La tajada
En cualquier excursi¨®n a pie con viandas a la fuente de la teja siempre hay un grandull¨®n, en general el m¨¢s conformista de la pandilla, al que le toca llevar la sand¨ªa. Quien lo haya probado sabe lo dif¨ªcil que es transportar una sand¨ªa en brazos a trav¨¦s de un sendero escarpado, con subidas y bajadas cada vez m¨¢s abruptas. Durante ocho a?os, desde que Aznar lo eligi¨® a dedo como sucesor, Rajoy ha llevado esa pesada sand¨ªa como jefe de la oposici¨®n, al hombro o abrazada contra la barriga. ?l fue el primero en creer que no podr¨ªa con esa carga tan resbaladiza y estuvo a punto de soltarla desde el balc¨®n de G¨¦nova la noche de aquel 14-M en que perdi¨® las elecciones, pero contra todo pron¨®stico resisti¨® la tentaci¨®n. Despu¨¦s, a lo largo de ocho a?os, adem¨¢s de su propio des¨¢nimo, ha debido soportar toda clase de zancadillas de la gente de su partido, los agravios de los medios de comunicaci¨®n afines que alentaban la ambici¨®n de otros l¨ªderes correligionarios para desbancarlo, los insultos directos de la derecha radical que lo consideraba un perdedor nato y la escasa valoraci¨®n personal que siempre le dieron las encuestas. Tampoco el partido socialista lo ten¨ªa en consideraci¨®n como adversario. La opini¨®n p¨²blica y los pol¨ªticos de cualquier bando durante la larga excursi¨®n a la fuente de la teja han cruzado apuestas con dos variantes: si a Rajoy en este camino tan abrupto de la oposici¨®n se le caer¨ªa la sand¨ªa al suelo y se le partir¨ªa en dos; o si, finalmente, cansado de cargar con ese peso muerto, un d¨ªa lo soltar¨ªa en plena cuesta para echar a correr hasta perderse monte abajo. Ahora algunos pol¨ªticos del Partido Popular, hartos de ponerle zancadillas, periodistas de la derecha radical, que lo despreciaban hasta el escarnio, y ese conjunto de logreros y trincones que se mueven en las tertulias en torno al poder, est¨¢n dando un espect¨¢culo de bajeza perruna al comprobar que ya se divisa el final del trayecto y Rajoy va a ser capaz de llevar la sand¨ªa hasta la fuente de la teja. Los enemigos que le acuchillaron por la espalda ahora extienden en su honor la manta en el suelo con las viandas, se sientan alrededor y esperan que Rajoy les haga part¨ªcipes de la pi?ata que la sand¨ªa lleva dentro. Todos esperan recibir la correspondiente tajada.
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