El voto de oro
"Esto son goles, no votos". Esa fue la breve explicaci¨®n que ofreci¨® Cristiano Ronaldo cuando le instaron a pronunciarse sobre las diferencias entre la Bota de Oro, que recibi¨® como m¨¢ximo goleador europeo, y el Bal¨®n de Oro. Su reflexi¨®n me pareci¨® irrefutable.
No hay nada que discutir cuando lo que medimos son cantidades. La raz¨®n num¨¦rica impera a la hora de probar qui¨¦n fue m¨¢s eficaz agujereando redes siempre que no tengamos en cuenta el coeficiente de c¨¢lculo que se aplica a Ligas consideradas menores, en las que por alguna raz¨®n se presupone que es m¨¢s f¨¢cil marcar como si al disminuir el nivel de los defensores no lo hiciera tambi¨¦n el de los propios compa?eros.
Pero, al hacer una valoraci¨®n cualitativa, todo ingresa en el terreno de lo subjetivo. La historia est¨¢ llena de ejemplos sobre errores e injusticias consagradas por las mayor¨ªas o en nombre de ellas, aunque es sabido que las mayor¨ªas suelen pensar, convenientemente, que las mayor¨ªas nunca se equivocan.
Deber¨ªamos crear unos 'Oscar' del f¨²tbol y condecorar tambi¨¦n al actor de reparto
Pero, en tanto exista Messi, podemos cancelar todo lo dem¨¢s
Ya est¨¢n definidos los 23 jugadores que optar¨¢n a llevarse el Bal¨®n de Oro en enero. Desde su creaci¨®n, en 1956, el ganador fue elegido entre futbolistas europeos a trav¨¦s del voto de periodistas especializados. Reci¨¦n en 1995 pudieron optar al premio futbolistas no europeos que jugaran en Europa. Una decisi¨®n tard¨ªa que dej¨® fuera del trono a un indiscutible como Maradona. A partir de 2010 se fusion¨® con el Premio FIFA para elegir al mejor del mundo y ya no son solo periodistas quienes definen al ganador. Se han sumado entrenadores y jugadores para garantizar una decisi¨®n m¨¢s plural, no corporativista.
Pero no importa cu¨¢l sea el formato de la votaci¨®n ni qui¨¦nes sean los electores. A la hora de medir una suma de cualidades, siempre hay pol¨¦mica.
?Qu¨¦ se debe valorar m¨¢s: el talento individual o la manera en que ese talento influye en los ¨¦xitos del equipo? ?Influye m¨¢s un gran futbolista en el juego de un gran equipo o un gran equipo en el juego de un gran futbolista? ?Es mejor un futbolista que marc¨® 50 goles que no alcanzaron para lograr un t¨ªtulo o uno que no marc¨®, pero es el eje del juego de un equipo campe¨®n? ?C¨®mo comparamos a Messi con Casillas? ?Es m¨¢s importante una asistencia o un achique? ?Un pase o un quite? ?Un goleador o un organizador? ?C¨®mo medir con exactitud el nivel de influencia de cada jugador respecto al nivel de juego de su equipo? ?Influye m¨¢s Cristiano en el Madrid, Rooney en el Manchester o Xavi en el Bar?a?
La historia nos cuenta que, m¨¢s all¨¢ de quien vote, la tendencia ha sido a valorar a los jugadores creativos y que solo un portero y tres defensores resultaron premiados. Incluso en el f¨²tbol moderno, en el que cambi¨® radicalmente la forma de defenderse, el foco se sigue colocando en los futbolistas capaces de emocionar con su creatividad.
El debate no cesa ni siquiera en estos tiempos en que para regocijo de los futboleros, ha aparecido una figura fulgurante como Messi. Un talento tan poco com¨²n que, como esos cometas de largo periodo orbital, a veces debemos esperar d¨¦cadas para volverlo a ver.
Quiz¨¢ para satisfacer a todos deber¨ªamos pensar en un sistema de premiaci¨®n m¨¢s abarcativo, que emule al del cine. Unos Oscar del f¨²tbol en los que no solo condecoremos al actor principal, sino tambi¨¦n al de reparto. Premiar al que tir¨® el centro, al que arrastr¨® la marca, al que se tir¨® al piso, al que devolvi¨® la pared... Incluso podr¨ªamos crear unos premios alternativos, al estilo del Festival de Sundance, para incluir a los talentos emergentes.
Pero, en tanto exista Messi y sea capaz de mantener su nivel actual, podemos cancelar todo lo dem¨¢s y, sin miedo a equivocarnos, dedicarnos a fabricar balones de oro con su nombre.
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