Acrobacias y circunvalaciones sobre Ch¨¦jov

Cuenta Gorki que un d¨ªa sorprendi¨® a Ch¨¦jov intentando atrapar con su sombrero un rayo de sol, infructuosamente. Daniele Finzi Pasca, director de Corteo (Cirque du Soleil), Nebbia y Rain (Cirque ?loize), ha creado esta vez un espect¨¢culo circense inspirado en las atm¨®sferas de las obras de Ch¨¦jov y en sus diarios. M¨¢s que invocar el esp¨ªritu del autor ruso, Donka lo evoca y fantasea con su aura, o lo imagina en la distancia, desde el teatrito de 50 butacas sito a la orilla del lago Maggiore, en Lugano (Suiza), donde Finzi Pasca tiene su base y gesta a escala sus grandes proyectos.

El t¨ªtulo completo puede llamar a enga?o: Donka, una carta a Ch¨¦jov es una ep¨ªstola personal en la que queda m¨¢s y mejor reflejado quien la escribe que quien la inspira. No encontrar¨¢n aqu¨ª una galer¨ªa de personajes chejovianos ni una antolog¨ªa de escenas de sus comedias, aunque, al principio, un hermoso n¨²mero de trapecio fijo (en el que tres mujeres j¨®venes guardan un fr¨¢gil equilibrio) atrape con humor la esencia de la relaci¨®n que mantienen Olga, Masha e Irina, protagonistas de Tres hermanas. Despu¨¦s de tan buen comienzo, uno esperar¨ªa que saliera Nina, protagonista de La Gaviota, en delicado equilibrio sobre el alambre, o Lopajin haciendo malabares con monedas y cerezas, pero Finzi Pasca prefiere circunvalar al escritor ruso en lugar de entrarle de frente.

Hay un actor que interpreta a Ch¨¦jov m¨¦dico, escenas que transcurren en una consulta, n¨²meros cuya relaci¨®n con el asunto de la obra resulta tangencial o inaprensible y una evocaci¨®n intermitente de Rusia hecha desde la Suiza natal del director de escena y de Maria Bonzanigo, compositora de danzas aladas pero melanc¨®licas y de cantos polif¨®nicos de inspiraci¨®n eslava y textura italiana.

Llegado un momento, lo mejor es olvidarse de Ch¨¦jov, que cada vez parece menos visible o m¨¢s al fondo, y disfrutar de las atm¨®sferas que Finzi Pasca y su equipo consiguen crear con econom¨ªa de medios: un gesto oportuno y una luz bien puesta les basta para fraguar una imagen po¨¦tica bien tra¨ªda. Hijo de fot¨®grafos, el director tiene facilidad sobresaliente para crear momentos l¨ªricos potentes que estira y retuerce a placer, y un sentido de la belleza visual que no se atiene a c¨®digos dram¨¢ticos ni circenses. Es un creador con una po¨¦tica propia. En el debe de Donka, una carta a Ch¨¦jov figuran su delgadez dramat¨²rgica y, en menor medida, la recurrencia de cierta vena sentimental. En el haber, su fuerza expresiva envolvente, su imaginer¨ªa evocadora, su humor agridulce y la claridad certera de ciertos n¨²meros. Subrayable, la presencia polivalente de David Menes, tan h¨¢bil con la rueda Cyr como haciendo malabares con pelotas de hielo.