Buceando en el naufragio de Amy
Ven la luz las grabaciones que Winehouse dej¨® a su muerte hace cuatro meses - La colecci¨®n de canciones in¨¦ditas esboza el retrato borroso de una artista voraz
La ¨²ltima vez que visit¨¦ una librer¨ªa brit¨¢nica, la mesa de novedades estaba tapizada con tomos sobre Amy Winehouse. Una revisi¨®n r¨¢pida me hizo sospechar que no estaba all¨ª lo que buscaba: eran relatos de testigos visuales, moralejas alargadas a dimensi¨®n de libro, mucho corto-y-pego. No localic¨¦ el relato completo que conjugara vivencias y creaci¨®n.
Un deseo prematuro, por lo dem¨¢s: su obra art¨ªstica todav¨ªa est¨¢ incompleta, cre¨ªamos. Amy Winehouse era una entusiasta y presum¨ªa de varios frentes abiertos, como el disco de jazz que planeaba con el saxofonista Soweto Kinch y el baterista Questlove. Cab¨ªa imaginar que quedaron toneladas de experiencias suyas en el limbo de los discos duros, esperando su publicaci¨®n o su reelaboraci¨®n (pero no, como veremos). La primera cata en ese legado se llama Lioness: hidden treasures, que Universal pone en las tiendas el 2 de diciembre, como gran acontecimiento. Comercialmente, lo es: el cat¨¢logo de Amy, esencialmente dos ¨¢lbumes, se reaviv¨® tras su muerte y alcanz¨® nuevos r¨¦cords de venta.
No nos esperan descubrimientos: ya se reba?¨® su archivo para reeditar 'Frank'
Hay una docena de temas que no saldr¨¢n por falta de calidad sonora
Antes de entrar en materia, conviene prescindir de prejuicios. Funciona cierto automatismo en un sector del p¨²blico, que dispara indignado contra cualquier lanzamiento p¨®stumo. Desde las alturas de la ingenuidad, solo se ve en esos casos una operaci¨®n comercial; la realidad resulta m¨¢s compleja. En el tiempo presente, es dif¨ªcil impedir la difusi¨®n de cualquier grabaci¨®n, a pesar de sus posibles deficiencias de sonido o interpretaci¨®n. Y las consecuencias pueden ser penosas. La reputaci¨®n de Jimi Hendrix se vio deteriorada por una avalancha de elep¨¦s legales o piratas; solo ahora, con el control de su familia, se est¨¢ enmendando el desaguisado, con ediciones ordenadas y cuidadas al m¨¢ximo.
Aceptemos que los herederos tienen algo que decir al respecto. Y celebremos sotto voce que algunos fideicomisarios ignoren las instrucciones del difunto, como hizo Max Brod con los papeles de Franz Kafka: gracias a esa "traici¨®n", hoy conocemos El proceso, Am¨¦rica o El castillo. Lamento informar de que seguramente no nos esperan descubrimientos equivalentes entre el patrimonio in¨¦dito de Amy: ya se hab¨ªa reba?ado su archivo para las reediciones ampliadas de Frank y Back to black.
Asumamos que las compa?¨ªas discogr¨¢ficas tambi¨¦n participen en el proceso. Su especialidad, despu¨¦s de todo, es confeccionar discos y se supone que saben distinguir entre el impulso fetichista y la necesidad de configurar una experiencia auditiva tolerable. Ted Cockle, jefe de Island, ha especificado que hay una docena de canciones que nunca ver¨¢n la luz del d¨ªa por carecer de calidad sonora. Claro que nunca se debe decir "nunca": alguna de ellas, como Procastinate, ya se puede localizar en la Red con un t¨ªtulo levemente cambiado.
Esa confluencia de factores explica que en la presentaci¨®n a medios de Lioness, realizada a finales de octubre en un estudio del Soho londinense, fuera un ejercicio de diplomacia y sobreentendidos. As¨ª, se pas¨® de puntillas por parte del repertorio aqu¨ª incluido. No sonaron temas como Valerie, Will you still love me tomorrow y Wake up alone, ya disponibles en otras versiones en discos de Amy, o el eterno Body and soul que grab¨® con Tony Bennett para Duets II.
El responsable del proyecto es Salaam Remi, productor de hip-hop con buena br¨²jula para llegar al gusto m¨¢s mainstream. Socio de Amy desde Frank, busc¨® maquetas, grabaciones olvidadas, primeros pasos para lo que pudo ser el tercer ¨¢lbum leg¨ªtimo. Ese material fue completado con instrumentistas y, en Like a smoke, una parrafada del rapero Nas, otro artista de Salaam por el que, nos cuenta, ella sent¨ªa una afinidad especial.
Lo que queda es un retrato borroso de una artista voraz. En 2002, durante su primer encuentro con Salaam, Amy se puso a cantar La chica de Ipanema sin ensayar; si le fallaba la memoria para la letra, se lanzaba al scat, como han hecho cien mil vocalistas de jazz. Manten¨ªa su querencia por el reggae cl¨¢sico, como evidencia en su lectura de Our day will come, tambi¨¦n grabado aquel a?o.
Amy sab¨ªa del poder curativo del soul. En 2009, en su propia casa, prob¨® con A song for you, balada de Leon Russell, tomando como referencia la versi¨®n de Donny Hatthaway; en un comentario final, Amy Winehouse sit¨²a al desdichado vocalista (supuestamente, se suicid¨® en 1979) en el mismo pedestal que Marvin Gaye. Aproximadamente de la misma ¨¦poca es su Between the cheats, una reflexi¨®n sobre la infidelidad cuyo t¨ªtulo referencia otro pin¨¢culo del soul sensual, Between the sheets, de los Isley Brothers.
No hay grandes revelaciones. Est¨¢ Halftime, un tema destinado a Frank y finalmente no incluido, que justifica ese t¨ªtulo: "Y cuando canta Frank Sinatra / es hasta demasiado / ¨¦l pacifica mi dolor". Aparecen destellos de fatalismo y desaf¨ªo; el oyente puede aplicar algunos versos a las peripecias sentimentales de Winehouse pero se mantiene el misterio.
Amy Winehouse no fue una v¨ªctima de la industria musical. Todo lo contrario: conviene recordar que se benefici¨® de unas escuelas subvencionadas que ofrecen una gran formaci¨®n t¨¦cnica, de un sistema entonces pr¨®spero que puso a su alcance eficaces colaboradores. Desdichadamente, no hab¨ªa ni hay mecanismos para aprender a asimilar el ¨¦xito, a amar el propio cuerpo, a esquivar relaciones de dependencia, a evitar analg¨¦sicos emocionales.
Desde el m¨¢s all¨¢
- The Notorious B.I.G.
(Born again, 1999).
Dos a?os despu¨¦s de que fuera asesinado, se confeccion¨® este disco con material inconcluso y la colaboraci¨®n de Snoop Dog, Eminem o P. Diddy.
- Jeff Buckley
(Sketches for My Sweetheart the Drunk, 1998).
Maquetas sin acabar del disco que grababa antes de ahogarse en el r¨ªo Wolf en 1997.
- Nirvana
(Unplugged in New York, 1994). Grabado, seis meses antes de que Kurt Cobain se suicidara en 1994, para la cadena MTV. Obtuvo en 1996 un Grammy.
- Warren Zevon.
(The Wind, 2003).
M¨¢s que un disco p¨®stumo es una herencia. Puesto a la venta dos semanas antes de su fallecimiento por c¨¢ncer, es el trabajo al que el cantautor y compositor estadounidense dedic¨® sus ¨²ltimas energ¨ªas.
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