Enga?os y falsas promesas
A pocos d¨ªas de una consulta electoral observamos c¨®mo el PP recupera el manual de campa?a utilizado en Galicia en 2009. En esa ocasi¨®n el candidato Feij¨®o us¨® sin rubor y ni l¨ªmite la mentira, la difamaci¨®n y la demagogia, intentando obtener el mayor r¨¦dito posible de las duras consecuencias de la crisis. En las promesas de todo a cien de la campa?a, comprometi¨® la soluci¨®n de la crisis en 45 d¨ªas, crear empleo, bajar los impuestos a 600.000 gallegos y mejores servicios p¨²blicos. Tambi¨¦n se comprometi¨® a gobernar cumpliendo las leyes, recuperando la ¨¦tica de la pol¨ªtica y sin gastar un euro m¨¢s de lo ingresado.
No fue preciso que pasase mucho tiempo para poder apreciar la galopante amnesia del Gobierno conservador y percibir el rotundo incumplimiento de las promesas electorales. As¨ª, desde la llegada de este Gobierno a la Xunta, el desempleo se increment¨® en 63.800 personas y la tasa de desempleo pas¨® del 12,2% en marzo de 2009 al 17,25% de octubre de 2011, duplicando el ritmo de destrucci¨®n de empleo en Espa?a. Todo ello, mientras, la poblaci¨®n ocupada pierde 81.500 trabajadores y somos la segunda comunidad donde m¨¢s caen los afiliados a la seguridad social.
Galicia ya sabe que el modelo de Feij¨®o significa m¨¢s paro, deuda, peores servicios y privatizaciones
Pero si el balance econ¨®mico de Feijoo en materia econ¨®mica es un estrepitoso fracaso, no lo es menos su compromiso de no hacer recaer sobre las futuras legislaturas los gastos presentes. La deuda de Galicia es de 6.923 millones de euros, es decir, 3.000 millones de euros m¨¢s que en marzo de 2009, deuda que ha pasado de representar el 7% del PIB gallego, una d¨¦cima inferior a la media nacional, a ser del 12,3% del PIB. Por lo tanto, a mitad de legislatura, el Gobierno gallego ya gast¨® 3.000 millones de euros m¨¢s de lo que ingres¨® y, en 2012, tendremos que pagar 100 euros per c¨¢pita solo de intereses de esa deuda.
Constatado que el milagro econ¨®mico del PP es m¨¢s paro y m¨¢s deuda, tampoco obtenemos resultados m¨¢s esperanzadores en el respeto a la legalidad de este Gobierno. Cuando una ley no gusta, se cambia. Cuando un cambio legal puede generar un problema, se oculta en la denominada ley de acompa?amiento del presupuesto. Cuando el director de la agencia de legalidad urban¨ªstica no est¨¢ dispuesto a actuar al dictado del PP, se modifican cuantos decretos sea preciso para destituirlo y nombrar a alguien af¨ªn. Cuando los contenciosos por delitos urban¨ªsticos van en contra de un alcalde del PP, la Xunta los retira y firma convenios para que los impuestos de todos paguen las falcatruadas de sus alcaldes.
Un Gobierno que exige aplicar a otros una ¨¦tica que no practica, mientras mantiene 13 imputados por diferentes causas, en el Igape, Territorio, Sogama, Presidencia o Traballo, y un conselleiro que certificaba y pagaba obras sin iniciar, que ahora ni certifica ni paga los trabajos realizados. Un PPdeG del que dimitieron dos diputados auton¨®micos, sin ninguna explicaci¨®n del Gobierno gallego ante el presunto trato de favor a empresas privadas y el consecuente pago de comisiones.
Pero donde el suspenso a este Gobierno adquiere el calificativo de muy deficiente es en el compromiso de recuperar la ¨¦tica de la pol¨ªtica. Mentir en sede parlamentaria, negar informaci¨®n a los grupos parlamentarios, utilizar la crisis para privatizar servicios y reducir derechos, comprar voluntades para alcanzar el resultado que no le dieron los votos o utilizar los recursos p¨²blicos de forma sectaria, son solo algunas muestras de su peculiar forma de entender la pol¨ªtica.
Hace unos d¨ªas el Parlamento gallego presenci¨® otra de estas escenas bochornosas. Ocurri¨® en un debate sobre los incendios y sobre la responsabilidad pol¨ªtica del presidente de la Xunta y del delegado de Ourense que, en lugar de ejercer sus responsabilidades y estar cerca de los ciudadanos, optaron por buscar votos en la emigraci¨®n o acudir al Bernabeu. Sin vacilar un segundo, sin decoro, sin decencia y sin escr¨²pulos, la portavoz del PP no dud¨® en utilizar la mentira y la difamaci¨®n para, atacando al expresidente Touri?o, intentar tapar las verg¨¹enzas de unos dirigentes pol¨ªticos irresponsables e incapaces, que cada d¨ªa se parecen m¨¢s a los que estaban de cacer¨ªa mientras el Prestige llenaba de chapapote nuestras costas.
El 20-N estamos convocados a las urnas, en unas elecciones en las que Rajoy utiliza a Feij¨®o como ejemplo de su programa econ¨®mico. Galicia ya sabe que esto significa m¨¢s paro, m¨¢s deuda, peores servicios y privatizaciones. Adem¨¢s, sabemos que la nueva derecha sin complejos espa?ola y gallega, sigue siendo esa derechona reaccionaria que intent¨® manipular la informaci¨®n para ganar en 2004 y que hoy mantiene bien oculto su programa electoral para no espantar a los votantes moderados. Esa derecha que, si los progresistas del pa¨ªs no lo remediamos con nuestro voto, utilizar¨¢ la crisis para laminar el Estado del bienestar y los derechos de los ciudadanos.
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