Los socialistas pierden su hegemon¨ªa en Tarragona
El PP asciende a primera fuerza en la capital
Ni los recortes sanitarios ni actuaciones controvertidas como la de la renta m¨ªnima de inserci¨®n han frenado el ascenso mete¨®rico de Converg¨¨ncia i Uni¨® en Tarragona. Los nacionalistas se convirtieron ayer en la fuerza m¨¢s votada y lograron dos diputados, los mismos que el PSC y el PP, como ya preve¨ªan la mayor¨ªa de los sondeos realizados durante la campa?a electoral. Estos n¨²meros suponen un fuerte rev¨¦s para los socialistas, que, con la peor marca de su historia, quedaron relegados a segunda fuerza en Tarragona. "Seguiremos trabajando para realizar avances sociales, pero deberemos reflexionar sobre nuestras propuestas", afirm¨® ayer su cabeza de lista, Francesc Vall¨¨s. Para echar m¨¢s sal a la herida del PSC, el Partido Popular ascendi¨® a primera fuerza en la ciudad de Tarragona con el 29,03% de los sufragios.
ERC e ICV-EUiA no obtuvieron ning¨²n diputado en unas elecciones en las que la participaci¨®n fue del 64,79%, ligeramente inferior a la registrada en 2008. En cuanto al Senado, CiU tambi¨¦n escal¨® posiciones con el alcalde de Tortosa, Ferran Bel, al frente.
Tanto el cabeza de lista de CiU, Jordi Jan¨¦, como el del PP, Alejandro Fern¨¢ndez, se mostraron euf¨®ricos. "Nuestra subida es espectacular y la victoria no es improvisada", se?al¨® ayer Jan¨¦. Sin embargo, con el ascenso de la derecha en Tarragona resucitan de nuevo dos viejos fantasmas. El primero, el trasvase de Ebro. No figura en el programa electoral, pero la carpeta de este proyecto no est¨¢ cerrada. En todos los corrillos los populares admiten que si el trasvase no se realiza en esta legislatura ser¨¢ por falta de presupuesto. El segundo fantasma es el de una hipot¨¦tica moci¨®n de censura en el Ayuntamiento de Tarragona, que actualmente gobierna el socialista Josep F¨¨lix Ballesteros en minor¨ªa. La direcci¨®n de CiU dinamit¨® un pacto con el PP en las elecciones locales para preservar su compromiso de respetar la lista m¨¢s votada. Pero los nacionalistas locales urdieron entonces un posible plan: desalojar a Ballesteros de la alcald¨ªa tras las generales si se confirmaba el fracaso del PSOE. Ya lo hicieron en 1989.
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