La amenaza italiana
La suspensi¨®n de pagos de la deuda p¨²blica italiana ha dejado de ser una hip¨®tesis remota. A tenor de su cotizaci¨®n en los mercados y de las condiciones en las que se ha resuelto la ¨²ltima subasta de bonos p¨²blicos, es un desenlace al que se le atribuyen crecientes probabilidades. Los tipos de inter¨¦s de los bonos a diez a?os han superado las referencias en las que otros miembros de la eurozona precisaron del rescate por la European Financial Stability Facility (EFSF). El acceso a los mercados para refinanciar los cuantiosos vencimientos inmediatos puede quedar pr¨¢cticamente bloqueado en ausencia de soluciones. Y las salidas, aun cuando se beneficien del abandono del primer ministro Berlusconi, no son hoy mucho m¨¢s factibles que en las ¨²ltimas jornadas.
La gesti¨®n de la crisis de la deuda p¨²blica en la eurozona -por los Gobiernos nacionales y por las instituciones comunitarias- est¨¢ resultando tan torpe como los m¨¢s esc¨¦pticos anticipaban. La inacci¨®n, que en un principio pod¨ªa interpretarse como el castigo de los Gobiernos de los pa¨ªses centrales y del BCE a los Gobiernos reticentes a emprender reformas y ajustes fiscales, ha pasado a constituir un exponente de la confusi¨®n reinante. Peligroso, en la medida en que est¨¢ siendo asimilado por los mercados, en cuya cotizaci¨®n ya es hoy determinante ese bloqueo pol¨ªtico e institucional.
No acaba de entenderse la actitud del Gobierno alem¨¢n y del propio BCE. La suspensi¨®n de pagos de Italia, y su correspondiente contagio a otros pa¨ªses que comparten moneda, dejar¨ªa al conjunto del sistema bancario de la eurozona en una situaci¨®n ciertamente complicada. Desde luego, a los alemanes y franceses. Su impacto sobre la propia integridad de la zona euro ser¨ªa notable: algunas econom¨ªas quedar¨ªan excluidas del euro en su conformaci¨®n actual, dando lugar a una escalada de pr¨¢cticas distantes de las exigidas por el mercado ¨²nico comunitario. La propia arquitectura institucional del conjunto de la UE quedar¨ªa amenazada.
El problema italiano ha dejado ser local. Con independencia de las exigencias al nuevo Gobierno, en t¨¦rminos de reformas y de programa de ajuste fiscal cre¨ªble, es de todo punto necesario priorizar el levantamiento de un cortafuegos que impida dinamitar m¨¢s de medio siglo de integraci¨®n europea. Una desordenada suspensi¨®n de pagos de Italia acentuar¨ªa la recesi¨®n, ya pr¨¢cticamente instalada en la eurozona, y desde luego la prolongar¨ªa mucho m¨¢s tiempo del que todav¨ªa puede evitarse. La ¨²nica v¨ªa de neutralizar la propagaci¨®n de esa amenaza italiana es que el BCE se comprometa de forma mucho m¨¢s agresiva a adquirir los montantes de deuda p¨²blica que hagan falta de los pa¨ªses amenazados. Bien directamente o financiando a la EFSF, junto a otras instituciones financieras internacionales e inversores. La situaci¨®n es de emergencia, y, en consecuencia, las decisiones han de ser igualmente excepcionales. No es el momento de interpretaciones r¨ªgidas de la capacidad de maniobra de las instituciones, empezando por un banco central que durante toda la crisis ha ido detr¨¢s de los acontecimientos. De poco le servir¨¢ ahora su celo antiinflacionista y la autonom¨ªa respecto a los Gobiernos si lo que est¨¢ en juego es su propia existencia.
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