Espinoza, un n¨®mada del arte

Su af¨¢n de conocimiento lo convirti¨® en un n¨®mada que ha ido revistiendo su universo iconogr¨¢fico con todo lo que ha podido absorber. El resultado de la peripecia de Francisco Espinoza (Lima, Per¨²; 1926) puede verse en forma de pintura, grabado, dibujo y cer¨¢mica en la muestra El lenguaje de la materia que se inaugur¨® ayer en la Casa de la Provincia de Sevilla. Siempre con una forma muy latinoamericana de entender la figura humana como punto de partida, su obra ha ido evolucionando y asumiendo las corrientes con las que ha convivido, especialmente el expresionismo y una figuraci¨®n geom¨¦trica muy cercana al surrealismo.

El artista inici¨® su aventura en 1953 cuando sali¨® de Lima, tras licenciarse en Bellas Artes, rumbo a Madrid con una beca de para aprender los secretos de los grabados en la Academia de San Fernando. Despu¨¦s de trabajar en Par¨ªs, La Habana, Burgos y Nueva Jersey lleg¨® a Constantina (Sevilla) en 1989 cargado con su horno de cer¨¢mica, especial para trabajar a muy altas temperaturas, que le ha acompa?ado durante toda su vida.

"Yo admiro profundamente esa convicci¨®n orgullosa, insolente, que singulariza a Espinoza entre los artistas de su ¨¦poca y lo lleva a aferrarse, con una tenacidad que tiene algo de desaf¨ªo y de provocaci¨®n, a esa forma ¨²nica que desde hace a?os brota siempre que hiere la piedra, trabaja la arcilla o combina los colores", escribi¨® de ¨¦l su paisano Mario Vargas Llosa.

"Hemos realizado la selecci¨®n de las obras intentando no cargar las tintas demasiado en lo latino. Como ¨¦l ha vivido en tantos lugares, lo interesante es mostrar qu¨¦ ha ido incorporando de cada sitio", explic¨® ayer Aur¨¦lien Lortet, comisario de la muestra junto a Amaya Espinoza, una de las hijas del artista. Ambos, adem¨¢s, son tambi¨¦n artistas.

La exposici¨®n es una retrospectiva que comienza con obras realizadas en Madrid en 1956 y llega hasta mediados de los noventa. La ¨²ltima vez que pudo verse una gran muestra de Espinoza en Sevilla fue en 1993.

Convulsi¨®n, un acr¨ªlico sobre lienzo realizado en Nueva Jersey en 1988 que mide casi 10 metros de largo por 2,44 de alto, preside la sala y convive esculturas de cer¨¢mica que evocan el rostro de su primera mujer, la burgalesa Pilar Hern¨¢ndez, o con las litograf¨ªas que hizo en los sesenta cuando Fidel Castro lo invit¨® a crear un taller en la Escuela Nacional de Bellas Artes de La Habana.