Un caso patol¨®gico
La intervenci¨®n del Banco de Valencia, aquejado de una ruina galopante, ha puesto en el escaparate el asombroso caso del sistema financiero valenciano, pr¨¢cticamente desaparecido en seis meses a causa de p¨¦simas decisiones estrat¨¦gicas y de las malas pr¨¢cticas de sus gestores. El Banco de Valencia no es una gran entidad, y el impacto de su entrada en el Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria (FROB) no parece demasiado elevado. Pero es un ejemplo perfecto de las p¨¦simas consecuencias que puede acarrear a un banco o una caja de ahorros la confusi¨®n entre pol¨ªticos y gestores financieros. Los casos de Bancaja (integrada en Bankia para evitar su quiebra), la CAM y el propio Banco de Valencia demuestran que en la Comunidad Valenciana ha ejercido durante los mandatos del PP una gesti¨®n peculiar e incontrolada de las instituciones bancarias que, a la postre, ha causado p¨¦rdidas y quiebras. Estamos ante un caso de patolog¨ªa financiera digno de estudio.
Sirva como muestra el hecho de que Jos¨¦ Luis Olivas, expresidente de la comunidad, exconsejero de Hacienda con Eduardo Zaplana y exconcejal de Hacienda con Rita Barber¨¢, est¨¦ en el v¨¦rtice de un tri¨¢ngulo formado por el poder pol¨ªtico (el PP y la Generalitat valenciana), el Banco de Valencia y Bancaja, en los dos ¨²ltimos casos como presidente. El modelo del PP en la autonom¨ªa ha consistido en ocupar el poder en las instituciones financieras y utilizar los recursos de las cajas sin control ni medida, a discreci¨®n. Con el dinero de las entidades financieras, controladas por cargos pol¨ªticos, se financiaron varias ruinas y quiebras, como Terra M¨ªtica, el circuito de F¨®rmula 1, la liberalizaci¨®n de la Sanidad (en la que se involucr¨® una empresa participada por CAM y Bancaja) o el aeropuerto de Castell¨®n. Con esta cartera de inversiones, cabe deducir que los Gobiernos auton¨®mico y municipal de la regi¨®n impusieron al sistema financiero obligaciones de inversi¨®n sin rentabilidad alguna.
La participaci¨®n directa de representantes pol¨ªticos en las cajas de ahorros ha sido un asunto controvertido y no existen conclusiones terminantes al respecto. En algunos casos ha dado lugar a gestiones excelentes, como en el caso de las cajas vascas, Caja Navarra, Asturias o Murcia. Por lo general, el ¨¦xito de las cajas es inversamente proporcional a la intervenci¨®n de los representantes pol¨ªticos en la gesti¨®n. En otros casos, el manoseo pol¨ªtico y el af¨¢n por utilizar las cajas como ventanilla para financiar las inversiones megal¨®manas de las autonom¨ªas (para ganar o mantener el voto) han conducido a fracasos como el de Galicia, Valencia o la intervenci¨®n de la CCM (Caja Castilla-La Mancha). El modelo financiero ya ha cambiado en toda Espa?a, con la formaci¨®n de Bankia, Banca C¨ªvica y otros bancos procedentes de fusiones de cajas. Pero el peso de la intervenci¨®n pol¨ªtica ejercido durante lustros en el sistema financiero todav¨ªa puede producir sorpresas.
El nuevo Gobierno dir¨¢ si la reforma financiera puede darse por concluida o si son necesarios nuevos desarrollos, como una nueva ronda de fusiones o el llamado banco malo (una f¨®rmula descarada de socializar las p¨¦rdidas). Pero hoy cabe preguntarse si existen responsabilidades pol¨ªticas y civiles en la quiebra generalizada de la banca valenciana. Como la respuesta es evidente, quiz¨¢ el problema sea que nadie est¨¢ dispuesto a exigirlas.
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