Un inicio de legislatura m¨¢s dif¨ªcil que el de 1996
La contabilidad nacional confirm¨® el estancamiento del PIB en el tercer trimestre. La p¨¦rdida de fuelle de la econom¨ªa est¨¢ siendo generalizada en toda la zona euro (la crisis de la deuda empieza a pasar factura), y la espa?ola se sit¨²a a medio camino entre las que a¨²n crecen, como Alemania y Francia, y las que retroceden, que, en general, son las que est¨¢n m¨¢s sometidas al estr¨¦s de la crisis de la deuda y a los planes y procesos de ajustes. La econom¨ªa espa?ola se sit¨²a, en todo caso, en este ¨²ltimo grupo en cuanto a los factores que condicionan su evoluci¨®n, como pone de manifiesto la composici¨®n por agregados del PIB.
En efecto, poco crecimiento cabe esperar de una econom¨ªa que est¨¢ sometida a procesos de intenso impacto y larga duraci¨®n, como son el de la reducci¨®n de la elevada deuda acumulada por todos los agentes, la absorci¨®n de una enorme burbuja inmobiliaria, el ajuste fiscal y el ajuste de la competitividad-precios (devaluaci¨®n interna), todo ello en un contexto financiero imposible, que encarece hasta cotas impensables la financiaci¨®n del Estado y deja sin financiaci¨®n al resto de la econom¨ªa, incluido el sistema bancario. Esto explica que la demanda interna lleve 15 trimestres cayendo, siendo las exportaciones, incluido el turismo, el ¨²nico motor del crecimiento. En el tercer trimestre, la demanda interna cay¨® a una tasa trimestral anualizada del 1,8%, siendo el mayor responsable de ello el fuerte recorte del gasto p¨²blico en consumo e inversi¨®n. La inversi¨®n de las empresas en bienes de equipo es la ¨²nica que se salv¨® de la quema, algo que no cabe esperar que se mantenga en los pr¨®ximos trimestres.
La crisis de 1993 fue mucho m¨¢s suave y corta, el paro empez¨® a caer en 1994 y el d¨¦ficit era del 7%
No tenemos una autoridad monetaria que vele por la estabilidad financiera hasta sus ¨²ltimas consecuencias
El estancamiento de la econom¨ªa y la necesidad de reducir los costes laborales por unidad producida (CLU) han hecho que se acelere la destrucci¨®n de empleo y, con ello, el aumento de la productividad. Esto y la moderaci¨®n de los salarios se traducen en una ca¨ªda de dichos costes por octavo trimestre consecutivo, lo que conlleva una mejora muy significativa de la rentabilidad empresarial y de la competitividad. A su vez, esta mejora y la disminuci¨®n de la demanda interna de productos importados han conseguido un pr¨¢ctico equilibrio de la balanza de bienes y servicios con el exterior. En definitiva, la econom¨ªa espa?ola sigue aplicada en restablecer sus condiciones de crecimiento, algo que de poco le sirve ante la urgencia de los inversores financieros, que le piden y penalizan por algo imposible, que crezca ya. Aqu¨ª falla algo, que no tenemos una autoridad monetaria que vele hasta sus ¨²ltimas consecuencias por la estabilidad financiera. Es el problema de habernos lanzado a la piscina del euro sin saber nadar bien y sin flotador.
La pr¨®xima legislatura se inicia en condiciones econ¨®micas muy adversas y complejas, mucho m¨¢s de las que hab¨ªa cuando se inici¨® aquella de 1996 tras la crisis de 1992-93. En los gr¨¢ficos adjuntos he seleccionado algunos indicadores significativos para comparar aquellos a?os con los actuales. Lo primero que salta a la vista es que, en funci¨®n del crecimiento, aquella crisis fue m¨¢s suave y mucho m¨¢s corta. La recuperaci¨®n se inici¨® a finales de 1993, y durante 1994 y 1995, el PIB creci¨® a tasas del orden del 2,5%, impulsado por las devaluaciones de la peseta, pero tambi¨¦n por la recuperaci¨®n de la demanda interna, incluida la construcci¨®n. Con ello empez¨® a crearse empleo, y la tasa de paro, que lleg¨® a estar en las cotas actuales, aunque partiendo de un nivel inicial bastante superior al del inicio de la crisis actual, empez¨® a bajar ya en la segunda mitad de 1994.
El d¨¦ficit fiscal estaba en 1995 en torno al 7% del PIB (en realidad, menos, porque se hizo una limpieza de todo lo pendiente, atribuyendo a ese a?o gastos de a?os anteriores) y hubo que reducirlo al 3% en tres a?os. En 2011 quedar¨¢ por encima del 7% y habr¨¢ que reducirlo al 3% en dos a?os. Lo m¨¢s dif¨ªcil no es eso, sino que entonces la econom¨ªa crec¨ªa (ahora puede estar estancada o en recesi¨®n), los tipos de inter¨¦s bajaban (ahora, de momento, suben), las entidades de cr¨¦dito no ten¨ªan problemas importantes (con alguna excepci¨®n significativa) y el sector privado dispon¨ªa de financiaci¨®n. Una coyuntura muy, muy diferente de la actual. -
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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