El lastre del dispendio
Autonom¨ªas y municipios gastaron dinero que no ten¨ªan en infraestructuras costosas e in¨²tiles
La crisis econ¨®mica ha dejado al descubierto no solo la imposibilidad de sostener algunas infraestructuras auton¨®micas y municipales realizadas durante los a?os de euforia, sino tambi¨¦n su rigurosa inutilidad. Obras como los aeropuertos de Castell¨®n o Ciudad Real, el Estadio Ol¨ªmpico de Sevilla o la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, adem¨¢s de buena parte de los canales de televisi¨®n auton¨®micos, entre otras muchas, se han convertido en un lastre para los presupuestos de las diversas Administraciones de las que dependen. Los vol¨²menes de inversi¨®n han sido tan elevados que en circunstancias normales desaconsejar¨ªan un brusco abandono, a la espera de que se reactive la econom¨ªa y algo pueda ser recuperado. Pero su m¨¢s que dudosa utilidad hace inviable hipotecar al simple mantenimiento unos recursos cada vez m¨¢s escasos.
Buen n¨²mero de las infraestructuras sobre las que hoy planea la sombra del abandono y la ruina no eran viables desde su concepci¨®n y, sin embargo, se aprobaron, financiaron y ejecutaron con el apoyo de Gobiernos aut¨®nomos y municipales. Detr¨¢s de esta cadena de errores se encuentra uno de los equ¨ªvocos que mejor resume la ligereza desde la que actuaron las Administraciones, y tambi¨¦n los agentes econ¨®micos privados, durante los a?os previos a la crisis, y cuyas consecuencias se pagar¨¢n durante mucho tiempo. El esp¨ªritu emprendedor se confundi¨® con el voluntarismo, con el agravante de que no fue desinteresado. Detr¨¢s de cada proyecto fara¨®nico hubo beneficios en proporci¨®n, cuyos destinatarios fueron bolsillos privados.
La proliferaci¨®n de infraestructuras de dudosa o nula utilidad deja constancia del aberrante modelo econ¨®mico por el que se opt¨® en Espa?a, quiz¨¢ sin plena conciencia de estar haci¨¦ndolo. M¨¢s que inversiones capaces de modernizar la econom¨ªa, estas infraestructuras que hoy parecen ballenas varadas fueron una extensi¨®n apenas disimulada de la cultura del ladrillo. Materializaron adem¨¢s una concepci¨®n del sistema auton¨®mico y municipal que prolifer¨® al amparo de la euforia que ceb¨® la burbuja inmobiliaria: cada regi¨®n, incluso cada provincia, deb¨ªa disponer de todos los servicios por razones de prestigio, no en funci¨®n de su utilidad. El caso m¨¢s ilustrativo es el de los aeropuertos o las televisiones auton¨®micas, pero lo mismo podr¨ªa decirse de polideportivos, centros de ocio e infraestructuras de naturaleza parecida, diseminados de punta a punta del pa¨ªs.
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