El c¨®mic reivindica su autonom¨ªa
Un seminario del Consello da Cultura constata la madurez art¨ªstica de la historieta - Kiko da Silva augura la "normalidad" del tebeo gallego "en 10 a?os"
Es hora de que el c¨®mic deje de sentir necesidad de justificarse: las obras se defienden por s¨ª mismas. Ya no es tiempo de desgastados debates sobre si es o no arte. Ni es tan imperiosa la urgencia de reclamar espacio en la "alta cultura". Porque la historieta es, desde hace d¨¦cadas, adulta e independiente. Aut¨®noma respecto a fines como el pedag¨®gico. As¨ª lo reivindic¨® la jornada Arte+Narrativa Gr¨¢fica, celebrada esta semana en el Consello da Cultura Galega de Santiago. Lo dijo bien claro la editora e historiadora del arte Gemma Sesar: "Los del c¨®mic parece que estamos siempre intentando justificarnos. Y no hace falta, porque el c¨®mic ya se justifica s¨®lo". Y Miguelanxo Prado a?adi¨®: "El arte del siglo XX quedar¨ªa muy cojo si le quitamos el c¨®mic, la ilustraci¨®n y la animaci¨®n".
Prado apuesta por ayudar a la historieta a trav¨¦s de la promoci¨®n
C¨®mic no es solo mainstream. Es tambi¨¦n el underground de los setenta. Es b¨²squeda de alternativas narrativas y est¨¦ticas pues, tal como indic¨® el dibujante Juanjo Guarnido en Compostela, "todos los movimientos pict¨®ricos estaban representados en el c¨®mic en los ochenta". La evoluci¨®n de la historieta permite, seg¨²n destac¨® el profesor Ricardo Anguita, reconocerla en la esfera de la "alta cultura". El c¨®mic se independiz¨® de la prensa, en donde hab¨ªa nacido a finales del XIX en Estados Unidos. Las tem¨¢ticas fueron diversific¨¢ndose y las tiras de superh¨¦roes renovaron su entusiasta acogida en la Segunda Guerra Mundial. El fil¨®n lo aprovechado m¨¢s adelante, en los setenta, la Marvel. En paralelo se desarroll¨® el c¨®mic underground, su expresi¨®n contracultural.
"El c¨®mic puede entenderse hoy como expresi¨®n de su creador. Alcanz¨® la autonom¨ªa", se?al¨® Anguita. No siempre fue as¨ª. Gemma Sesar lo ejemplific¨® con la historia del c¨®mic gallego. La militancia antifranquista y la defensa de la cultura y el idioma gallegos sustentaron la labor de los pioneros, Reimundo Pati?o y Xaqu¨ªn Mar¨ªn, o del Grupo do Castro, en los setenta. En esa ¨¦poca surgi¨® la revista Vagalume. "Uno de los problemas del c¨®mic es que se consider¨® una herramienta educativa. No creo que tenga que ser ese necesariamente su sentido, como no lo es en la pintura o en la escultura", opin¨® Sesar.
Desde el p¨²blico del encuentro Arte+Narrativa Gr¨¢fica, el autor y editor Kiko da Silva reivindic¨®, precisamente, la consideraci¨®n del c¨®mic como cualquier otro tipo de arte. El contenido de su intervenci¨®n confluy¨® con la del catedr¨¢tico de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y escritor Antonio Altarriba. "La literatura reconoce el papiro o la inscripci¨®n en piedra como antecedentes. Pero cuando se trata de determinar el origen del c¨®mic, se recurre a criterios restrictivos seg¨²n factores ajenos a la narratividad de la imagen", sostuvo. Altarriba se?al¨® precedentes como las Cantigas de Santa Mar¨ªa, con su relato en im¨¢genes de los milagros de la Virgen.
A la necesidad de tratar el c¨®mic con los mismos par¨¢metros que otras artes aludi¨® tambi¨¦n Miguelanxo Prado en uno de los debates abiertos por Gemma Sesar: las ayudas p¨²blicas. Kiko da Silva advirti¨® de la dependencia de subvenciones. Prado defendi¨®, lejos de la "cultura de la subvenci¨®n", que, para competir en igualdad de condiciones, la historieta gallega debe ser apoyada a trav¨¦s de la promoci¨®n. Sesar denunci¨® que, en los noventa, la historieta gallega perdi¨® la oportunidad de conformar una industria propia. Hab¨ªa autores e historias que contar, como demostraron publicaciones underground Xofre, Valiumdiez o Frente Comixario. La experiencia de Golfi?o contribuy¨® a crear p¨²blico y a dar a conocer a los artistas, como m¨¢s adelante Barsowia y BD Banda. "La industria se est¨¢ generando por s¨ª sola", apunt¨® Da Silva, "y en unos diez a?os la situaci¨®n se habr¨¢ normalizado".
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