Arqueolog¨ªa del Museo Arqueol¨®gico
No solo el contenido, tambi¨¦n el continente respira historia. Con la reforma casi culminada, abre sus puertas para mostrar el nuevo h¨¢bitat de una colecci¨®n ¨²nica
El Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN), sumido durante a?os en un penoso letargo, est¨¢ a punto de culminar su (segunda) gran reforma desde que se inaugur¨® en 1895 el imponente edificio neocl¨¢sico de Antonio Ruiz de Salces y Francisco Jare?o en la calle Serrano. Tras m¨¢s de tres a?os de trabajos, que empezaron en mayo de 2008, abandona el pasado y se convierte definitivamente en un museo del siglo XXI. Su superficie pasa de 27.000 metros cuadrados a 30.000 y el espacio para exposiciones, de 6.000 a 9.300.
Desde esta semana y hasta el 30 de diciembre el Museo organiza visitas guiadas (cita previa en centralita.man@mcu.es o en el tel¨¦fono 91 577 79 12) para mostrar parte de las obras. El nuevo vest¨ªbulo, los nuevos patios, algunas salas expositivas. A este recorrido se a?ade la muestra fotogr¨¢fica Reflejos, de Jos¨¦ Manuel Ballester, donde el fot¨®grafo deja constancia del proceso de rehabilitaci¨®n, que ha sido dirigido por Juan Pablo Rodr¨ªguez Frade y en la que han llegado a participar hasta 30 equipos diferentes. Las obras acabar¨¢n en enero y durante el primer trimestre de 2012 est¨¢ prevista la apertura de alguna colecci¨®n, como la numism¨¢tica (la de mayor volumen: unas 300.000 piezas entre monedas y medallas), la de Grecia o la de Egipto.
La colecci¨®n se est¨¢ reorganizando a lo largo y ancho del nuevo espacio, siguiendo un recorrido cronocl¨®gico.
- Provisionalmente, 30 a?os. El Arqueol¨®gico no se fund¨® en el edificio de Serrano. Arranc¨® sin sede en 1867, en el Casino de la Reina, en Embajadores, que hoy es un jard¨ªn. Un a?o antes se hab¨ªa iniciado la construcci¨®n del Palacio de Bibliotecas y Museos Nacionales, lo que hoy es Biblioteca Nacional y el propio museo. Esta impresionante obra, de las mayores en Madrid junto al Palacio Real y Conde Duque, tard¨® en levantarse 30 a?os, tiempo en que el museo estuvo en Embajadores.
Pero el nuevo edificio tuvo problemas de todo tipo -pol¨ªticos, econ¨®micos...-, seg¨²n relata el historiador y gu¨ªa Paco Juez. "El impulso lleg¨® con el ¨¦xito rotundo de dos exposiciones para celebrar el IV centenario del descubrimiento de Am¨¦rica, que estuvieron durante tres a?os". Aquellas exposiciones inauguraron el nuevo emplazamiento de la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueol¨®gico, "que en una divisi¨®n muy arbitraria solo se queda con un tercio de la superficie". El MAN se inaugur¨® con dos plantas que hoy se han reconvertido en cuatro, aunque no sean visibles al exterior. Luego pas¨® por varias reformas, la m¨¢s importante, junto con la de ahora, de 1968 a 1972.
- Abajo, Atapuerca. En lugar de acceder al museo por una escalera, ahora se desciende a trav¨¦s del jard¨ªn hist¨®rico a un inmenso vest¨ªbulo situado en un nivel inferior a la calle. Este nuevo espacio incluye la recepci¨®n, tienda y librer¨ªa, cafeter¨ªa y sala de talleres. Y en su ala norte, la sala de Introducci¨®n a la Arqueolog¨ªa y toda la colecci¨®n de Prehistoria, desde los testimonios m¨¢s antiguos, con los hallazgos de los yacimientos espa?oles de Atapuerca, Torralba y Ambrona o el del valle del Manzanares. Destacan la colecci¨®n de vasos campaniformes del Neol¨ªtico.
- La de Elche y otras damas. En la planta primera, en su ala norte, est¨¢n las salas dedicadas a los pueblos originarios de la pen¨ªnsula anteriores a los romanos, m¨¢s las civilizaciones de griegos y fenicios. La gran pieza de este espacio es la Dama de Elche, pero no es la ¨²nica. Tambi¨¦n est¨¢n la de Baza y el gran monumento funerario de Pozo Moro.
El ala sur acoge las salas destinadas a Roma (con sus mosaicos de pared y suelo) y la Edad Media. Esta empieza con una ¨¦poca de transici¨®n, desde los principios del cristianismo, con la colecci¨®n de sarc¨®fagos paganos y cristianos. Arranca el periodo propiamente medieval (siglos V hasta el XV) con piezas visigodas como el Tesoro de Guarrazar, encontrado cerca de Toledo, y sus coronas de oro. Tambi¨¦n est¨¢n los restos de la ¨¦poca andalus¨ª, lo isl¨¢mico de la Pen¨ªnsula, con sus arcos del Palacio de La Aljafer¨ªa de Zaragoza, el Bote de Zamora, un bote de marfil para guardar joyas, y piezas procedentes de La Alhambra.
- Pedro, cruel y orante. En la segunda planta sigue la Edad Media y la Edad Moderna hasta el siglo XIX. Dentro del mundo medieval cristiano incluye el rom¨¢nico, g¨®tico y mud¨¦jar, con piezas emblem¨¢ticas: el crucifijo de marfil de Don Fernando y Do?a Sancha, del siglo X, o la estatua orante de Pedro I de Castilla, el Cruel, as¨ª como techumbres mud¨¦jares de madera. Y de la ¨¦poca moderna destacan las porcelanas del Buen Retiro realizadas en la f¨¢brica que cre¨® Carlos III para los palacios reales.
En el ala norte, est¨¢ la secci¨®n donde se cuenta la historia del museo. Y otra con las piezas procedentes de manos privadas (la m¨¢s importante, la del marqu¨¦s de Salamanca) y las colecciones al margen de Espa?a: la del Pr¨®ximo Oriente, Grecia y Egipto.
- Una c¨¢mara acorazada para las monedas. Una de las colecciones m¨¢s importantes del museo es la numism¨¢tica, que se encuentra en la entreplanta. Re¨²ne piezas de todos los per¨ªodos, unas 300.000 en total. Por su valor y por su facilidad de robo, est¨¢n custodiadas en esta c¨¢mara que se mete un poco en la segunda planta de la Biblioteca Nacional y que, en lugar de apoyarse, est¨¢ suspendida sobre la sala de lectura de Cervantes.
En la tercera planta est¨¢n los almacenes y en la cuarta, la direcci¨®n, gerencia, administraci¨®n, talleres de restauraci¨®n y la biblioteca p¨²blica. El recorrido culmina en el s¨®tano, con las salas dedicadas a exposiciones temporales, el sal¨®n de actos y la sala de conferencias.
Una gran obra, un restaurador y un fot¨®grafo
Esta gran reforma del Museo Arqueol¨®gico, que ha tenido un presupuesto de 58 millones de euros, ha sido dirigida por el arquitecto Juan Pablo Rodr¨ªguez Frade (Madrid, 1957), que gan¨® el Premio Nacional de Restauraci¨®n y Conservaci¨®n de Bienes Culturales, en 1995, por la rehabilitaci¨®n del palacio de Carlos V como Museo de la Alhambra. El criterio que ha seguido en el Arqueol¨®gico ha sido "el m¨¢ximo respeto a uno de los edificios m¨¢s importantes de Madrid", explica. "He evitado deliberadamente un dise?o muy de autor, quiero que el visitante lo reconozca, que lo identifique".
El arquitecto tambi¨¦n ha buscado algo menos prosaico que la mera imagen. "Intento que sea un museo silencioso y tranquilo, un oasis en medio de este ruidoso mundo. He querido recuperar esa emoci¨®n que nos transmiten muchos museos del XIX desde un lenguaje contempor¨¢neo".
La madera de dos clases (de merbau y de roble) es uno de los materiales que ha utilizado "porque funciona muy bien ac¨²sticamente y clim¨¢ticamente". El m¨¢rmol travertino, tan ligado a Roma y a la arqueolog¨ªa es el otro noble material utilizado. ?Lo m¨¢s dif¨ªcil de la rehabilitaci¨®n? "Conseguir el equilibrio de un edificio de estas caracter¨ªsticas con un museo con las necesidades actuales sin sacrificar elementos importantes".
Todo el complejo proceso de las obras queda reflejado a trav¨¦s de las im¨¢genes de Juan Manuel Ballester (tambi¨¦n premio Nacional, en este caso de Fotograf¨ªa, 2010) instaladas en grandes paneles a lo largo de los espacios que se pueden visitar ahora y en una videoinstalaci¨®n dirigida por ¨¦l donde realiza una po¨¦tica interpretaci¨®n del espacio arquitect¨®nico.
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