Hora cr¨ªtica para la UE
El incumplimiento de Roma y las maniobras de Londres complican una cumbre trascendental
La decisiva cumbre europea de hoy carga de entrada con dos lastres que se han multiplicado en las ¨²ltimas horas. Por un lado, es la segunda toma de la cumbre celebrada el domingo, a causa del aplazamiento instado por la canciller alemana Angela Merkel para obtener antes de la decisi¨®n com¨²n el aval del Bundestag, una novedosa especie de censura previa que otorga un papel desmesurado en la arquitectura comunitaria a un parlamento nacional. Por otro, la complejidad t¨¦cnica de los tres asuntos clave (la cuesti¨®n griega, la recapitalizaci¨®n bancaria y la ampliaci¨®n del fondo de rescate) y la variedad de puntos de vista sobre los mismos, auguran un paquete de decisiones nada f¨¢cil.
Y sin embargo, se trata de un paquete imprescindible y urgente para romper de una vez por todas la deriva de divisi¨®n pol¨ªtica y el c¨ªrculo vicioso econ¨®mico en los que ha encallado la uni¨®n monetaria, cuyo ¨²ltimo cap¨ªtulo es consecuencia, al menos oficialmente, de la permeabilidad entre las deudas soberanas y el deterioro de los activos de la banca. A esas dos cuestiones se le han a?adido dos enredos de mayor cuant¨ªa: el brit¨¢nico y el italiano. De forma ins¨®lita y sorprendente, la presidencia anul¨® ayer al filo de su inicio la reuni¨®n del Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas, el Ecofin, que deb¨ªa ultimar la preparaci¨®n de los contenidos para la cumbre de hoy.
Lo precipitado de la cancelaci¨®n y la confusi¨®n de la que se rode¨® provoc¨® una inmediata ca¨ªda de las Bolsas, lo que deber¨ªa ilustrar a los dirigentes sobre la gravedad del momento y la necesidad de que act¨²en. Aunque la explicaci¨®n oficial de la desconvocatoria alud¨ªa a inconcretos obst¨¢culos sobre los trabajos t¨¦cnicos, otras versiones apuntaban al problema planteado por la revindicaci¨®n brit¨¢nica, y de otros pa¨ªses ajenos a la moneda ¨²nica, de tener voz en el club de la eurozona, al que no pertenecen. Por supuesto que sus dificultades les afectan e interesan, pero los autoexcluidos eran conscientes de las desventajas de esa posici¨®n con car¨¢cter previo; y en todo caso, la uni¨®n monetaria se cre¨® con vocaci¨®n de abarcar a todos. Si Londres intuye que la actual tormenta casi perfecta augura un salto adelante federalizante, mejor ser¨¢ que se apunte y no lo obstaculice tratando de fraguar fronteras internas inconsistentes, pues la mayor¨ªa de socios no integrados se unir¨¢n en cuanto cumplan los requisitos.
Pero el peor enredo es el surgido con un pa¨ªs fundador como Italia, miembro del G-8, la cuarta econom¨ªa de la UE, y que supone el 16,8% de su PIB conjunto. Todos los focos sobre la crisis se han dirigido hacia ella, que casi de repente reemplaza a Grecia en una secuencia tr¨¢gica. Las crisis mal resueltas incorporan una din¨¢mica de met¨¢stasis, y esa es la secuencia a la que asistimos: cuando el primer rescate griego a¨²n no estaba culminado, salt¨® el de Irlanda, que, a¨²n sin encauzar, se multiplic¨® en el de Portugal, cuyo protagonismo enseguida fue disputado por el segundo rescate griego, que, todav¨ªa por acabar de perfilar, se junta con el aldabonazo -todav¨ªa no estamos ante un rescate- italiano.
El primer ministro Berlusconi fue incapaz el lunes de honrar su en¨¦sima promesa a sus colegas europeos de que cumplir¨ªa de inmediato un plan de ajuste reiteradamente anunciado, y otras tantas veces desmentido desde principios de agosto. Que se halle ahora entre la espada de sus aliados internos, contrarios al ajuste, y la pared de su propio compromiso ante sus socios europeos, que con raz¨®n se lo exigen, nada bueno augura para su supervivencia. Ello carecer¨ªa de importancia, de no ser porque amenaza la estabilidad de un gran pa¨ªs y, con ¨¦l, la del euro.
Ojal¨¢ que estos dos obst¨¢culos de recorrido no frustren el resultado de una cumbre que debiera ser trascendental.
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