Todo lo que aprend¨ª de las sombras
Robert Irwin se fij¨® en las formas de la luz y dio un giro a su carrera que le convirti¨® en un artista clave
Es posible que Robert Irwin (Long Beach, California, 1928) sea uno de los artistas m¨¢s importantes del ¨²ltimo siglo con menos obra en los grandes museos. Todo tiene una explicaci¨®n. Tras explorar la abstracci¨®n durante los a?os sesenta, lleg¨® a la conclusi¨®n de que no quer¨ªa seguir siendo pintor. "Observ¨¦ la sombra alrededor de la pintura, que no tiene significado ni la puedes cuantificar; si mueves la luz, la sombra desaparece. Pero en t¨¦rminos de c¨®mo vemos el mundo, la sombra es muy importante. Es crucial en el mundo de la percepci¨®n. Tambi¨¦n me fij¨¦ en el marco por primera vez y pens¨¦ que no es as¨ª como vemos el mundo. Desde entonces la cuesti¨®n fue c¨®mo ver el mundo fuera del marco". As¨ª explicaba ayer el artista ese momento definitorio de su vida mientras supervisaba el montaje de su ¨²ltimo trabajo en la galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez: cinco obras realizadas con tubos fluorescentes que se agrupan bajo el t¨ªtulo Way out West y que se pueden contemplar a partir del 8 de noviembre.
Son el ¨²ltimo producto de un camino que comenz¨® en 1970, cuando Irwin decidi¨® cerrar su estudio para trabajar in situ all¨ª donde le fuera propuesto. Luz y espacio se convirtieron en materias primas de su obra, que no existe si no cuenta con otra m¨¢s: la percepci¨®n del observador. A veces, Irwin se ha servido de sencillas telas transl¨²cidas para alterar por completo un espacio. Pero quiz¨¢s sea m¨¢s conocido por dos proyectos paisaj¨ªsticos: en 1997 dise?¨® el jard¨ªn central del Getty Center de Los ?ngeles y tambi¨¦n es el autor del proyecto medioambiental del Dia: Beacon, inaugurado en 2003 por la Dia Art Foundation en una antigua f¨¢brica situada al norte de Nueva York, que alberga una de las mejores colecciones de arte producido a partir de los a?os sesenta.
En Way out West, Irwin propone un juego de luces, colores, vol¨²menes y espacios que obligan al observador a moverse, parar, descansar y volver a observar desde otro ¨¢ngulo. Hay que mirar con todo el cuerpo. "La obra no solo cambia el color, sino que introduce ritmos: a veces parece que suena jazz, otras veces es m¨¢s fluido, otras parece un latido", indica el artista.
Cuenta con entusiasmo que su ¨²ltimo trabajo es producto del azar. Una exposici¨®n en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de San Diego -donde vive- le oblig¨® a ensayar algunas ideas y empez¨® a experimentar con tubos fluorescentes. En realidad, reconectaba con su renacimiento como artista tras abandonar el estudio y refugiarse en las Cuatro Esquinas, una zona des¨¦rtica que se extiende por Colorado, Nuevo M¨¦xico, Arizona y Utah: "Pens¨¦ que el medio que me gustar¨ªa usar era la energ¨ªa, m¨¢s que la materia, y la luz era una posibilidad obvia. Entonces empec¨¦ a acumular todo objeto luminoso y a experimentar con sus propiedades, aunque todav¨ªa no pod¨ªa separar muy bien el objeto del fen¨®meno". El fen¨®meno, para Irwin, es un efecto ¨®ptico, el que hace que, si se retira de la vista un cuadrado rojo despu¨¦s de haberlo mirado durante 30 segundos, se ve un cuadrado verde. Es su forma de explicar que la realidad puede ser cosas distintas y simult¨¢neas: "El cuadrado rojo sirve para explicar que puede haber dos formas de ver y por tanto, dos formas de ir hacia algo. Ambas son reales, no son una ant¨ªtesis".
Justo cuando una exposici¨®n conjunta en varias galer¨ªas de California (Pacific Standard Time: Art in LA 1945-1980) hace balance creativo de la Costa Oeste, cabe preguntar si Irwin habr¨ªa tenido una vida distinta en Nueva York: "No es mejor o peor. Cuando me cas¨¦ nos fuimos a Nueva York y yo pens¨¦ que iba a tener un di¨¢logo, pero no estaban interesados. Me dec¨ªan: en California no hay cultura, ni historia, ni arquitectura. Y yo respond¨ªa, exacto, y es mejor as¨ª porque no hab¨ªa que destruir nada para luego construir. No ten¨ªas la distracci¨®n de justificarte constantemente".
A sus 83 a?os, Irwin sigue teniendo camino por explorar: "Hay dos formas de afrontar la vida: tomar las respuestas o hacer preguntas. En mi mente una respuesta es temporal porque me crea m¨¢s preguntas as¨ª que me muevo de una pregunta a otra. No me he quedado sin preguntas. No puedes quedarte sin ellas. Cada soluci¨®n suscita otras preguntas sobre lo que funciona y lo que no. Y con lo que no funciona empiezas de nuevo otra vez".
Robert Irvin inaugura en Elvira Gonz¨¢lez el 8 de noviembre.
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