La consigna de Woody Allen
Jos¨¦ Mart¨ª G¨®mez, buen amigo y excelente periodista, me pregunt¨® el otro d¨ªa mi opini¨®n sobre esos se?ores de una caja de ahorros de Galicia que al cesar en el empleo hab¨ªan percibido 26,6 millones de euros como indemnizaci¨®n y pensi¨®n vitalicia. Le le¨ª el art¨ªculo del C¨®digo Penal que castiga el delito societario. Los administradores de una sociedad que, con abuso del cargo, contraigan obligaciones en beneficio propio y en perjuicio de los socios, depositarios, o cuentapart¨ªcipes, son los autores de ese delito. As¨ª lo ley¨® textualmente por la radio cit¨¢ndome amablemente. Aquellos se?ores, seg¨²n los medios de comunicaci¨®n, desde sus puestos de m¨¢xima jerarqu¨ªa, hab¨ªan conseguido que la entidad se obligara a concederles esas prejubilaciones multimillonarias. En Alicante ha pasado algo parecido. La cuesti¨®n siempre es si los administradores de una entidad pueden urdir contratos para proporcionarse gratificaciones o prejubilaciones grandiosas. Unas veces son cajas refinanciadas con dinero p¨²blico, otras veces empresas p¨²blicas, otras, bancos refundidos. Siempre es la consigna de Woody Allen: toma el dinero y corre.
No les pagaron esas alt¨ªsimas cifras para que desempe?aran futuras actividades, sino porque se iban, o para que se fueran
La Audiencia de Barcelona, en marzo de 2011, conden¨® a directivos de Ferrocarrils de la Generalitat que tambi¨¦n se hab¨ªan agenciado jubilaciones de esc¨¢ndalo por un total de 718.000 euros. Sentenci¨® que ese comportamiento es una sustracci¨®n. Adem¨¢s, como se trataba de una empresa p¨²blica y el enriquecimiento se hab¨ªa logrado mediante un contrato ilegal enga?ando a los ¨®rganos de control de la empresa, el delito era m¨¢s grave.
Distinto hab¨ªa sido el resultado final de otras c¨¦lebres jubilaciones de lujo fuera de Catalu?a. En 1999 comenz¨® el proceso de fusi¨®n del Banco Santander con el Central Hispano. Sus presidentes pactaron un contrato de fusi¨®n, nombr¨¢ndose ambos copresidentes del nuevo banco, e incluyendo determinadas condiciones econ¨®micas de jubilaci¨®n para el presidente del Central Hispano y su vicepresidente y consejero delegado. Sin embargo, antes de llegar a la edad prevista, se redact¨® un nuevo contrato m¨¢s favorable para el copresidente y vicepresidente fusionados. A continuaci¨®n, renunciaron al cargo, percibiendo el copresidente, en concepto de bonus, 43 millones de euros, y como pensi¨®n vitalicia cinco millones m¨¢s. Y el vicepresidente, 56 millones.
El Tribunal Supremo, en julio de 2006, les absolvi¨® de la acusaci¨®n como autores de delito societario, aquel que divulg¨® por la radio mi amigo Mart¨ª. El argumento de la absoluci¨®n es que las retribuciones, premios y gratificaciones a profesionales de alta cualificaci¨®n social, como a los comunicadores, artistas y deportistas, las fija el mercado, y sus alt¨ªsimas cifras estamos acostumbrados a verlas en los medios de comunicaci¨®n, siendo producto de los beneficios que reportan a las empresas. Sin embargo, al nuevo banco nacido de la fusi¨®n, que es el que pag¨® las asombrosas sumas, no le hab¨ªan reportado beneficio alguno. No hab¨ªan hecho pr¨¢cticamente nada. No les pagaron esas alt¨ªsimas cifras para que desempe?aran futuras actividades extraordinarias, sino, simplemente, porque se iban, o para que se fueran. Y lo hicieron con tal premura, que m¨¢s parece que siguieran la consigna de Woody Allen.
A los magistrados les debi¨® de doler su propia benevolencia. Por eso, a continuaci¨®n, se justificaban diciendo, m¨¢s o menos claramente, que les parec¨ªa que cobrar esas sumas es inmoral, aunque seg¨²n ellos, no encaja en la ley penal. Esto se dec¨ªa en 2006. Despu¨¦s ha venido la crisis, y se ha evidenciado que aquellas sumas escandalosas son un perjuicio real para los depositarios o clientes de las entidades saqueadas, sean privadas, refinanciadas o p¨²blicas, ya que los administradores no son, o no deber¨ªan ser, los amos. El reproche moral del Tribunal Supremo en 2006, ahora es ya general, desde los indignados hasta Dur?o Barroso. Lo de toma el dinero y corre ya no es admisible, y puede ser perseguido. La Audiencia de Barcelona acaba de abrir un resquicio para ello, que esperemos que no se cierre.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue fiscal jefe de Catalu?a.
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