La belleza de lo imperfecto
Hace unos a?os estuve en un perturbador libro de cuentos. Se titulaba P¨¦talos y su autora era Guadalupe Nettel. En uno de los relatos, el protagonista era un fot¨®grafo que plasmaba im¨¢genes de p¨¢rpados imperfectos. El resto de los cuentos, de una excelencia poco habitual, se poblaba de personajes cuando menos raros. Seres obsesivos. Un observador escatol¨®gico, alguien que se reconoce en un cactus, un buscador de p¨¦talos en las manchas de or¨ªn... Admir¨¦, no sin inquietud, la luminosa belleza de aquellas extra?as narraciones. Un par de a?os antes, Nettel hab¨ªa escrito El hu¨¦sped, su primera novela, que no resultaba menos inquietante, pues contaba sobre una adolescente que sent¨ªa su interior habitado por algo indefinido que la llevaba a realizar acciones no deseadas y con quien de cuando en cuando pactaba para que le diera momentos de tranquilidad. Ella le llamaba La Cosa y con el tiempo iba a apoderarse de su visi¨®n, quit¨¢ndole luz. No era una novela de terror, sino de un malestar inconcreto que atrapaba al lector, sobre todo en su intensa primera parte. El nuevo libro de Guadalupe Nettel, El cuerpo en que nac¨ª, inspirado en la infancia de la propia autora, se inicia cuando la protagonista cuenta sobre un lunar blanco que tiene en el centro de la c¨®rnea del ojo derecho. No es extra?o que esta lectora recordara personajes de otros libros: la mujer de p¨¢rpado excesivo, Ana, la protagonista de El hu¨¦sped... As¨ª pues, descubro que Nettel ya escrib¨ªa sobre ella, al tiempo que vindicaba lo raro, lo diferente. Ella y sus otras ellas (ya sean sus personajes o la autora misma) desdoblan la realidad con una asimetr¨ªa que por un lado les ofrece nitidez y por otro les muestra el mundo de lo difuso, pero tambi¨¦n de lo profundo.
El cuerpo en que nac¨ª
Guadalupe Nettel
Anagrama. Barcelona, 2011
200 p¨¢ginas. 16 euros
La novela se plantea como una conversaci¨®n entre una mujer y su psicoanalista, en realidad una oidora para el relato de la infancia de quien dice, y en ese mon¨®logo (la doctora no habla) est¨¢n los elementos de la celebrada escritura de Nettel: una alianza hermosa e inquietante no con lo extraordinario sino con lo llamado imperfecto. Sus personajes, adem¨¢s, no se definen por sus excentricidades sino por la cualidad de sus man¨ªas, de sus obsesiones. Sin embargo, El mundo en que nac¨ª es m¨¢s fr¨¢gil que los otros libros de la escritora, pues la atenci¨®n en ocasiones se vuelve distra¨ªda, tal vez por esa manera m¨¢s ingenua y conservadora de contar, aunque hay escenas que podr¨ªan por s¨ª mismas ser un valioso cuento, como el de Ximena en el marco de la ventana. Pero ocurre que abandonada la lectura, en el reposo de lo le¨ªdo, llegan r¨¢fagas de esa viscosa atm¨®sfera que contiene las claves de su perturbadora escritura. Algunos de sus amigos de infancia bien podr¨ªan, ya adultos, estar habitando el subterr¨¢neo del metro. En este, su ¨²ltimo libro, est¨¢ la simiente de los personajes que han recorrido su obra. Seres imperfectos que no buscan ni quieren redenci¨®n sino conformar una realidad que les incluya.
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