Un error colosal
El refer¨¦ndum propuesto por Papandreu es una p¨¦sima opci¨®n para Grecia y un riesgo para la UE
Quiz¨¢ no resulte sorprendente que, tras 24 meses de desgaste por las crecientes exigencias de austeridad a sus ciudadanos, el primer ministro griego pretenda ahora recuperar la legitimidad mellada, el apoyo de una mayor¨ªa silenciosa y la iniciativa pol¨ªtica. Especialmente cuando, frente a otros dirigentes europeos fr¨ªvolos o incompetentes, Yorgos Papandreu ha demostrado coraje pol¨ªtico y determinaci¨®n personal para afrontar su crisis nacional: su pecado ha sido la lentitud en la ejecuci¨®n de las reformas legales emprendidas. El reconocimiento de su trayectoria, sin embargo, no empece para concluir que su propuesta de convocar un refer¨¦ndum para aprobar el segundo paquete de rescate europeo a su pa¨ªs es un error de dimensiones colosales.
Lo es porque entra?a un c¨¢lculo demasiado arriesgado. Es cierto que los griegos no pueden aspirar a un mejor trato que el decidido en la reciente cumbre, que supone en principio la condonaci¨®n de la mitad de su deuda p¨²blica en manos de la banca. Pero tambi¨¦n lo es que resulta muy dif¨ªcil hacer valer este tipo de argumentaci¨®n en una votaci¨®n binaria, esquem¨¢tica y susceptible de toda suerte de demagogias populistas como un refer¨¦ndum. Especialmente si al final los ciudadanos acaban votando no sobre una medida concreta, sino sobre dos a?os de sacrificios que han exasperado a la sociedad griega. La experiencia de otros referendos en pa¨ªses como Francia, Irlanda u Holanda ilustran hasta qu¨¦ punto suele prevalecer el malhumor social sobre la discusi¨®n del asunto sometido a las urnas.
Pero si lo que pretende Papandreu es emitir un signo ante sus socios para que no aumenten a¨²n m¨¢s la pesada carga de austeridad que arrastra su pa¨ªs, ese ¨®rdago tacticista supone ya jugar con fuego. De consumarse, no solo podr¨ªa conducir a Grecia a la suspensi¨®n desordenada de pagos, sino tambi¨¦n poner en tela de juicio los otros elementos del paquete aprobado en la ¨²ltima cumbre, de inter¨¦s directo para todos los europeos: la recapitalizaci¨®n bancaria y el redimensionamiento del Fondo de rescate, y abocar as¨ª al conjunto de la Uni¨®n al abismo.
El da?o que esta iniciativa disparatada puede infligir a la UE, al futuro de Grecia y a la imagen de sus dirigentes resulta incalculable, de modo que lo mejor es que sea retirada cuanto antes. Es evidente que situaciones parecidas, en las que la entera Uni¨®n pende del hilo de un pa¨ªs, de su voto popular, de su mayor¨ªa parlamentaria o de su tribunal constitucional (como viene ocurriendo con Alemania), se prodigan con exceso, por cuanto los Veintisiete deciden sobre demasiadas materias por unanimidad. En este caso, adem¨¢s, castiga tanto al Estado miembro en la picota como a quienes pugnan por salvarlo de ella.
Para castigar a las Bolsas europeas y a la cotizaci¨®n de los bonos p¨²blicos, al disparate griego se uni¨® ayer el impacto de la quiebra -por especular con deuda soberana europea-del br¨®ker norteamericano MF Global, la octava en dimensi¨®n de la historia de EE UU. Solo una masiva intervenci¨®n del Banco Central Europeo, cuando ya una de las m¨¢s afectadas era la deuda francesa, evit¨® un cierre catastr¨®fico.
Los efectos ben¨¦ficos de la ¨²ltima cumbre apenas han durado 24 horas h¨¢biles. La falta de detalle, las tardanzas, aplazamientos y fracturas internas vienen a cotizar tanto o m¨¢s que los acuerdos. Es algo que Europa no va a poder permitirse mucho tiempo m¨¢s, pues contribuye al estancamiento econ¨®mico. La alerta lanzada por la OCDE, seg¨²n la cual el crecimiento de la eurozona en 2012 bajar¨¢ al 0,3%, en lugar del previsto 2%, confirma que no hay margen para el diletantismo. Lo que se redobla en el caso de Espa?a, situada en crecimiento cero desde el tercer trimestre, como acaba de certificar el Banco de Espa?a. La hora es muy grave.
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