Nuestra verdadera prima de riesgo
M¨¢s all¨¢ de las nefastas consecuencias que para la econom¨ªa de algunos pa¨ªses tiene el elevado coste de su deuda soberana, lo que m¨¢s me inquieta es otra deuda mil veces m¨¢s elevada y peligrosa, que incomprensiblemente para muchos es a¨²n invisible, a saber, la deuda ecol¨®gica que en forma de cambio clim¨¢tico que nuestra sociedad global est¨¢ generando y de cuyas consecuencias prefieren no hablar pol¨ªticos y economistas.
Los niveles de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica planetarios y sus dantescas consecuencias clim¨¢ticas son y van a ser en nuestro futuro mediato, m¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa, los indiscutibles protagonistas de nuestros quebraderos de cabeza, motivo por el cual la comunidad internacional deber¨ªa de una vez tomar sin dilaci¨®n decididas medidas globales para evitar que el estallido de la burbuja ecol¨®gica no acabe con nuestra civilizaci¨®n.
Sin m¨¢s demora debemos frenar la actual escalada de nuestra prima de riesgo ambiental respecto a la era preindustrial, para no sobrepasar la temida y ya muy cercana l¨ªnea roja.
La receta para ello -consistente en una apuesta masiva por las energ¨ªas renovables, el ahorro energ¨¦tico y la sostenibilidad- es tambi¨¦n curiosamente la mejor receta para crear empleo y superar la actual crisis econ¨®mica en la que estamos inmersos.
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