Nadie quiere volver a La Restinga
Los vecinos renuncian a regresar a un pueblo sin actividad alguna en medio de la incertidumbre - La erupci¨®n, que ha calentado el mar 11 grados, es imprevisible
El mar de las Calmas hace honor a su nombre. Con el alisio soplando suave del norte, es un plato brillante en el que cuesta distinguir la mancha de la erupci¨®n submarina que ha vaciado el agua y la costa cercana. La poblaci¨®n est¨¢ autorizada a pasar el d¨ªa en el pueblo -"del orto al ocaso", especific¨® el director general de Seguridad del Gobierno canario, Juan Manuel Santana- pero casi nadie ha aprovechado esa posibilidad. En el paseo, justo frente al lugar desde el que el s¨¢bado se vieron las dos enormes burbujas que provocaron la evacuaci¨®n, solo el coche de polic¨ªa que pasa y un par de veh¨ªculos de periodistas alteran la calma.
La due?a de Tajaraste, una tienda del paseo, es una excepci¨®n. "No est¨¢ abierto, hemos venido a recoger", dice mientras empaqueta mercanc¨ªa. "Tenemos otras dos tiendas, en Valverde y La Frontera, as¨ª que hay dos en peligro", explica con media sonrisa. La Frontera est¨¢ en una zona donde se han cortado carreteras y accesos por los se¨ªsmos.
Las burbujas no tienen por qu¨¦ indicar lo profundo de las emisiones
"Hacer previsiones es jugar con el destino", dicen desde el IGN
Esta vez ni siquiera se distingue la mancha, y, mucho menos, el burbujeo que a unos 1.800 metros de la costa marca el foco volc¨¢nico m¨¢s cercano. En el puerto apenas quedan media decena de barcos.
Los vecinos quieren certezas, pero los cient¨ªficos no pueden darlas, ni la vulcanolog¨ªa ni la sismolog¨ªa son ciencias exactas. Se conocen, sin embargo, algunos detalles. Por ejemplo que, de momento, solo hay una emisi¨®n magm¨¢tica al sur. "El tremor [el rumor de las emisiones] indica que hay un ¨²nico foco", dice la directora del Instituto Geogr¨¢fico Nacional en Canarias, Mar¨ªa Jos¨¦ Blanco. Y de inmediato, la duda, porque eso no quiere decir que no haya probabilidades, aunque "muy, muy peque?as", de que se abran bocas en el norte, frente a La Frontera, o incluso en tierra firme. Sobre los sismos, que son los que precisamente han obligado al desalojo de 51 personas de n¨²cleos urbanos del norte y han causado el corte de carreteras y del t¨²nel de Los Roquillos, es m¨¢s tajante: llegar¨¢n a 4,6 (hasta ahora, se esperaba un m¨¢ximo de 4,4 o 4,5).
Puede haber varias razones, pero una de las posibilidades del abandono del lugar es que la gente ya no tenga nada que hacer en La Restinga. Con la pesca y el buceo prohibidos, la actividad comercial est¨¢ muerta. Adem¨¢s, el domingo se permiti¨® que los vecinos acudieran por turnos de una hora a recoger papeles, regar las plantas o alimentar los animales. De los 500 o 600 habitantes de La Restinga, la mayor¨ªa tiene casas en el municipio vecino de El Pinar, a 14 kil¨®metros, y muchos ya ni siquiera hab¨ªan vuelto despu¨¦s del primer desalojo. Adem¨¢s, los ni?os han sido escolarizados en otros municipios, con lo que los padres no tienen que venir a traerlos y recogerlos.
Jos¨¦ Bord¨®n es una excepci¨®n. El hombre, de 57 a?os, ha bajado al pueblo a regar las plantas. Tambi¨¦n mira con insistencia al mar. ?l fue uno de los pocos que consigui¨® fotografiar la burbuja de hace dos d¨ªas. "La publicaron en varios peri¨®dicos", dice orgulloso. Pero hoy "parece que todo est¨¢ tranquilo", afirma medio resignado. Por si acaso, va a esperar hasta las seis, hora del desalojo.
Como muchos de sus convecinos, ¨¦l se est¨¢ quedando en El Pinar, "en casa de un amigo". "Trabajo de electricista de coches, pero el taller est¨¢ cerrado. Menos mal que el Ayuntamiento nos da la comida", afirma.
Nadie sabe cu¨¢nto tiempo va a estar as¨ª la situaci¨®n. La mancha de emisiones volc¨¢nicas sigue frente a la costa, y el burbujeo del agua aumenta y disminuye caprichosamente. El peligro es que haya una emisi¨®n fuerte de gases o cenizas, que podr¨ªan llegar a la costa y ser un problema sanitario.
Mar¨ªa Jos¨¦ Blanco, se niega a aventurar un plazo. "Hacer previsiones es jugar con el destino", afirma. Prefiere hablar de certezas: se han hecho los primeros c¨¢lculos de la cantidad de magma que hay bajo tierra. "Entre 1 y 1,5 kil¨®metros c¨²bicos", dice Blanco. "Ser¨ªa tanto como en el Tenegu¨ªa", la explosi¨®n de 1971 de la isla de La Palma, que es el antecedente m¨¢s cercano de la situaci¨®n anterior. "Pero eso no quiere decir que vaya a salir todo", matiza enseguida la cient¨ªfica.
A Blanco le parece normal que haya un aumento de las emisiones de CO2, que est¨¢n a su nivel m¨¢ximo en la isla. "Es l¨®gico si el volc¨¢n est¨¢ liberando gases", afirma. Eso, sin embargo, no quiere decir que haya peligro para la poblaci¨®n. "No hay m¨¢s que ver las plantas" dice. Dentro de este nivel de normalidad, tampoco le da importancia a la temperatura del agua, que est¨¢ 11 grados m¨¢s caliente de lo normal. "En vez de a 24 grados, puede estar a 35", admite. El c¨¢lculo lo ha hecho el ITER (Instituto Tecnol¨®gico y de Energ¨ªas Renovables) a partir de los datos obtenidos por el helic¨®ptero que sobrevol¨® la zona de las emisiones el domingo. La explicaci¨®n es obvia: hay una masa magm¨¢tica debajo.
Cuando se le pide que adivine, es cuando Blanco se pone seria. "Las burbujas no tienen por qu¨¦ estar relacionadas con la profundidad de las emisiones", aclara. Eso se sabr¨¢ la semana que viene, cuando se espera que el Ram¨®n Margalef haga una nueva batimetr¨ªa de la zona.
Una hora antes del toque de queda, llega el personal del bar Mar de las Calmas. Con generosidad, ofrecen abrir la barra y servir unas cervezas a los cuatro periodistas que est¨¢n en el paseo.
En el silencio se oye la entrevista que una corresponsal de radio est¨¢ haciendo con una consejera canaria. La iron¨ªa es que justo ayer se inaugur¨® una feria de turismo en Londres, una de las m¨¢s importantes del mundo, con una importante presencia canaria. Su lema es La experiencia volc¨¢nica de Canarias.
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