F¨¢bricas pendientes
Desde la d¨¦cada de 1980, la arquitectura industrial de Barcelona ha sufrido una sistem¨¢tica destrucci¨®n, sacrificada para los grandes eventos, la especulaci¨®n y las infraestructuras. Entre la burgues¨ªa socialdem¨®crata, en el poder municipal durante 30 a?os, exist¨ªa el acuerdo impl¨ªcito de borrar la memoria industrial y obrera, para lavar un pasado de reivindicaciones, conflictos y movimientos sociales. Pero tras la dura y larga lucha para salvar Can Ricart en el Poble Nou, entre 2005 y 2008, las mentalidades empezaron a cambiar. De la negativa del Ayuntamiento a hacer una audiencia p¨²blica sobre Can Ricart en enero de 2007 se pas¨® a conseguir que en 2008 la Generalitat declarase el conjunto Bien Cultural de Inter¨¦s Nacional. El mismo Icub hab¨ªa lanzado ya en 2006 la magn¨ªfica iniciativa de las F¨¢bricas de Creaci¨®n, con la mayor¨ªa de los proyectos aprobados en 2009. Lo que quedaba de lo que se hab¨ªa perseguido durante a?os pasaba a ser sede para las artes y la creaci¨®n. Por fin, nos acerc¨¢bamos a la cultura europea: se empezaba a valorar el pasado industrial, aunque fuera tarde.
La crisis est¨¢ dejando pendientes demasiados proyectos para la recuperaci¨®n del pasado industrial de Barcelona
Con la crisis, este proceso languidece y queda pendiente. Las obras en Can Ricart, de cuyas vicisitudes da las claves el doble documental de Jacobo Sucari La ciudad transformada (2011), han quedado detenidas al abandonar la Generalitat la financiaci¨®n de la Casa de las Lenguas. El proyecto de Benedetta Tagliabue y Joan Call¨ªs (EMBT) no se realiza. Y el debate social vuelve a estar sobre la mesa: ?c¨®mo conseguir los dos o tres millones de euros para que el Ayuntamiento consolide las ruinas y Can Ricart no siga cayendo?, ?con qu¨¦ horizonte de tiempo y para qu¨¦ nuevo programa funcional? Adem¨¢s, no parece que haya convencimiento para realizar el proyecto del Centro de Interpretaci¨®n de la Ciudad Contempor¨¢nea en la contigua f¨¢brica Oliva Art¨¦s.
El proceso m¨¢s importante de lucha se ha dado en Can Batll¨®, reserva nunca reconvertida en los necesarios equipamientos de La Bordeta. Detenido por la crisis el Plan Especial de Reforma Urbana que daba cobertura a la gran operaci¨®n inmobiliaria, con sus m¨ªnimas compensaciones de patrimonio, edificios y espacios p¨²blicos, Can Batll¨® fue ocupado por los vecinos el 11 de junio, en un emocionante acto festivo y reivindicativo. Ahora ya funciona la biblioteca popular Josep Pons, hecha con donaciones vecinales, autogestionada y situada en el bloque 11, cedido por la propiedad al Ayuntamiento y por el Ayuntamiento a la asociaci¨®n de vecinos; y se est¨¢ acondicionando una sala de actos y un almac¨¦n para entidades del barrio.
En este momento el estado de las F¨¢bricas de Creaci¨®n es dispar. Adem¨¢s de Hangar, en proceso de ampliaci¨®n dentro de Can Ricart, est¨¢ en obras la primera fase de centro de producci¨®n cultural y multidisciplinar en Fabra i Coats, Sant Andreu, conjunto en el que se est¨¢n instalando equipamientos para el barrio. Est¨¢ pendiente que se pueda realizar el proyecto ganador para La Escocesa, que, de momento, gestiona como centro de artes visuales el colectivo Associaci¨® d'Idees. La Seca, antigua f¨¢brica de moneda, est¨¢ casi terminada para funcionar como doble espacio esc¨¦nico. En la Illa Philips de la Zona Franca no se han iniciado las obras y, en cambio, ya se ha inaugurado, debajo de la plataforma del F¨®rum, el Centro del Circo de Barcelona. Y en este lote de patrimonio heterog¨¦neo convertido en centro de arte, hay intenci¨®n de terminar la rehabilitaci¨®n del can¨®dromo de la Meridiana.
Cuando nos encamin¨¢bamos hacia unos logros que, tras el agotamiento del modelo Barcelona, nos situaban al nivel de las ciudades m¨¢s avanzadas culturalmente, la crisis est¨¢ dejando pendientes demasiados de estos proyectos, desconoci¨¦ndose las expectativas. Hace falta insistir a todos los sectores para completar esta serie de obras. Hasta ahora, una parte de la ciudadan¨ªa -vecinos y vecinas, artistas y creadores- ha demostrado estar dispuesta a hacer todo lo posible. Y lo que queda de nuestra arquitectura industrial, con la generosidad, versatilidad y belleza de sus espacios cerrados y abiertos, est¨¢ ah¨ª pendiente para demostrar que puede ser el motor para consolidar una ciudad de la industria cultural, m¨¢s equilibrada, interrelacionada, reciclada y resiliente.
Josep Maria Montaner es arquitecto.
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