El extra?o idilio entre Bach y el 'techno' de Detroit
Francesco Tristano reivindica con su acercamiento al piano el parentesco entre la m¨²sica antigua y la electr¨®nica
Si hubiera un punto sonoro equidistante entre el Leipzig de la primera mitad del siglo XVII y el Detroit de comienzos de los noventa se llamar¨ªa Francesco Tristano. Luxemburgu¨¦s de nacimiento y barcelon¨¦s de adopci¨®n, virtuoso del piano de 30 a?os embarcado en una revoluci¨®n que transforme la concepci¨®n original del instrumento, responde con su talento y sus grabaciones a una extra?a pregunta: ?Tienen algo en com¨²n el techno y la m¨²sica de Bach? "En la m¨²sica barroca y prebarroca, por ejemplo, el bajo es fundamental, todo se consolida a partir de ah¨ª. Al techno y a la electr¨®nica, al no haber una hegemon¨ªa clara de sonidos, le sucede lo mismo. Los productores modernos, como ya anticip¨® Cage, piensan en t¨¦rminos de sonidos, y no en notas o conceptos arm¨®nicos o mel¨®dicos", explica en la cafeter¨ªa de un hotel de Madrid.
El virtuoso publica un disco que mezcla al genio barroco con Cage
Tristano, m¨²sico precoz que descubri¨® su genio en las teclas de un piano que nadie usaba en su casa ("creo que fue un movimiento estrat¨¦gico de mi madre") y que acaba de publicar con Deutsche Grammophon un disco que une algunas obras de Bach y John Cage (bachCage), se mud¨® a los 16 a?os a Nueva York a estudiar en la prestigiosa Juilliard School. Y, ay..., los clubes de electr¨®nica de Nueva York y la noche le proporcionaron una segunda educaci¨®n, digamos que menos ortodoxa. "La electr¨®nica sustituy¨® al jazz, un punto de no retorno". En el Nueva York de Giulliani descubri¨® la fuerza f¨ªsica del sonido de m¨²sicos como Carl Craig, Derrick May o Kenny Larkin. La banda sonora de la ciudad sobreindustrializada se abr¨ªa paso entre su pasi¨®n por la espiritualidad de Bach y su sentido religioso del sonido.
"Bueno, los clubes tambi¨¦n tienen ese aire de templo religioso... no soy el primero que hace la comparaci¨®n. Pero tengo que decir que Bach era un bon vivant. Ten¨ªa 20 hijos y hay documentos que atestiguan que le mandaban puros muy especiales y vino franc¨¦s. Esa es una imagen mucho m¨¢s terrenal del compositor que la que tenemos. La Iglesia fue su jefe, su empleador. Como los grandes pensadores: Newton, Spinoza... ?qu¨¦ iban a decir! La espiritualidad de Bach trascend¨ªa a eso".
A Tristano solo le interesa la m¨²sica compuesta antes y despu¨¦s de la invenci¨®n formal del piano que conocemos hoy (sostiene que es el precursor del sintetizador). Como le suced¨ªa a Glenn Gould (le brillan los ojos al hablar de ¨¦l y de sus Variaciones Goldberg), no tiene ning¨²n inter¨¦s en interpretar a compositores de la ¨¦poca dorada del instrumento como Chopin, Schumann o Schubert. "Ese periodo no deja mucho espacio, lo conocemos demasiado. Yo no juego a eso, prefiero los extremos del repertorio. M¨²sica para teclado, pero no para piano. Hay compositores geniales para clave o que no han sido grabados al piano. Yo me sit¨²o en los extremos del continuo. Las partituras del siglo XXI tienen mucho en com¨²n con las antiguas. La ¨¦poca rom¨¢ntica ha sido una excepci¨®n en la historia de la m¨²sica".
Debut¨® con Aufgang, el d¨²o de pianos de cola y sintetizador que form¨® en Juilliard con su amigo Rami, en el S¨®nar de 2005 (volvieron en 2010 en un espect¨¢culo asombroso). Ahora est¨¢n a punto de lanzar su segundo ¨¢lbum. M¨¢s tarde, entre recitales y colaboraciones, imprimi¨® su particular sonido en Idiosynkrasia, un ¨¢lbum grabado en el estudio de Carl Craig en Detroit con un Steinway & Sons de cola (aunque reivindica la perfecci¨®n t¨¦cnica de los Yamaha) que les llev¨® un a?o conseguir. Era el ¨²nico que le val¨ªa: ten¨ªa unos bajos perfectos. "Carl me abri¨® las puertas de su estudio, pude utilizar todos los sintes originales de la ¨¦poca de los ochenta para el ¨¢lbum. Alucinante". Quedaba trazada as¨ª la l¨ªnea perfecta entre un lado y otro del oc¨¦ano de la m¨²sica. Entre la iglesia de Santo Tom¨¢s en Leipzig y Detroit.
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