Leyendas del fracaso
As¨ª es como acaba el euro: no con un bum, sino con un bunga bunga. Hace no mucho, los dirigentes europeos insist¨ªan en que Grecia pod¨ªa y deb¨ªa permanecer en el euro mientras pagase sus deudas del todo. Ahora, con Italia despe?¨¢ndose, resulta dif¨ªcil ver c¨®mo puede sobrevivir siquiera el euro.
Pero ?cu¨¢l es el significado de la eurodebacle? Como siempre pasa cuando se producen los desastres, los ide¨®logos se apresuran a afirmar que el desastre confirma sus opiniones. As¨ª que es hora de empezar a desacreditarlos.
Empecemos por lo primero: el intento de crear una moneda com¨²n europea fue una de esas ideas que traspasan las fronteras ideol¨®gicas habituales. Fue aclamado por la derecha estadounidense, que lo ve¨ªa como la mejor alternativa al regreso del patr¨®n oro, y por la izquierda brit¨¢nica, que lo ve¨ªa como un gran paso hacia una Europa socialdem¨®crata. Pero los conservadores brit¨¢nicos, que tambi¨¦n lo ve¨ªan como un paso hacia una Europa socialdem¨®crata, se opusieron. Y fue cuestionado por los progresistas estadounidenses, a quienes les preocupaba -con raz¨®n, dir¨ªa yo (pero qu¨¦ otra cosa iba a decir, ?no?)- lo que pasar¨ªa si los pa¨ªses no pudiesen usar la pol¨ªtica monetaria y fiscal para combatir las recesiones.
Hay que desconfiar de los ide¨®logos que intentan apropiarse de la crisis en beneficio de sus programas
As¨ª que ahora que el proyecto del euro se est¨¢ yendo a pique, ?qu¨¦ lecciones podemos extraer de ello?
He estado escuchando dos afirmaciones, ambas falsas: que los males de Europa reflejan el fracaso de los Estados de bienestar en general y que la crisis de Europa justifica una austeridad fiscal inmediata en EE UU.
La afirmaci¨®n de que la crisis de Europa demuestra que el Estado de bienestar no funciona proviene de muchos republicanos. Por ejemplo, Mitt Romney ha acusado al presidente Obama de inspirarse en los "dem¨®cratas socialistas" europeos y ha declarado que "Europa no est¨¢ funcionando en Europa". La idea, se supone, es que los pa¨ªses en crisis tienen problemas porque est¨¢n siendo aplastados por la carga del elevado gasto p¨²blico. Pero los hechos dicen otra cosa.
Es cierto que todos los pa¨ªses europeos tienen prestaciones sociales m¨¢s generosas -entre ellas, la asistencia sanitaria universal- y un gasto p¨²blico m¨¢s elevado que los de EE UU. Pero los pa¨ªses que est¨¢n ahora en crisis no tienen Estados de bienestar m¨¢s grandes que los de los pa¨ªses a los que les va bien (en todo caso, la correlaci¨®n es la contraria). Suecia, con sus beneficios c¨¦lebremente generosos, muestra unos resultados estelares; es uno de los pocos pa¨ªses cuyo PIB es m¨¢s alto ahora que antes de la crisis. Por otro lado, antes de la crisis, el gasto en programas de bienestar social expresado como porcentaje de la renta nacional era m¨¢s bajo en todos los pa¨ªses ahora en apuros que en Alemania, por no hablar de Suecia.
Ah, y Canad¨¢, que tiene asistencia sanitaria universal y una ayuda a los pobres mucho m¨¢s generosa que la de Estados Unidos, ha capeado el temporal de la crisis mejor que nosotros.
La crisis del euro, por tanto, no dice nada sobre la sostenibilidad del Estado de bienestar. ?Pero supone un argumento a favor de apretarse el cintur¨®n cuando la econom¨ªa est¨¢ deprimida?
Escuchamos esa afirmaci¨®n continuamente. Estados Unidos, nos dicen, har¨ªa bien en recortar dr¨¢sticamente el gasto ya mismo o terminaremos como Grecia o Italia. Una vez m¨¢s, sin embargo, los hechos cuentan una historia diferente.
Primero, si nos fiamos en el mundo en general, vemos que el gran factor determinante de los tipos de inter¨¦s no es la magnitud de la deuda p¨²blica, sino si un Gobierno obtiene pr¨¦stamos en su propia moneda. Jap¨®n est¨¢ mucho m¨¢s profundamente endeudado que Italia, pero el tipo de inter¨¦s de los bonos japoneses a largo plazo es solo de alrededor del 1%, frente al 7% de Italia. Las perspectivas fiscales de Reino Unido parecen peores que las de Espa?a, pero Reino Unido puede adquirir pr¨¦stamos a poco m¨¢s del 2%, mientras que Espa?a est¨¢ pagando casi un 6%.
Resulta que lo que ha pasado es que, al adoptar el euro, Espa?a e Italia se han rebajado en la pr¨¢ctica a la categor¨ªa de pa¨ªses tercermundistas que tienen que solicitar pr¨¦stamos en monedas de otros, con toda la p¨¦rdida de flexibilidad que ello conlleva. En particular, como los pa¨ªses de la eurozona no pueden imprimir dinero ni siquiera en caso de emergencia, est¨¢n sujetos a interrupciones de la financiaci¨®n de un modo en que no lo est¨¢n los pa¨ªses que han conservado su moneda. Y la consecuencia es la que estamos viendo ahora mismo: Estados Unidos, que obtiene pr¨¦stamos en d¨®lares, no tiene ese problema.
La otra cosa que tienen que saber es que, frente a la actual crisis, la austeridad ha sido un fracaso en todos los lugares donde se ha probado: ning¨²n pa¨ªs con deudas importantes ha conseguido congraciarse con los mercados financieros haciendo recortes dr¨¢sticos. Por ejemplo, Irlanda es la ni?a aplicada de Europa, al haber respondido a sus problemas de deuda con una austeridad salvaje que ha disparado la tasa de paro hasta el 14%. Pero el tipo de inter¨¦s de los bonos irlandeses sigue estando por encima del 8% (peor que el de Italia).
La moraleja de la historia, por tanto, es que hay que desconfiar de los ide¨®logos que intentan apropiarse de la crisis europea en beneficio de sus programas. Si escuchamos a esos ide¨®logos, todo lo que conseguiremos es que nuestros problemas -que son diferentes de los de Europa, pero posiblemente igual de graves- empeoren a¨²n m¨¢s. -
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y fue premio Nobel en 2008. ? 2011 New York Times News Service. Traducci¨®n de News Clips.
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