Contra la ciencia l¨²gubre
Ha sido tal la potencia de la obra literaria de Jos¨¦ Luis Sampedro que ha hecho subsidiarias otras facetas anteriores de su vida intelectual. Por ejemplo, la de economista y maestro de economistas. Cuando a Sampedro le conceden otro premio, sus disc¨ªpulos sonr¨ªen porque es como si se lo hubieran dado a ellos. Todas aquellas cohortes de estudiantes que crecieron empollando la Estructura econ¨®mica que firm¨® con Rafael Mart¨ªnez Corti?a, y que desvelaba lo que existe al otro lado del espejo.
Dentro de su profesi¨®n, Sampedro ha sido orillado por los que llegaron a creerse que la econom¨ªa era una ciencia natural con sus propias leyes, y que se podr¨ªa comprender apelando a las decisiones racionales de los mercados. No es as¨ª como tampoco la competencia es perfecta ni la informaci¨®n fluye de igual modo para todos. La crisis que tanto nos hace sufrir en estos a?os es un ejemplo de ello. Al mismo tiempo que Galbraith divulgaba en EE UU que es imposible entender los fen¨®menos econ¨®micos si se los a¨ªsla del desarrollo del poder, en Espa?a lo hac¨ªa Sampedro. Fue un pionero. Estuvo contra los chamanes que han contribuido a la debacle que nos asuela con la defensa de teor¨ªas que o bien han ignorado los factores clave de lo que estaba sucediendo (que la libertad entre desiguales es como meter a la zorra en el gallinero) o lo que es peor, los excluyeron intencionadamente por motivos ideol¨®gicos para favorecer una determinada agenda pol¨ªtica favorable a la desregulaci¨®n (y a la autorre-gulaci¨®n, que es su enfermedad infantil) de los mercados. Aquellas doctrinas formaron parte del pensamiento ¨²nico de los ¨²ltimos 30 a?os y los que las enarbolaron en buena parte forman el ej¨¦rcito de lo que Robert Skidelsky, el bi¨®grafo can¨®nico de Keynes, ha denominado "los mayordomos del poder" que adecuaban sus investigaciones a los estados de ¨¢nimo dominantes.
Sampedro los desnud¨® de sus conocimientos aparentemente cient¨ªficos -en realidad, ideol¨®gicos- en bastantes de sus libros. Yo citar¨ªa, a vuelapluma, tres: Las fuerzas econ¨®micas de nuestro tiempo, La inflaci¨®n en versi¨®n completa (un librito que su autor reivindica con especial entusiasmo) y Conciencia del subdesarrollo. Su compromiso intelectual -ahora al lado de los indignados- es consecuencia de su pensamiento. En los textos de Sampedro tiene este movimiento la argamasa de las tesis que ha de desarrollar para ser m¨¢s influyente. No deja de ser magn¨ªfico que los maestros nonagenarios todav¨ªa tengan tantas cosas que ense?arnos. Para ¨¦l la econom¨ªa no ha sido nunca la ciencia l¨²gubre de Carlyle, sino una disciplina de conocimiento que deja caer las coartadas de los que sin legitimidad democr¨¢tica quieren seguir mandando y distribuyendo a su antojo. Por eso nos ense?¨® a amar a la econom¨ªa.
Babelia
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