Europa habla alem¨¢n
Cinco Gobiernos derribados, sus sucesores abrazan cual n¨¢ufragos la austeridad mortis y las reformas estructurales condenando a sus econom¨ªas a un par¨®n de caballo; los tecn¨®cratas al poder en Italia y Grecia; Sarkozy laminado, el eje Berl¨ªn-Par¨ªs ya solo tiene una rueda, ya no nos queda Par¨ªs, solo Berl¨ªn; Portugal en la basura; Rajoy solo piensa c¨®mo conseguir ablandar a Merkel, logrando protecci¨®n econ¨®mica de la mayor econom¨ªa de Europa y del banco central de Fr¨¢ncfort, a cambio de consumar un corte de pelo al cero sobre la econom¨ªa espa?ola, haci¨¦ndolo m¨¢s digerible a una ciudadan¨ªa que a¨²n no ha somatizado el poder absoluto logrado por el centro-derecha; el incendio ya ha prendido en el coraz¨®n de Europa, las llamas lamen incluso la supuesta rocosa solidez de Alemania, que supera en deuda p¨²blica a Espa?a y con un importante sector de su banca tambaleante. La nueva canciller de hierro, Angela Nein: no a los eurobonos, no al BCE como prestamista de ¨²ltima instancia, ya lo ha conseguido. Europa ya habla alem¨¢n, aunque la crisis tambi¨¦n lo haga, como pone de manifiesto el sopapo recibido por el bund alem¨¢n el mi¨¦rcoles. Los inversores huyen de todo lo que huela a Europa. Ya no est¨¢ en juego, como en 1943 en la Bolsa de Stalingrado, lo mejor de la Wehrmacht, sino el euro quebrado a punto de rendirse, y con ¨¦l Europa. A diferencia de Paulus, el mariscal que mandaba el Sexto Ej¨¦rcito alem¨¢n en la hecatombe del frente oriental, que capitul¨® ante Stalin desobedeciendo a Hitler, Merkel no se rinde. Al menos, de momento.
Quiero creer que, ante el precipicio, Angela Merkel aceptar¨¢ un nuevo papel para el BCE
Esta es la historia de una devastaci¨®n pol¨ªtica, monetaria y financiera, incluso psicol¨®gica, que no se detiene en el Viejo Continente, sino que proyecta su alargada sombra de desconfianza sobre Estados Unidos, tambi¨¦n atrapada en una crisis de deuda y una incapacidad de consenso pol¨ªtico similar al europeo, y el resto de la econom¨ªa mundial. Se ironiza con que Merkel es la ¨²nica pol¨ªtica que puede impedir la reelecci¨®n de Obama. El contagio es global. Se llama pandemia. Ayer se reunieron en Buenos Aires los ministros de Econom¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos miembros de Unasur para discutir c¨®mo protegerse de la crisis europea. El mundo es de verdad un pa?uelo. ?Qui¨¦n manda en Europa? No lo hacen las instituciones de Bruselas, ninguneadas por Alemania, que eligi¨® personajes grises y manejables que han permitido el mangoneo intergubernamental, sobre todo de Berl¨ªn, con Par¨ªs en el transport¨ªn, en detrimento del procedimiento comunitario. Merkel responde con desd¨¦n y desprecio institucional a Barroso y a su men¨² de tres platos para establecer los eurobonos. "Manda la se?ora", en frase de Romano Prodi, expresidente italiano de la Comisi¨®n. Con el apoyo del Banco Central Europeo, germanizado. M¨¢s los mercados, la trinidad de las agencia calificadoras, y la influencia de grandes cabeceras de la prensa anglosajona: El Wall Street Journal, el Financial Times y el Economist. Para cerrar el c¨ªrculo, debi¨¦ramos poder votar al Bundestag. El concepto cl¨¢sico de soberan¨ªa y de naci¨®n periclitan. Ya cedimos soberan¨ªa a Bruselas y solo abandonaremos el abismo ahondando en este proceso desnacionalizador. O la ruptura del euro y el fin de la UE, pasando antes por Europa a dos velocidades, ya existe de hecho, o peor, dos Europas.
No tiene sentido, por tanto, est¨¢ caduco el discurso de Rajoy: "La nuestra es una gran naci¨®n, debemos ser grandes dentro de Europa, devolver a los espa?oles el orgullo de serlo". Nos bastar¨ªa con que Europa fuera grande y con sentirnos orgullosos de ser europeos. La globalizaci¨®n no permite otra cosa. No nos hagamos trampas al solitario con la ret¨®rica grandeza. Antes hay que salvar la moneda ¨²nica, fundamento sobre el que descansa un futuro mejor para los europeos. Lo mejor de esta pesadilla que vivimos es que nos da la oportunidad de enterrar la vieja Europa. Un influyente medio alem¨¢n, la revista Der Spiegel, lo ha visto muy bien. Basta de quejarse, Europa solo puede ser salvada si es completamente reinventada. La crisis financiera es el punto de no retorno en la historia de la unificaci¨®n europea. "La vieja Europa, esa construcci¨®n de unidad alojada en imponentes edificios en Bruselas, la visionaria colecci¨®n de ideas acerca de la paz, la prosperidad, la Europa de grandes palabras e impenetrables tratados. Esa Europa ya no existe". Quiero creer que, ante el precipicio, la canciller Merkel pesta?ear¨¢ primero, como hizo Jruschov ante Kennedy en la crisis de los misiles de Cuba. Ceder¨¢ sobre alguna f¨®rmula de eurobonos y aceptar¨¢ un nuevo papel para el BCE, pero nunca antes de conseguir que los pa¨ªses m¨¢s divergentes observen los sem¨¢foros rojos de disciplina, o sean castigados. Previo cambio de los tratados. No querr¨¢ pasar a la historia como la canciller que acab¨® con la zona euro.
fgbasterra@gmail.com
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