Trajes para la historia
Los majestuosos jardines del Museo Rodin en Par¨ªs son un lugar apropiado para que las cosas empiecen o acaben. Son tan bonitos, ordenados y evocadores como para otorgar la trascendencia que todos anhelamos -y raramente logramos- para el principio o fin de las cosas. Por motivos que no guardan necesaria relaci¨®n con las expresivas esculturas que este espacio alberga, es un lugar recurrente para los momentos de cierto dramatismo de la moda reciente. Aqu¨ª se despidi¨® Valentino de su oficio y Tom Ford cerr¨® su etapa en Yves Saint Laurent. Se vio el ¨²ltimo desfile de Dior con John Galliano y tambi¨¦n el primero sin ¨¦l. En otro orden de cosas, tal vez menos tenso, fue en este buc¨®lico entorno donde vimos a Carla Bruni, por primera vez, en una pel¨ªcula de Woody Allen.
Un libro que solo muestra un solo tipo de im¨¢genes se vuelve mon¨®tono. Me gusta la variaci¨®n, la sorpresa
"Como fot¨®grafo buscas inspirar un sue?o. Pero con los vestidos de alta costura, el sue?o ya est¨¢ ah¨ª"
Una tarde de julio de 2010, en estos jardines, Patrick Demarchelier dispar¨® las primeras fotograf¨ªas espec¨ªficamente pensadas para el libro Dior Couture, que ahora edita Rizzoli. Una publicaci¨®n que inmortaliza un centenar de piezas de alta costura creadas en los 64 a?os de historia de la casa, es decir, entre 1947 y 2011. Aquella sesi¨®n tuvo lugar justo despu¨¦s de que se presentara la colecci¨®n de Dior para oto?o-invierno 2010, una de las mejores de la ¨²ltima etapa de John Galliano como director creativo. El dise?ador brit¨¢nico entreg¨® entonces una secuencia de mujeres-flor de intensos colores que suscit¨® admiraci¨®n generalizada. La extrema delgadez que ¨¦l exhib¨ªa cuando sali¨® a saludar, disfrazado como un cazador de mariposas, hubiera debido alertarnos a todos de los problemas que acabar¨ªa esgrimiendo como causas del lamentable incidente que provocar¨ªa su salida de la firma en marzo del a?o siguiente, a los 50 a?os.
Aquel d¨ªa, el fot¨®grafo franc¨¦s, como muchos otros, qued¨® subyugado por la extra?a belleza de aquellas flores de invierno recortadas en el luminoso vergel. "Fue un momento de gracia", admite. "Tras el desfile, todas las modelos estaban en el jard¨ªn. Estaba feliz y me dije: 'esto es fant¨¢stico". Demarchelier recuerda los primeros disparos de este proyecto sentado en un banco en los mismos jardines. Ha pasado m¨¢s de un a?o y la conversaci¨®n tiene lugar un d¨ªa de octubre extra?amente caluroso. Otro desfile acaba de terminar. El de la segunda colecci¨®n de Dior sin John Galliano. El equipo que comanda su antiguo ayudante Bill Gaytten -a la espera de que se nombre un nuevo director creativo- ha mostrado un trabajo pl¨¢cido que busca lograr un efecto sedante en la agitada actualidad de la casa.
Involuntariamente, lo mismo podr¨ªa decirse del libro de Demarchelier. En el avispero de quinielas sobre qui¨¦n podr¨ªa suceder a John Galliano como director creativo, sus fotograf¨ªas son un refugio de homenaje, admiraci¨®n y respeto por el trabajo de quienes han estado al frente de la m¨¢s emblem¨¢tica firma de alta costura de Par¨ªs. Tras la s¨²bita muerte de Christian Dior en 1957, le sucedi¨® brevemente su ayudante Yves Saint Laurent, y despu¨¦s, Marc Bohan (que estuvo casi 30 a?os en el puesto), Gianfranco Ferr¨¦ (entre 1989 y 1996) y John Galliano (desde 1997 hasta 2011).
La idea de 'Dior Couture' surgi¨® tres a?os atr¨¢s, mientras Demarchelier realizaba un reportaje para la revista Vanity Fair. Por desgracia para la narrativa de este art¨ªculo, no fue mientras contemplaba El pensador, acaso la m¨¢s famosa escultura de Auguste Rodin, sino en los talleres de alta costura de Dior. Que siguen ubicados en el mismo n¨²mero de la avenida de Montaigne, el 30, donde Christian Dior abri¨® su primer local en 1947. "Era la primera vez que estaba all¨ª y qued¨¦ fascinado", recuerda el fot¨®grafo. "He incluido una foto de los artesanos al principio del libro, porque me inspiraron gran respeto. Quise revivir y mostrar la alta costura de la casa, del pasado al presente". Para ello utiliz¨® algunas im¨¢genes de su archivo -realizadas para revistas como Vogue o para el calendario Pirelli- y dispar¨® otras nuevas.
Durante un a?o y medio, los trajes de alta costura han viajado desde Par¨ªs hasta Shangh¨¢i o Nueva York. El objetivo era que las fotograf¨ªas captaran entornos y situaciones diferentes. Tambi¨¦n por eso se han realizado en colaboraci¨®n con varias estilistas. "Un libro que solo muestra un tipo de instant¨¢neas (por ejemplo, desnudos o retratos) puede volverse mon¨®tono. Me gusta la variaci¨®n, la sorpresa. El tema era la alta costura y eso me permit¨ªa un gran abanico de fotos. Quer¨ªa sorprender a los lectores". Se nota ya desde su an¨¢rquico discurso que Demarchelier, de 68 a?os, huye del aburrimiento. Afincado en Nueva York desde 1975, fue all¨ª donde empez¨® a trabajar como fot¨®grafo. "Sucedi¨® por casualidad", confiesa. Ten¨ªa 17 a?os cuando su padrastro le regal¨® su primera c¨¢mara, pero cuando se instal¨® en Estados Unidos su trabajo despert¨® el inter¨¦s del tipo que le revelaba las fotos. Fue ¨¦l quien le anim¨® y le puso en contacto con profesionales. Empez¨® a colaborar con medios y marcas y se forj¨® una carrera ecl¨¦ctica. A lo largo de m¨¢s de treinta a?os de profesi¨®n, una cierta elegancia en la mirada ejerce como ¨²nico hilo conductor. En 2008 se exhibieron en el Petit Palais de Par¨ªs 400 de sus retratos. Im¨¢genes que tratan con el mismo mimo a Diana de Gales y a su perro. "Lo que m¨¢s temo es la rutina", admite con una dicci¨®n tan bailarina y caracter¨ªstica que parece llamada a confirmarlo.
"No puedes m¨¢s que amar la alta costura. Es el sue?o de un fot¨®grafo. Los materiales, la ejecuci¨®n, los infinitos peque?os detalles, la precisi¨®n, la gran cantidad de trabajo escondido bajo esa belleza y perfecci¨®n. Como fot¨®grafo anhelas inspirar un sue?o, pero con los vestidos de alta costura, el sue?o ya est¨¢ ah¨ª", afirma. Se r¨ªe bajo el ardiente sol de un verano que se niega a terminar por mucho que el calendario se empe?e en que ha llegado el turno del oto?o. Luz que vence a la tormenta es tambi¨¦n lo que consiguen sus fotos. Permiten que en este momento de incertidumbre Dior se reconcilie con su historia y reivindique el legado de todos sus dise?adores.
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