V¨¦rtigo
Nuestro planeta navega por el espacio a 30 kil¨®metros por segundo; las galaxias se devoran unas a otras con una voracidad inexorable; los minerales instalados en nuestro cuerpo se crearon en una estrella a miles de a?os luz y llegaron a este planeta a causa de una formidable explosi¨®n cuando esa estrella se convirti¨® en una supernova; este perro mundo es un grano de polvo perdido en la V¨ªa L¨¢ctea poblado de idiotas que dicen usted no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando; dentro de los neutrones y protones que componen el n¨²cleo del ¨¢tomo est¨¢n los quartz y debajo de los quartz, tal vez, habita la nada, donde podr¨ªa anidar el p¨¢jaro de la vida.
Este v¨¦rtigo c¨®smico ya se ha instalado en la conciencia humana. Es tambi¨¦n una forma de volar. A caballo de esta realidad ahora las redes sociales, Twitter, Facebook, los correos electr¨®nicos, mediante impulsos digitales, obligan a la historia a devorarse cada ma?ana a s¨ª misma, aunque haya mucha gente que no se ha bajado del pollino todav¨ªa. Todos los d¨ªas la historia cambia de decorado como si la revoluci¨®n mundial se estuviera realizando en la pista de un circo.
El problema consiste en que la humanidad est¨¢ hoy neur¨®ticamente sometida a una doble velocidad: mientras la Tierra gira a 30 kil¨®metros por segundo, en cualquier mezquita, sinagoga o iglesia hay l¨ªderes espirituales que imparten todav¨ªa doctrinas fosilizadas desde la Edad Media; mientras cualquier chaval superdotado, desde una habitaci¨®n de Nueva Zelanda, puede meterse en el sistema financiero y desestabilizar la Bolsa de Nueva York con solo darle a una tecla del ordenador, hay h¨¦roes, los Punset medi¨¢ticos, que despu¨¦s de hablar de redes neuronales en televisi¨®n anuncian pan Bimbo; mientras el mercado de capitales impone cada d¨ªa su irremediable codicia sobre los ideales de la pol¨ªtica, hay patriotas con esp¨ªritu nacional o nacionalista que no ven m¨¢s all¨¢ de su nariz un futuro como Dios manda. Todo lo que nos rodea, la pol¨ªtica, la econom¨ªa, el bien y el mal, la locura humana ya son planetarios. Ning¨²n problema tiene soluci¨®n si esta no es tambi¨¦n planetaria. Ante este v¨¦rtigo c¨®smico, ?qu¨¦ pintan dos pol¨ªticos discutiendo cara a cara y prometiendo cosas si ignoran que la historia puede reventar bajo su pies ma?ana?
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