deflagr¨® una maleta depositada en uno de los armaritos de la consigna. La rese?a que el atentado mereci¨® en los peri¨®dicos de la ¨¦poca se limit¨® a una escu¨¢lida nota del Ministerio de la Gobernaci¨®n en la que daba cuenta de la explosi¨®n de cinco artefactos: uno en un furg¨®n del tren correo Barcelona-Madrid, entre los municipios zaragozanos de Quinto y Pina de Ebro, y los otros cuatro en otras tantas consignas de Barcelona, Madrid y San Sebasti¨¢n (una en la estaci¨®n del Norte y otra en la de Amara).
El atentado apenas tuvo repercusi¨®n social ni pol¨ªtica. El 1 de julio de 1960, La Voz de Espa?a publicaba una breve rese?a dando cuenta del "sepelio y misa de gloria por la ni?a Bego?a Urrosi" (sic), a la que asisti¨® el gobernador civil de Guip¨²zcoa, Jos¨¦ Mar¨ªa del Moral, para dar el p¨¦same a la familia. El Diario Vasco insertaba ese mismo d¨ªa una foto del oficio religioso. Pero no hubo manifestaciones p¨²blicas, ni actos de repulsa por el asesinato, ni concentraciones ciudadanas. Solo el silencio.
Ning¨²n grupo criminal reivindic¨® el atentado. El Ministerio de Gobernaci¨®n dio una nota abstrusa en la que se?alaba: "Con estos hechos se ha pretendido dar cumplimiento a las consignas terroristas que elementos extranjeros, en cooperaci¨®n con separatistas y comunistas espa?oles, vienen propugnando insistentemente". ?Bajo qu¨¦ siglas se ocultaban esos "separatistas"? Jam¨¢s se aclar¨®.
Entonces, ETA solo ten¨ªa un a?o de existencia, pero nadie sab¨ªa nada de ese grupo. Poco despu¨¦s empezaron a aparecer en Euskadi panfletos firmados con estas siglas, seg¨²n recuerda la familia Urroz Ibarrola. "Nosotros siempre hemos tenido claro que ETA mat¨® a mi hermana", dice Jon. "Durante mucho tiempo, este asesinato, al igual que el resto de atentados de aquellos d¨ªas, fue atribuido al anarquista Directorio Revolucionario Ib¨¦rico de Liberaci¨®n (DRIL). ETA nunca asumi¨® la autor¨ªa de la bomba" escribe el periodista vasco Florencio Dom¨ªnguez en su libro Vidas rotas. Hay otros estudiosos que insisten en la autor¨ªa del DRIL.
El fallecido Ernest Lluch, exministro de Sanidad con Felipe Gonz¨¢lez, indag¨® en ese confuso y olvidado atentado. Y el 19 de septiembre de 2000 public¨® en El Correo un art¨ªculo titulado La primera v¨ªctima de ETA, en el que escrib¨ªa que "el esperable resultado de una muerte especialmente repugnante debi¨® conducir a una discreci¨®n absoluta" por parte de la banda terrorista. Lluch conclu¨ªa su art¨ªculo as¨ª: "Indigno inicio en el pecado original de ETA".
?Qu¨¦ opina la familia Urroz del panorama que se abre ahora? "Es un avance importante, aunque ETA deber¨ªa haber anunciado su disoluci¨®n. Como tambi¨¦n echamos en falta que no haga ni un solo gesto hacia las v¨ªctimas, ni pida perd¨®n ni reconozca el mal que ha causado a tanta gente", declara Jon, hermano de la peque?a Bego?a. "Mi madre, a sus 85 a?os y tras haber pasado tres infartos hace unos meses, tambi¨¦n est¨¢ contenta. ?Qui¨¦n va a decir lo contrario?", a?ade.
"Creo que esto ser¨¢ el final de ETA, pero a uno siempre le queda la duda, siempre tienes el temor a que haya una escisi¨®n. Pero, en cualquier caso, es una alegr¨ªa que termine esto", concluye Urroz.
Manuel Pardines, uno de los hermanos del guardia civil de Tr¨¢fico asesinado por ETA en Villabona (Guip¨²zcoa), fue alcalde de Malpica de Berganti?os (A Coru?a) entre 1991 y 1999. Alguna vez ha recordado: "No sab¨ªamos ni qui¨¦n lo hab¨ªa matado ni por qu¨¦". Fue tiroteado en un control por el etarra Txabi Etxebarrieta.
El apellido Pardines se ha repetido hasta la saciedad en la prensa. A la familia la han llamado para actos conmemorativos. Siempre ha dicho que no. Ha huido del siniestro protagonismo que conlleva estar en los inicios de la negra historia de ETA. En su d¨ªa, los Pardines lloraron su dolor en silencio... y as¨ª han querido mantenerse siempre. "Perd¨®neme, pero no quiero decir nada", se limit¨® a excusarse Manuel el pasado viernes.
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